Hemos asistido estos días como millonarios de Francia, E.E.U.U. o Alemania (una minoría siempre) pedían, aparentemente contra-natura, que subiesen los impuestos a los más ricos.
Los más acaudalados, verdaderos gobernantes mundiales
Estos días vemos como Merkel a través de su fiel escudero ZP, convertido en vanguardia neoliberal europea, propicia un cambio en la Constitución de otro país que se presupone soberano. Pero claro, al igual que en el caso de Grecia, eso de la soberanía nacional queda aparcado cuando se trata de la economía y es que la UE nunca fue tanto unión de pueblos sino de mercados y la gente, los que no estamos forrados, claro, nunca fuimos la prioridad.
Este cambio supone que el déficit público tendrá un tope fijado por la UE, recogido en la Constitución que se modificará por acuerdo de los políticos y no será refrendado en referendum. El objetivo es no gastar por encima de lo que se ingresa para dar confianza a los que nos prestan dinero (deuda publica) y nos lo sigan prestando Esto supondrá, en principio, recortar la posibilidad de inversión en servicios públicos y los proyectos más ambiciosos de infraestructuras. Es decir, limitar la inversión en cosas que pueda necesitar la gente, en especial los que tenemos menos recursos y en época de crisis.
Y todo para que unos pocos inversores tengan asegurado que van a cobrar por la deuda española ya que la Constitución obligará a no gastar en algo que pueda necesitar la mayoría. Buscar tener las cuentas en orden y ratificarlo en la Constitución da confianza a los mercados. Es decir, se legisla para dar tranquilidad a unos pocos millonarios en contra de los intereses de la mayoría. Lo más siniestro de todo esto es que lo que más conviene para la generación de empleo y tejido productivo es que esta gente este muy tranquila y ganando más dinero aún. El capitalismo no admite que los ricos sean menos ricos para su buen funcionamiento.
Pero, no obstante, tal y como apuntó acertadamente Rubalcaba hace poco para justificarse, no es tan importante el tope de gasto como en que se gasta el dinero. El problema es que donde gobierna el Psoe tampoco es ejemplo de gasto adecuado y fue su partido el que propició la ley que permite el desbaratamiento de la Sanidad Pública.
Aunque se ganase un referendum y siguiésemos sin un tope de déficit constitucional (cosa que siempre sería más deseable), lo importante seguiría siendo como gastan ellos nuestro dinero. Por tanto, el principal problema sigue siendo que los gestores del dinero público son los políticos.
Es tanta nuestra sumisión al poder real, el financiero, que nuestro ministro "sindicalista" promueve nuevas medidas que precarizan aun más la contratación y se resigna diciendo que "es mejor la temporalidad que el paro". Claro, que no son los legisladores ni sus hijos los que van a sufrir esta temporalidad y como no va con ellos es más fácil poder sacar adelante estas medidas.
También está de saldo la seguridad social de las nuevas contrataciones, tanto que ya ni lo van a tener que pagar los contratantes, lo pagará la Sanidad o la Educación públicas que es lo más jugoso a la hora de recortar. Claro está de nuevo, que es muy fácil hacer todo esto cuando saben que ni ellos (legisladores), ni sus familias acuden habitualmente a la Sanidad pública y ni siquiera sus pensiones serán como las de la mayoría de nosotros, además de la que tienen por lo privado.
Ofrecen todo tipo de dulces para ver si al selecto paladar empresarial le da la gana catarlos y contratar a gente, ya que ahora serán siempre temporales, con más temor en sus puestos de trabajo y les saldrán mucho más baratos, a costa de la caja de todos como siempre.
Por otro lado, está la ya redundante propuesta de subir los impuestos a las rentas más altas (se viene proponiendo y retirando desde Junio). Por un lado no pueden porque muchos de los ricos no pagan impuestos ya que no figuran en la sociedad como tales. Esta gente se disfraza ante Hacienda de sociedades patrimoniales y se ponen salararios de mileuristas. Además de cuentas millonarias secretas como aquellas del HSBC suizo de políticos y empresarios españoles que sumaban millones de euros evadidos de impuestos y de las que nunca se volvió a saber nada, gracias a la prescripción del delito que propició la justicia española con sus continuas moratorias y repugnante desidia (1).
También las Sicav protegen las grandes fortunas del fisco y parecen ser intocables. Por otro lado, tampoco pueden hacerlo en serio porque sería para ellos escupir para arriba o escupir a sus amigos, los que les pueden ofrecer un puesto relajado de consejero en alguna multinacional o banco, o los que financian su partido y demás trapicheos.
Hemos asistido estos días como millonarios de Francia, E.E.U.U. o Alemania (una minoría siempre) pedían, aparentemente contra-natura, que subiesen los impuestos a los más ricos. Es, en realidad, un gesto demagógico y egoísta encaminado únicamente a obtener notoriedad y a salvar un barco que empieza a hacer aguas y que es el que les garantiza su status privilegiado. No les interesa que se pare la rueda del consumo ni que se asalvaje la sociedad al estilo Ingles o Griego de los últimos tiempos y por eso sueltan un poco de calderilla a la vez que empatizan con el populacho y se ganan su afecto.
Queda, por tanto, la posibilidad de recuperar el impuesto sobre patrimonios, extinto por este gobierno, con esa famosa frase de Zapatero "bajar los impuestos es de izquierdas". Pero tampoco serviría mucho porque los grandes patrimonios están a nombre de empresas y fundaciones que sirven de pantallas a sus propietarios. Ellos hacen la ley y también las mejores trampas.
No obstante, estos impuestos por lo menos servirían para guardar un poco las formas ante tanto desfalco contra los de más abajo. En Francia se los han subido un poco a los que ganan más de 500.000 € al año, como si el que gana 300.000€ por ejemplo, no tuviese para vivir. En Reino Unido también los van a subir. En Italia lo iban a implantar pero lo han retirado. Aquí, sin embargo, tenemos una de las fiscalidades más bajas de Europa y sin cambios a mejor en los últimos tiempos.
Nos quedarían todavía los bajísimos impuestos de sucesiones y sociedades pero subirlos inevitablemente enlentecería la contratación y también debilitaría el tejido productivo ya que estamos en manos de que los que más tienen, los que ya no les va a faltar nada para vivir bien el resto de sus vidas, quieran apostar por ganar más en unos tiempos en los que esto no se garantiza al 100%.
Es el propio sistema económico mediante el chantaje financiero y empresarial, el que no permite una salida social como pide la izquierda parlamentaria y una parte de la extraparlamentaria. Estos partidos intentar sacar rédito electoral del momento vendiendo humo, algo que es irrealizable bajo el sistema económico que han acordado también defender. Hablan mucho desde la oposición, pero el consejero de seguridad de ICV de la Generalitat de Catalunya no dudó en su día, en reprimir violentamente a los jóvenes anti-LOU en Barcelona, demostrando que defienden la envestida neoliberal como cualquier otro.
El capitalismo de estado, mal llamado comunismo, después de sus experiencias históricas, ha demostrado seguir dependiendo de la opción privada, es autoritario y represivo, además de ser un caldo de cultivo para la corrupción de las cúpulas del partido de turno.
Se trata de dos realidades distintas con intereses contrapuestos; el pueblo por un lado y la clase política que vive de él pero nunca para él, por otro. Por eso no hay que participar con ellos en la toma de decisiones sino presionarles todo lo posible para obligarles a que adopten medidas que sigan nuestros intereses mientras basculamos el poder y la legitimidad en la toma de decisiones hacia nuestro lado. Así, intentar eliminarles del ámbito político que no necesita de profesionales para gestionarse, pero no será fácil ya que los poderosos jamás reconocerán otro poder distinto al "democrático" al estilo occidental-"mundo libre".
Su concepto de democracia es diseñar un poder (electo por una parte de la sociedad sin demasiado convencimiento tampoco) que les permita mediante el engaño cometer este chantaje y este saqueo. Urge, entonces crear formas de contra-poder que acaben con el que no nos representa y jamás lo hará.
La bajada de pantalones de quienes no se verán afectados por estas medidas es continua y no tiene marcha atrás. Todo lo que nos quiten ahora jamás nos será devuelto y no es momento de reclamar lo poco que hubo aquí de estado de bienestar para los currantes, que más o menos disfrutaron nuestros padres (un sueldo llegaba para toda la familia, contratos fijos, coberturas sociales, etc.). Ahora esa etapa histórica en la que el capital tuvo que soltar lastre tras las luchas de los 70 (también con crisis) ya pasó. Además, siempre fue a costa de desangrar al resto del planeta de forma egoísta y mezquina.
No es momento de reclamar volver a un pasado que es ahora utópico tal y como está la economía global hoy. Además, la experiencia señala que depositar nuestros anhelos en la clase política-financiera acaba en palmaditas en la espalda, tergiversación de lo que se dijo, engaño y finalmente nada o muy poco para los trabajadores o estudiantes. No señor, ahora es momento de pedir un cambio de sistema, un cambio de la forma de organizarnos política y económicamente, no es momento de reclamar volver al pasado (aunque fuera mejor) sino de evolucionar.
La urgencia biológica planetaria reclama un cambio en nuestros actos y no es aconsejable ir contra-natura. El capitalismo ya no es viable al no ser compatible con nuestro soporte biológico, siendo esta una cuestión no opinable, al igual que nadie opina sobre un resultado matemático. Las consecuencias en nuestro entorno son más que evidentes y claramente achacables a nuestro sistema económico y productivo. Las políticas extraccionistas o la lógica del beneficio y crecimiento continuo de la economía de mercado son inherentes a este sistema. Se seguirá, entonces, degradando el bienestar biológico del planeta y por tanto nuestra calidad de vida al afectar la calidad del agua, del aire, de la comida o nuestra salud genética. El desarrollo sostenible nunca será tan rentable como el desarrollo clásico por lo que no tiene forma de competir, además de que no es cierto en muchos casos que sea respetuoso con el medio ambiente. Es un engaño para calmar nuestras conciencias, el respeto al planeta es incompatible con la lógica del beneficio económico.
Cuando en la calle se pide que la crisis la paguen los capitalistas, lo que se pide, en muchos casos sin saberlo, es la ruina y caída de la economía de mercado ya que en el hipotético caso en el que ocurriese algo así, los empresarios no contratarían, los inversores no invertirían y los banqueros no prestarían para conservar lo que tienen ya que les han quitado bastante para pagar la crisis y no sería momento de riesgos.
Vivimos a expensas de que a esta gentuza le de la gana arriesgar algo de lo que tiene y eso sólo lo hacen si ven beneficios. Es totalmente utópico que desde el poder se aceptase esto ya que generaría su propia caída. Que la crisis la paguen los capitalistas para seguir con este sistema económico no es viable ni deseable; el rico sería menos rico pero rico al fin, y el pobre más pobre aún en un mundo de colapso económico dentro de la economía de mercado capitalista. Sin un cambio de sistema, realmente no se haría justicia.
Muchos candados mentales nos llenan de miedo y no es un miedo infundado, dada la represión sufrida en otras épocas en las que se intentó cambiar el sistema. Pero el momento ahora es propicio, las razones justas y el futuro no lo puede predecir nadie. No nos pongamos límites en nuestras aspiraciones. Parece que fuera del capitalismo se acaba el mundo, llega el caos, la guerra y volvemos a la Edad de piedra aunque eso ya sea casi imposible con una tecnología que podría salvarnos de gran parte del trabajo.
Es un horizonte fuera de toda discusión y queda para el terreno de los utópicos que hacen gracia con sus nobles pero irrealizables ideales. Pues bien, por lo expuesto anteriormente y siendo sinceros con nosotros mismos ante la evidencia social y biológica, son los pro-sistema y sus adláteres los que se revuelcan en el terreno, ya fangoso, de su utopia capitalista.
Socializar toda la producción, eliminar la banca y las relaciones capital-producción, tomar las decisiones en asambleas de barrios o pueblos libremente federadas entre si a nivel global, borrar todos los registros de la propiedad (conservando las posesiones) principal generadora de desigualdad o utilizar e investigar en tecnología no contaminante que nos librase de gran parte del trabajo y nos diese abundancia para cubrir nuestras necesidades, podrían ser algunas de las medidas a adoptar. No es verdad que los avances científicos estén siempre mediatizados por el incentivo económico, como argumenta la derecha, hay muchos ejemplos históricos que no se ajustan a esta máxima, como Galileo Galilei que siguió investigando aún jugándose la vida y encerrado por la inquisición. O Nikola Tesla repudiado por los poderosos, como J.P. Morgan, por sus ideas de energía universal y gratuita, acabó muriendo pobre pero siendo un genio hasta el final, aportó entre muchísimas otras cosas, la tecnología inalámbrica y la corriente alterna ni más ni menos.
Sería un camino incierto lleno de incertidumbres y riesgos, pero merece la pena y sobre todo no nos queda otra salida ya que se está acabando nuestro soporte biológico.
Referencias;
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