viernes, 19 de agosto de 2011

Somalia: una catástrofe ocultada

Una hambruna para los tecnócratas de Naciones Unidas y un problema de “los pobres negros” para los ricos del mundo...

En vísperas del advenimiento del año 2.000, paso al siglo XXI, magos, alcabaleros, charlatanes pero también científicos, anunciaban el fin del mundo, y los últimos prevenían catástrofes en el ciber especio y los sistemas de seguridad en las potencias de occidente. Los pronósticos, se cumplieron de otra forma y a lo largo de de la década hubo grandes acontecimientos económicos, políticos, sociales y ambientales que cambiaron países enteros y el planeta en general, como la crisis del capital financiero en 2009, a la cual USA y los países de Unión Europea, le lanzaron miles de millones de dólares como salvavidas y la gran crisis capitalista mundial actual que como telón de fondo tuvo a USA al borde del impago de su astronómica deuda externa: 14.5 billones de dólares.
Los objetivos del milenio.
En septiembre de 2.000, presidentes y jefes de Estado, en Asamblea General de las Naciones Unidas, proclamaron los 8 objetivos del milenio para alcanzarlos entre esa fecha y 2015. El primero y en consecuencia el principal: “erradicar la extrema pobreza y el hambre”. El 8: “Fomentar una alianza mundial para el desarrollo” Dejo los otros 6 a inquietud del lector.
Once años después, más de mil millones de personas viven en la extrema pobreza y padecen hambre, -1 de cada 7 habitantes del mundo-, ubicados en África, Asia Y América Latina en su orden La pobreza se extendió y “la alianza mundial para el desarrollo” se hizo realidad en la concentración de la riqueza mundial en un pequeño grupo de cerca 500 multinacionales, cuyos intereses, las potencias occidentales, Rusia y China, defienden, si es necesario con el uso de la guerra. 300 grandes empresas controlan el mercado de granos en el mundo, manejando y especulando con los precios según las reglas del mercado y el país de origen de los mayores productores. Así, mientras en Canadá un kilo de maíz puede costar alrededor de 2 dólares, este mismo kilo cuesta 9 en África.
El Cuerno de África.
Somalia, Kenia. Djibuti y Etiopia conforman el llamado Cuerno Africano. Somalia, luego de la unión de sus colonias del sur bajo dominio italiano, y las inglesas del norte, proclama su independencia en 1959, Sin embargo, población somalí, habitaba tanto en Etiopia, como Kenia y Djibuti.
Africanistas plantean que Somalia reunía todas las características para ser una gran potencia regional: 3.500 km de costas en el mar Indico, es decir un potencial pesquero incalculable, petróleo, diversos minerales, una
religión única, la musulmana y una lengua hablada por todo el país y 3.700.00 habitantes y 30.200 km cuadrados. Las principales bases para fundar una nación. Durante la década de los 60, transito por un fase de gobiernos estables, pero con graves tensiones fronterizas con sus vecinos, Etiopia y Kenia y con la singular característica de que en esta fase no logro conformar un ejército, a causa de la oposición de las potencias occidentales, ya con USA en el terreno y bases militares en Kenia y Eritrea. Bajo estas circunstancias. Somalia giro en busca del apoyo soviético, guida por una intelectualidad de formación marxista que se hizo al poder mediante un golpe de estado de un naciente ejercito en 1969, presidido por Said Barre. Lo que sigue es una larga cadena de guerras de Somalia con sus vecinos, hasta que el gobierno prosovitico se va desmoronando y en 1990, Barre cae. Desde esa fecha no ha existido en Somalia un gobierno con instituciones democráticas y control territorial. Se impuso la desarticulizacion y el surgimiento de clanes al mando de los llamados señores de la guerra, y se presenta la primera gran hambruna en el Cuerno de Africa, con unos 300.000 muertos.
Pero qué paso en Somalia?
A partir de 1990, los conflictos internos, las hambrunas y el bandolerismo o pillaje generalizado resultado de aquella, dan al traste con el Gobierno, el Estado se desmorona e impera el poder de los “señores de la guerra”. USA sabia de las reservas petroleras, pesqueras y de la importancia geoestratégica de un país por cuyo mar, el Indico necesariamente tiene que pasar por el gran parte del comercio del Sur de África y parte de Asia y en 1992 invade Somalia “por razones humanitarias”.
La operación se denomino, en español, “Restaurar la Esperanza”. Los nacionalistas somalís, derrotaron la invasión, pero no lograron un acuerdo para un gobierno de reunificación nacional. Los politólogos han ideado el término “país fallido, inviable”, que en realidad no es aplicable a Somalia ya que las potencias, lo “fallaron”, con sus diversas intervenciones. Una segunda invasión militar de se produce en el 2007 para derrocar lo que se conoció como el Gobierno de las Cortes Islámicas. El argumento esgrimido: “que tras ellas se mimetizaban fuerzas del Al Qaeda”. Fue una decisión de Busch, instrumentalizando el ejército etíope y reforzándolo con tropas norteamericanas, obsesiva y destructiva “guerra contra el terrorismo” que ha causado cientos de miles de víctimas civiles y la destrucción de países como Somalia, Irak y Afganistán. Luego de la invasión, Estados Unidos impone un gobierno que preside Sheikf Sharif, débil, sin el control territorial de las provincias del Sur y el 40% de Mogadiscio-la capital- en manos de las milicias Al Shabad, sindicadas de estar penetradas por Al Qaeda, argumento que ha permitido una intervención militar por fuerzas de la Unión Africana, financiadas por las superpotencias imperiales.
Lo que ocurría en Somalia, simplemente era ignorado por los medios de comunicación occidentales que se referían a ella, cuando se producía un acto de piratería de somalíes armados a buques pesqueros y comerciales de Europa, fundamentalmente, sin contextualizar la noticia: por años la empresas pesqueras occidentales, prácticamente sacaron la despensa piscícola del país, utilizando incluso métodos, prohibidos, como el uso de la dinamita.
Somalia no ha perdido solo los reservas alimentarias marinas, la han convertido en un basurero de de desechos nucleares de los países europeos que, a través de contratistas y estos con redes de mafias, contaminan extensos territorios. Ya, los nacimientos de cientos de niños con malformaciones se han presentado y en adultos, aparecen enfermedades desconocidas. Es fácil estas acciones criminales en un país que lo transformaron, bajo la lógica de la guerra contra el terrorismo en un país inviable, donde todo es posible.
La hambruna
Lo que ocurre hoy en Somalia, lo sabían hace ya un año los gobiernos occidentales con intereses en la región del Cuerno Africano. Lo sabían los organismos de ONU que operan en el país, las ONG de cooperación internacional -con sus esfuerzos precarios por recursos- y el remedo de gobierno que tiene el país. Y, por supuesto todos los grandes medios de comunicación. Son casi dos años de sequias y la “ayuda humanitaria” canalizada por ONGs cooperantes era insuficiente y ya miles de personas habían muerto por desnutrición, enfermedades y hambre en los últimos 5 años.
El inexistente gobierno era incapaz de detener la hambruna y las milicias impedían la llegada de abastecimientos y asesinaban cooperantes. Todo estaba oculto para opinión pública mundial, ya que el objetivo principal, para USA y el gobierno, que de todo tiene menos de gobierno. es eliminar a como dé lugar las milicias islámicas.
Mientras los diarios y tv horrorizaban al mundo con la trágica masacre de Oslo –donde sobra el bien estar-, Somalia apenas si era noticia ocasional. Somalia conocía la hambruna de 1991-1992. Su pueblo sabía la catástrofe que de todos modos sucederá, pero los medios europeos, seguían concentrados en macabros datos, interpretaciones de expertos y otras especulaciones, sobre la masacre de Oslo. Somalia no era noticia
“La ONU aclaró hoy que una hambruna se declara técnicamente cuando se combinan las siguientes variables: el índice de malnutrición aguda entre los niños supera el 30%, más de dos personas -por cada 10.000 habitantes- mueren al día y la gente carece de acceso a alimentos y otras necesidades básicas”. EFE
Antes de la declaración oficial de la hambruna por lo ONU, el 21 de julio tenía un estimativo de 10 millones de personas que podrían ser afectadas en todo el Cuerno del Africa y 2.800.000 en Somalia, donde el sur del país sufriría el mayor impacto. De ellos, 380.000 niños, miles de los cuales morirán ya inevitablemente. ONU clamo por una ayuda inmediata, para tres meses, de 300 millones de dólares. Un mes después la ayuda apenas si había comprometido unos 250 millones de las potencias occidentales. La ONG Oxfam estima en más de 800 millones de dólares en los próximos seis meses, para reducir el número de muertos y atender sanitariamente a la población. Ya suman los 400.000 los refugiados que se han desplazado a Kenia, que solo tiene adecuado un campo, Dadaad; para 90.000. Somalia tiene la tasa de desnutrición más alta del mundo, un 50% de su población, según ONU.
“No hay tiempo que perder si queremos evitar la pérdida masiva de vidas”. declaro Ariane Arpa, Directora de General de Intermon Oxfam, luego del anuncio de Naciones Unidas. Y, agrego: “Los gobiernos de algunos países ricos. Serán culpables de negligencia intencionada si no hacen un esfuerzo por evitar una catástrofe en Africa Oriental y aportan los 800 millones necesarios”
Cito un resumen de declaraciones de funcionarios de Naciones Unidas recogidas por en una nota de El País de España el 21 de julio:
"Esta es la peor crisis alimentaria en el mundo y los números no hacen más que empeorar", aseguró la representante de la ONU, que lamentó la falta de compromiso donante de muchos países.
“La responsable de tareas humanitarias de la ONU habló en el marco de una reunión especial del Consejo Económico y Social de la ONU (ECOSOC) convocada para abordar la situación humanitaria en Somalia y en la que también participó el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), Antonio Guterres.
Naciones Unidas, que este miércoles declaró oficial la situación de hambruna en dos regiones de Somalia, no tiene cifras concretas sobre el número de fallecidos y habla de “decenas de miles de personas ya muertas y de cientos de miles de personas que pueden estar muriendo de hambre”, según la descripción que hizo Amos.
“Si no actuamos -agregó la responsable de la OCHA-, esta hambruna se extenderá al resto del sur de Somalia en dos meses, y sus efectos se pueden extender al resto de países de la región”.
Amos subrayó: “No utilizamos con ligereza la palabra hambruna”, y recordó que la última vez que Naciones Unidas hizo una declaración de este tipo en el caso de Somalia fue hace 19 años.
La ONU no puede conocer las cifras exactas porque no tiene acceso a amplias zonas del centro y el este de Somalia, especialmente las que están bajo el dominio de la milicia islamista de Al Sahaab.
Pero sí sabe que en el cuerno de África hay 11,5 millones de personas “que necesitan asistencia urgente”: 3,7 millones en Somalia, 4,5 millones en Etiopía, 2,4 millones en Kenia, 150.000 en Yibuti “y potencialmente muchas más en Eritrea”, dijo Amos.
“Esta es la peor crisis alimentaria en el mundo y los números no hacen más que empeorar”, aseguró la representante de la ONU, que lamentó la falta de compromiso donante de muchos países.
“Hemos pedido 1.900 millones de dólares para ayudar a Etiopía, Kenia y Somalia, y de esa cantidad se ha financiado menos de la mitad. Tenemos un agujero de 1.000 millones de dólares”, denunció.
Amos explicó que desde junio se ha conseguido hacer llegar comida a 324.000 personas entre la ONU y varias ONG, pero consideró imprescindible que estas organizaciones puedan actuar con garantías de seguridad en el interior de Somalia para paliar la catástrofe y frenar de una manera eficaz el flujo de refugiados.
En este mes de julio, la media diaria de somalís que llegan al campamento de Dadaab, en el norte de Kenia, es de 1.300, el 80 % mujeres y niños que llegan en estado muy precario.
Dadaab, con 380.000 personas ya instaladas y otras 26.000 personas esperando registro, es el campamento de refugiados más grande del mundo, “la ciudad más grande de Kenia, por detrás de Nairobi y Mombasa”, en palabras del máximo responsable de ACNUR.
Guterres también hizo un llamamiento para incrementar la ayuda internacional y para poder acceder al interior de Somalia.
“Es absolutamente crucial hacer llegar la asistencia humanitaria a Somalia para evitar historias como la de una mujer que llegó a Dadaab tras caminar dos meses y perder a seis hijos por el camino”, subrayó.
“Es un crimen no poder entregar la ayuda a la gente que lo necesita en el lugar en el que se encuentra y forzarles a que tengan que huir hacia otros países”, dijo Guterres
Los “donantes”
El gobierno de Canada ha donado 25 millones de dólares, Inglaterra comprometió 143, USA cerca de 140, España 14 y la Unión Europea 8.5 millones. Con esta pírrica suma, que se han incrementado, en no más de 100 millones de dólares a 9 de agosto la pregunta es: no cuantos seres humanos van a morir, sino cuantos se pueden salvar, pues morirán miles. Valerie Amos, Subsecretaria de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas, declaro el mismo 21 de julio: “Esta no es una crisis corta. La ONU y sus socios esperan estar haciendo frente durante los próximos seis meses” y agrego: que aunque no se tienen cifras concretas “ya decenas de miles de personas han muerto y cientos de miles que pueden estar muriendo de hambre”.
Un estudio reciente de Oxfam, titulado “Cultivar Futuro Mejor” y citado por Anna FLOTATS, el 1 junio revela:
“Casi la mitad de toda la tierra cultivable que hay en Estados Unidos está en manos del 4% de los propietarios del país. En Guatemala, menos del 8% de los productores agrícolas se reparten el 80% de la tierra. Y la mitad del campo de Brasil está controlado por el 1% de la población.
La desigualdad en el acceso a la tierra, perpetuada por gobiernos y empresas, es uno de los factores que están empujando al abismo al sistema alimentario mundial. Esta especulación, junto con la escalada de los precios de los alimentos y el cambio climático, constituye una "bomba de relojería" que puede echar por tierra "décadas de avance en la lucha contra el hambre, según el estudio Cultivar un futuro mejor, presentado ayer por la ONG Intermón Oxfam.
Entre 300 y 500 empresas controlan el comercio alimentario mundial
Sólo un "poderoso y pequeño grupo" de entre 300 y 500 compañías "se benefician de esta situación y hacen presión política para mantener el statu quo", denuncia la ONG, que añade que estas empresas "amasan recursos a costa de las poblaciones rurales empobrecidas y de consumidores que pagan más por los alimentos".
Un ejemplo más concreto está en el negocio del grano. Tres compañías norteamericanas (Archer Daniels Midland, Bunge y Cargill) controlan el 90% del comercio mundial de grano, lo que contribuye a la "volatibilidad de los precios de los alimentos", reportando beneficios millonarios a estas empresas.
"Los gobiernos han fracasado porque no han invertido en la pequeña producción y porque no han puesto el sistema alimentario bajo control", afirmó ayer el director del estudio de Intermón Oxfam, Gonzalo Fanjul. Poner al descubierto a estas empresas y a estos gobiernos que están sosteniendo un "sistema alimentario roto" es uno de los objetivos de la campaña Crece, la mayor de toda la historia de Oxfam, ya que abarca 45 países.”
Hoy si las pantallas de televisión y lo diarios, cubren la “noticia” forzados por sus corresponsales, varios de los cuales no han soportado el dantesco cementerio viviente y se han retirado o unido a los cooperantes.
Los responsables de la hambruna.
El periodista de BBC Mundo, Andrew Harding, sobre el terreno, concluyo que los responsables de la hambruna pueden clasificarse así:
Estados Unidos
Al gobierno de Washington sólo le interesa Somalia en relación con la llamada guerra contra el terror, la piratería y el petróleo, según afirman muchos.
EE.UU. se muestra demasiado aprensivo a la hora de otorgar ayuda monetaria a al-Shabab, el grupo militante islamista que controla grandes porciones de Somalia y al que vinculan con al-Qaeda.
Ello resulta en una actitud ambivalente hacia la ayuda en la nación africana que ha maniatado muchos programas humanitarios cruciales.
"Los estadounidenses quieren lo imposible", me dijo con indignación un funcionario europeo.
El Programa Mundial de Alimentos de la ONU
Esta organización cuenta con la infraestructura necesaria para poner fin a la hambruna, pero como depende en gran medida de la financiación de EE.UU. no es ajena al politiqueo, ha tenido problemas para conseguir las garantías necesarias para acceder a los territorios controlados por al-Shabab.
Para ser justos, hay que decir que la situación es mucho más complicada que todo eso, como he podido comprobar en primera persona.
Muchos trabajadores del Programa Mundial de Alimentos de naciones Unidas han sido asesinados en Somalia, lo que da motivos a la organización para actuar con cautela.
Además, por su tamaño no pude pasar desapercibida como otras agencias de la ONU. Pero el liderazgo de la organización, como algunos argumentan, tiende a un estilo de diplomacia de megáfono que no siempre ayuda a hacer amigos sobre el terreno.

El Gobierno Federal de Transición de Somalia
Esta administración apoyada por Occidente, es tan débil y está tan marginalizada y falta de territorio que lo mejor que puede hacer en estos momentos es no entorpecer el trabajo de aquellos que luchan contra la hambruna.
Pero este gobierno también es una muestra de la obsesión del mundo con un enfoque que va de arriba a abajo a la hora de construir un Estado viable en Somalia.
Muchos creen que ello ha prolongado el conflicto en el país africano y ha exacerbado la hambruna.
"Habla con las comunidades locales. No te compres un gobierno para tener un primer ministro con el que hablar", afirma un analista somalí para resumir la situación.
Al-Shabab
Han matado a trabajadores humanitarios y han bloqueado la llegada de ayuda. ¿Qué más se puede decir?
Bueno, quizás cabe recordar que al-Shaab es un paraguas de organizaciones, no una organización cohesionada.
Como han entendido desde hace tiempo algunas organizaciones humanitarias, hay que ignorar a sus agresivos portavoces y concentrarse en ganarse a los comandantes y a las comunidades.
Algunos se preguntan si existe una oportunidad con esta hambruna. Con la indignación que hay por el comportamiento de al-Shabab quizás las comunidades encuentran el coraje necesario para enfrentarse a ellos. Hay signos de que eso está sucediendo pero a una escala pequeña.
La hambruna y nuestra obsesión con ella
Me refiero al hábito colectivo de actuar cuando ya es demasiado tarde.
Estos días la población de Somalia es afortunadamente una de las más controladas del mundo. No sólo por las elevadas tasas de malnutrición, sino también por otros índices más sofisticados como el de la deuda de los hogares.
La buena noticia es que como resultado de ello el mundo ha respondido a la hambruna de manera más rápida de lo que lo hubiera hecho en otras circunstancias.
Pero incluso con eso -como pude comprobar en una parada que hice en árido norte de Kenia- si el mundo pusiera el mismo esfuerzo en los programas a largo plazo para las comunidades, que el que están poniendo ahora para alimentar a los afectados por la hambruna, esta última nunca hubiera sucedido.
Los medios de comunicación
Esto nos lleva directamente a los periodistas.
Somos, como dijo un funcionario con una mezcla de frustración y adulación, absolutamente cruciales en este asunto.
La ONU puede producir documentos detallados e interminables sobre la hambura, pero los políticos que toman las grandes decisiones solo reaccionan cuando la ven en la televisión o en la portada de los diarios.
Ha sido un año movido en el campo de las noticias, pero creo que se nos debe culpar por haber tardado demasiado en informar.
Kenia
Como he mencionado arriba, acabo de pasar un día recorriendo distintos programas de desarrollo en el norte de Kenia.
Dos simples hechos emergen: el primero es que el gobierno de Kenia ha invertido escandalosamente poco en el desarrollo en sus comunidades más vulnerables de la ganadería, la educación y las infraestructuras básicas.
El segundo es que cuando las comunidades son ayudadas de manera adecuada, pueden prepararse y manejar las sequías más duras.
Puede que ello no esté directamente ligado con el caos en Somalia, pero muestra lo que puede hacerse y lo que no se ha hecho.
El resto de mundo
"No nos dejes indiferentes", afirmó el reverendo sudafricano Desmond Tutu.
Pese a todo, eso es lo que le está pasando al resto de África. ¿Cuantas veces ha aparecido en primera plana de los medios del continente la hambruna?
Medio Oriente, China y muchos otros países también la han ignorado.
¿Se trata de una reacción a los fallos y fracasos de los esfuerzos humanitarios en Somalia de las últimas dos décadas? ¿O una simple falta de decisión?
El cambio climático
Si se cree en la ciencia, se debe aceptar que estas sequías van a multiplicarse en las próximas décadas. Y todos somos responsables de ello.

Pese a todo, la región somalí de Baja Shabelle -declarada ahora zona de hambruna- tuvo una cosecha extraordinaria el pasado año.
Ello demuestra que la mitigación es posible. Se trata de una llamada a la acción en el cuerno de África, no una razón para rendirse.
El aumento de la población
Es un asunto crucial. En áreas del norte de Kenia la población se ha doblado en la última década.
"El doble de gente pero el mismo ganado. Es insostenible", me dijo un experto en agricultura de Naciones Unidas.
Los que se dedican al pastoreo son conocidos por ser adaptables, ya que deben sobrevivir. Pero las presiones que afrontan ahora son abrumadoras y la aceleración de la urbanización parece inevitable.
La cuestión es hacer que ese proceso tenga lugar en lugares sostenibles y no en las planicies áridas donde es imposible el desarrollo
La otra catástrofe provocada por Occidente.
Sin ir muy lejos, y ni hablar de Irak y Afganistán, pareciese que nada tiene que ver Libia, con Somalia, excepto que están en el mismo continente, pero las de muerte en Libia, tanto por el Ejercito de Gadafi, como por los bombardeos de lo OTAN, calculados ya en mil civiles, son algo en común. También existen cifras de dólares pero no estas no comunes: el Secretario de Defensa de los Estados Unidos, Robert Gates, informo que en los tres primeros meses de la agresión militar a a Libia, Estados Unidos reportaba un gasto de de 750 dólares. Por su parte el Primer Ministro ingles, David Cameron, dijo que los esfuerzos británicos ya están en los 400 millones de libras, en los mismos tres meses, ascendiendo a mil millones de libras en septiembre “y podremos estar todo el tiempo que sea necesario”, -Gran Bretaña, tiene destinada hasta el 2015, una partida de 14 mil millones de dólares para la guerra en Afganistán-. Francia por su parte, a 5 de mayo, ya había “invertido un millón de euros diarios, es decir, 90 millones de euros, en tanto la contribución de España, en tres meses, asciende a 43 millones de euros “y prevé otros 14 millones de euros en el inmediato futuro”. Hasta Gracia, país en bancarrota, coloco en la cesta un millón de euros. Alemania por su parte, declara gastos por 40 millones de euros.
El Ministro del Fianzas de Libia informo recientemente que la guerra la ha costado 35.000 millones de dólares, “básicamente por el cese de las exportaciones de petróleo y gas”.
Es un secreto militar, cuantos misiles se han lanzado sobre Trípoli y sus alrededores, lo que no es un secreto es que cada misil tiene un costo aproximado de 1 millón de dólares.
Este el mundo de los 8 objetivos del milenio; en Somalia, mueren por miles de hambre, en Libia por cientos bajo los misiles de la OTAN, mientras la potencias occidentales han gastado ya más de 2.500 millones de dólares con sus bombardeos sobre Libia.
Qué horror, los jovenzuelos, saludables y felices, sacrificados por un fundamentalista católico que sacudió a la Europa blanca. Y, Somalia qué es? Una hambruna para los tecnócratas de Naciones Unidas y un problema de “los pobres negros” para los ricos del mundo.

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