sábado, 21 de enero de 2012

Del ser Comunista. 1ª



Del ser Comunista. 1ª
por Rubén Fernández

¿Qué le pasa a la izquierda revolucionaria? Algunas cuestiones al respecto.
En la izquierda política caemos fácilmente en el error pedagógico de no saber mostrar al mundo exterior de nuestros pensamientos, las ideas claras con respecto a cual es nuestro ideal político, sea porque venimos de diferentes escuelas izquierdistas o sea sencillamente por incapacidad personal de desapego egocentrista a la hora de expresar una idea aparentemente sin patria pero con forma definida.
La demagogia ha sido el arma de destrucción que la izquierda liberal ha utilizado para acabar con la izquierda revolucionaria en sus planicies ideológicas. Si amigos/ as, he dicho  izquierda liberal, en el Estado español representada por el PSOE y secundada por Izquierda Unida, un partido aparentemente de izquierda social realmente burocratizado.
Las ideas fáciles, como los caminos fáciles, son cómodas de seguir y atraviesan todo tipo de mentalidades ya que no hay fronteras que no permitan el paso de una idea a un pensamiento.
La izquierda liberal-centrista ha intoxicado el ideal revolucionario dolosamente, con intenciones claras de manipulación ideológica y de absorber para corromper o extraer para vaciar, cualquier contenido revolucionario de acción social y política. Este es el  razonamiento principal de la sociedad occidental capitalista. Razonamiento llevado a la práctica en la industria, acabando con los recursos naturales y cambiando el ciclo ecológico. Razonamiento llevado a la economía, empobreciendo a pequeños países en beneficio de grandes potencias industriales. Razonamiento llevado a las telecomunicaciones, tergiversando la realidad en beneficio del poder industrial y económico. Razonamiento llevado al comercio, elevando precios y vaciando bolsillos. Razonamiento llevado al sindicato, llevado al partido político, llevado al trabajo y llevado a casa, es el razonamiento que hace posible y perpetúa el pensamiento irracional de extraer, absorber, tergiversar, exterminar, acabar con todo lo vivo y real lo antes posible.
Este es el razonamiento que ha estado inculcando la izquierda liberal, (junto a la derecha por supuesto o junto a partidos conservadores, sean nacionalistas o no) a todo movimiento social o progresista. Y este razonamiento ha traspasado la mente de la izquierda revolucionaria actual.
La demagogia presente en cualquier acto y charla publica de la izquierda identificada como revolucionaria, la demagogia que debemos combatir con firmeza aunque haya quien se exalte. Si queremos crear algo puro con vida, con esencia, con carácter, una idea pusilánime no vale nada y es una pena ver a camaradas  revolucionario/as rebajarse a la mediocridad del charlatanismo propagandístico.
El segundo paso que da la demagogia es la ambigüedad, muy característica y más fácilmente reconocible por estar más estructurada, por tener forma definida, ya que ha pasado de la abstracción ideológica y utopísmo acientífico, a una fase concebida como neutralidad sofisticada creyendo encontrar en esta fase intelectual un equilibrio permanente entre idea, pensamiento y acción, una comodidad en el razonamiento, volviéndolo simple y primario, primitivo.
La ambigüedad es la causante del inmovilismo, sea reconocible o no, es el proceso que sigue cualquier razonamiento que tiende abstraerse en un equilibrio imaginario entre partes aparentemente discordantes entre si.
El inmovilismo destruye, vacía la ideología, extrae su contenido, concebido inicialmente para la acción y lo convierte en nada, lo tergiversa a comodidad, crea un mundo ficticio apoyado en un sinfín de palabras, en retoricas absorbentes de actos y movimientos.
¿Reconocéis a vuestro alrededor estos factores que la izquierda liberal o siquiera una mente cómoda, utiliza para llevar a propio cauce sus necesidades fisiológicas?
Si bien está reconocido el virus mejor estaría encontrar una vacuna, una solución para que no nos siga produciendo náuseas, malestar y enfermedad ideológica, estas secuencias transgénicas de palabrísmo revolucionario.

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