La popular red social Facebook, considerada en su día como una herramienta clave de la primavera árabe y de la lucha por la libertad, se ha convertido en Siria en una puerta para delincuentes avanzados que la usan para sus actividades ilegales.
Facebook no dispara balas, pero se ha convertido en cómplice involuntario de un gran número de asesinatos, secuestros y robos. La red global abre hoy en día posibilidades casi infinitas para los delincuentes de cualquier clase.
Allí las personas cuelgan su fecha del nacimiento, su dirección, la matrícula de su coche, es decir toda la información necesitada para convertirse en un blanco.
El jefe de la Cámara de Industria más grande de Siria afirma que muchos de sus colegas encontraron sus fotos y datos personales en las páginas de Facebook pertenecientes a la oposición.
Los sitios contenían también llamamientos directos a asesinarlos. De esta manera el medio que antes fue usado como plataforma de las revueltas, parece haberse convertido ahora en un arma de gran impacto.
Lucha política mortal
Muchas personas muy reconocidas en la sociedad siria, incluso un deportista de nivel nacional, fueron asesinadas en los últimos meses por ser consideradas leales al régimen de Bashar Al Assad.
Algunos tuvieron la suerte de sobrevivir, aunque a un precio muy alto. Mohamad, el jefe de la unión estudiantil de la ciudad de Aleppo, fue secuestrado unos días después de que apareciera su foto acompañada de información privada en Facebook. Su familia tuvo que pagar un rescate para salvarle.
“Creo que mi rapto estuvo vinculado directamente con mi actividad política. Recibí muchas amenazas por teléfono y al fin y al cabo ellos cumplieron sus amenazas”, recuerda.
Lucha superficial, delincuencia real
Usadas desde el principio de las revueltas en el mundo árabe para coordinar las acciones de los que aspiraban a combatir los gobiernos considerados autoritarios, las redes sociales parecían un instrumento de justicia. Pero a duras penas los miembros de la oposición siria consiguen crearse una imagen de honestos combatientes que luchan por un mejor futuro de su patria.
“Lo que ocurre ahora en Siria es que tenemos a algunas personas que participan en demostraciones pacíficas y cuyas demandas apoyamos. Pero hay también quienes tratan de sacar beneficio de la situación actual, para usurpar la propiedad de otros o secuestrarlos para exigir el rescate”, explica Mohamad.
Si aparece en Facebook o Youtube, entonces es verdad
Y para mantener su imagen de luchadores contra la presunta injusticia y las atrocidades del régimen, algunos publican grabaciones. En una de ellas las imágenes demuestran, según la historia difundida junto a ellas, a un opositor sirio sepultado vivo por los partidarios del Gobierno.
El vídeo se propagó por YouTube como prueba de la inhumanidad de las autoridades actuales. Sin embargo, la autenticidad de la grabación es dudosa.
“La cosa parece muy rebuscada, e incluso los que se oponen al régimen sirio en Gran Bretaña o donde quiera que sea, tienen dudas sobre este vídeo”, opina el activista y periodista Sukant Chandan.
“Está muy bien documentado en Siria, al igual que en Libia, que estas grabaciones rebuscadas y organizadas en YouTube, son usadas por la oposición para justificar el proyecto de cambio del régimen en el país, respaldado por Occidente”, asegura.
Y los soldados de las tropas leales a Al Assad que se muestran violentos en esta grabación, resultaron ser insurgentes disfrazados. Los medios que usan esta guerra online se vuelven cada vez más complicados y peligrosos.
Pero lo son aún más cuando la administración de estos sitios web toma partido por alguna de las partes. Es lo que pasó en Siria, cuando Facebook bloqueó las páginas de los partidarios de Bashar Al Assad, mientras no hacía nada para impedir que fueran expuestos datos que ponían en riesgo sus vidas. Así, una red social pensada para unir a la gente, desempeñó su propio papel en el conflicto.
“Facebook es como un cuchillo. Uno puede cortar frutas con él, o puede usarlo para asesinar”, dice el activista sirio dice Ahmad Beetar.
Esta es la dualidad de Internet. Uno nunca sabe cuáles son los motivos de otros usuarios y cómo se usará la información que allí se expone. Tampoco puede estar seguro sobre qué intención se esconde detrás de los llamamientos al cambio y a la libertad.
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