TIEMPO ARGENTINO – Los cambios que produjo la llegada al poder de Evo Morales Ayma en Bolivia son imposibles de mensurar. El 53% de los votos que lo consagraron como el primer presidente indígena de su país en 2006 tan sólo iniciaron un proceso de profundas modificaciones que han reconfigurado la estructura del país y reivindicado a los sectores históricamente oprimidos a tal punto que, desde la última reforma constitucional en 2009, de la vieja república ya no queda ni su nombre: ahora se llama Estado Plurinacional de Bolivia.
En los últimos tiempos su gobierno ha sufrido protestas de uniformados y de distintos sectores indígenas y populares que buscaron debilitar su legitimidad. Detrás de ellos, el gobierno denunció que se encontraban intereses destituyentes apoyados desde el exterior. En la siguiente entrevista concedida a HispanTV, la señal en español de la República Islámica de Irán, Morales repasa estos hechos y anticipa que su partido aún no ha discutido la posibilidad de que se presente a una nueva reelección. Recuerda su origen humilde y cuenta cuáles son sus deseos para el día en que sea un ex presidente.
En los últimos tiempos su gobierno ha sufrido protestas de uniformados y de distintos sectores indígenas y populares que buscaron debilitar su legitimidad. Detrás de ellos, el gobierno denunció que se encontraban intereses destituyentes apoyados desde el exterior. En la siguiente entrevista concedida a HispanTV, la señal en español de la República Islámica de Irán, Morales repasa estos hechos y anticipa que su partido aún no ha discutido la posibilidad de que se presente a una nueva reelección. Recuerda su origen humilde y cuenta cuáles son sus deseos para el día en que sea un ex presidente.
–¿En qué ha cambiado Evo Morales de aquel pasado como dirigente campesino a estos días?
–Para mí sigue lo mismo y mis compañeros, especialmente del campo, me dicen que no he cambiado. Sólo que ahora no hay tiempo para compartir como antes. Me encanta que los compañeros del trópico me digan “compañero, Evo”, nunca me dicen presidente. Otros dirigentes obreros me dicen “compañero, presidente” y los del movimiento campesino me dicen “hermano, presidente”. Lo que ha cambiado es que antes mi instrumento de trabajo como campesino era hacha y machete, después cuando era dirigente ya era una movilidad y ahora es avión, helicóptero, que no es lujo sino otro instrumento de trabajo. Tal vez estas cosas han cambiado o, tal vez, esto ha cambiado (señala su vestimenta). Yo antes en mi vida nunca conocí traje y, a veces, cuando me pongo mi jean, mi camisa, mi chamarra digo: “Ahora me siento Evo Morales”.
–¿Le gusta ser presidente?
(Risas) Nunca soñé ser presidente. Yo fui de Oruro, de Orinoca, al Trópico de Cochabamba para mejorar la economía de la familia, quería estudiar, pero murió mi padre y, finalmente, me nombraron como dirigente sindical. En el ’81 empecé como secretario de Deportes. Me integré fácilmente al sindicato mediante el deporte, el fútbol. Después fui dirigente principal de la Federación y de las Federaciones pero cuando ya pensamos en el instrumento político, yo no creía tanto que fuera un instrumento de la liberación social, cultural, financiera, económica. En 2002, cuando por primera vez he sido candidato, me ha sorprendido la votación. Después de los resultados del 2002 recién creí que podía ser presidente. Desde la década del ’50 el Movimiento al Socialismo (MAS) es el único partido que ha ganado cuatro elecciones con más del 50% de los votos y dos de ellas con más del 60 por ciento. Eso, que yo sepa, nunca ha pasado. Es el resultado de un trabajo permanente. Si en 2005 ganamos con el 54% y en 2009 con el 64% ¿qué presidente después de una gestión aumentaba su votación? Siempre bajaba. Estas cosas te comprometen mucho más en el trabajo permanente por el pueblo boliviano.
–¿Hasta cuándo se imagina o hasta cuando le gustaría ser presidente de Bolivia?
–Por ahora yo estoy preocupado, abocado a atender las demandas que tienen nuestros sectores sociales, como también nuestras regiones. Ese es mi gran interés, porque cuando hay resultados es una enorme satisfacción para la autoridad, pero también es una emoción y alegría para los beneficiarios. Evidentemente, por la nueva Constitución, tengo una reelección habilitada. Es verdad que hay algunos sectores, algunos compañeros, que dicen que hay que ir nuevamente. Hasta ahora no se lo dije a nadie, pero no he decidido. Yo nunca en mi vida me he ofrecido para ser candidato: ni para dirigente, ni para presidente, ni para diputado. Cuando me propusieron ser candidato a diputación, rechacé. Hubo muchos problemas en mi organización esa vez. Nunca me he ofrecido y no tengo ese carácter de decir: “yo o nada”. Nunca soñé ser presidente y llegué a ser presidente, después de eso ¿qué más? Irme a mi chaco, estar ahí. Yo tengo un gran deseo que es ir a mi chaco, tener una casita. Como ex presidente recibir a mis ex ministros, ex ministras; que vengan a visitarme, mis ex comandantes; ampliar los naranjos, mi cato de coca, mis platanadas; cosechar, trabajar, comer, comentar, recordar cómo hemos trabajado, cómo hemos luchado también. Porque en estos momentos es trabajar, trabajar por el pueblo y luchar, luchar contra el imperio y sus instrumentos que están internamente perjudicando el desarrollo del pueblo boliviano. Ese es mi gran deseo por ahora.
–¿Piensa que Estados Unidos todavía mantiene su interés desestabilizador en distintas partes del mundo?
–Golpes de Estado ha habido en toda América menos en Estados Unidos. ¿Por qué no ha habido golpes de Estado en EE UU? Por qué no hay un embajador de Estados Unidos en Estados Unidos. ¿Cuál me parece la estrategia ahora de Estados Unidos? Crear convulsión en un país y con eso justificar una intervención, sea con Naciones Unidas, sea con la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). En el tema del Territorio Indígena del Parque Nacional-Isibore Secure (TIPNIS), yo dije el año pasado que pasaba de la Media Luna política a la Media Luna indígena. Si esas marchas, esas demandas, fueran por la Pachamama yo daría mi vida, pero estas demandas son políticas, son por plata y no es por la Madre Tierra, la Madre Naturaleza. Estas ONG, la derecha y el imperio destrozan organizaciones y dirigentes. Por eso yo creo mucho en la conciencia del pueblo boliviano. Ser autoridad no es ahora un beneficio, no es un negocio, sino un sacrificio, esfuerzo, más compromiso con el pueblo boliviano. Eso lo aprendí como dirigente y por eso estoy contento de seguir trabajando por Bolivia.
–¿Qué es lo mejor que este proceso de cambio le ha dado al pueblo boliviano?
–La democratización de las economías, mediante rentas y bonos, las políticas sociales, pero también la nacionalización para avanzar en la atención de las demandas que tiene el pueblo.
–Hubo varios conflictos en los últimos tiempos que algunos analistas vincularon a un desgaste del gobierno, entre ellos el del TIPNIS. ¿Cree que hubo una falta de previsión política para enfrentar esos conflictos?
–En el caso del TIPNIS, se protesta porque quiero hacer un camino. Pero este camino se quiere hacer desde antes de la fundación de la República. Antes de 1825 cochabambinos y benianos hicieron expediciones para descubrir y hacer caminos. El que lo propuso también ha sido Antonio José de Sucre, el segundo presidente. Y lamentablemente alguna gente agarra el tema por el medio ambiente. Por supuesto que hay que cuidar el medio ambiente. Por eso digo si fueran movilizaciones o demandas por la naturaleza, excelente, pero es una política por plata.
–¿Cuál considera usted que es su principal virtud como dirigente político que lo ha llevado hasta estar sentado aquí en el Palacio Presidencial?
–Yo no sé si viene del sufrimiento de nuestra vivencia, pero yo sigo pensando en lo que viví en la adolescencia y el trópico de Cochabamba, una pobreza… No conocía la luz, teléfono, ducha, baño. Con mis diez años he conocido ducha. Cuando tenía una chompa o camisa o pantalón, mi madre me los sacaba por dos razones: para remendar o para buscar los agujeros del pantalón, de la chompa o de la camisa. Yo sigo pensando en esa clase de familias, cómo trabajar por ellas.
–A partir de los comentarios que hizo acerca de la intención de Estados Unidos de intervenir en la política interna de otros países para desestabilizar gobiernos, ¿Qué mensaje le daría a sus dirigentes?
–La pobreza ha crecido al 15% en Estados Unidos, un país capitalista, en crisis financiera, donde la pobreza va creciendo, el desempleo ni qué decir. Estados Unidos debería cambiar de política. En algún momento me sorprendió el presidente Barack Obama. Fue en la penúltima Cumbre de Jefes de Estado en la que dijo que quería que Latinoamérica sea socia y que haya respeto mutuo. Sólo quedó en palabras. Desde ese momento no he creído. Su presidente, que viene de una familia discriminada, yo de otra familia discriminada, y un discriminado discrimina a otro discriminado. Si no cambian de mentalidad sus autoridades políticas y de políticas económicas, Estados Unidos no tiene mucho futuro. «
“Antes de ser presidente me acusaron de terrorista, de Bin Laden andino, de narcotraficante, asesino, de todo me acusaron”, señaló Evo Morales al ser consultado acerca de la injerencia del Departamento de Estado de Estados Unidos en su país. Por eso, “cuando vimos de manera directa y de frente que estaba conspirando expulsamos al embajador. Eso no se lo van a perdonar a Evo, ni a Bolivia”, explica anticipando la respuesta de la siguiente pregunta.
–¿Piensa que Estados Unidos va a seguir conspirando?
–Sí. Por eso digo que aquí estamos trabajando por el pueblo y luchando contra el imperio y eso va a ser permanente. Mientras haya una mentalidad en el mundo de homogeneizar o acaparar el capital en pocas manos siempre habrá una lucha permanente contra el capitalismo, contra el imperialismo. ¿Pero cómo enfrentar eso? Es trabajando por el pueblo. Qué acusaciones, qué calumnias vendrán todavía. ¿Cómo pueden perdonar a Evo? Está bien que Brasil podría expulsar a su embajador, Argentina podría expulsar al embajador, son países desarrollados y les pueden perdonar, pero de un llamado “indio” nunca van a perdonar. Lo que estamos haciendo acá es trabajar, trabajar por el pueblo. Aprendí a pensar y pensar en Bolivia e, incluso, dormido, soñar y soñar por la nueva Bolivia.
–Para mí sigue lo mismo y mis compañeros, especialmente del campo, me dicen que no he cambiado. Sólo que ahora no hay tiempo para compartir como antes. Me encanta que los compañeros del trópico me digan “compañero, Evo”, nunca me dicen presidente. Otros dirigentes obreros me dicen “compañero, presidente” y los del movimiento campesino me dicen “hermano, presidente”. Lo que ha cambiado es que antes mi instrumento de trabajo como campesino era hacha y machete, después cuando era dirigente ya era una movilidad y ahora es avión, helicóptero, que no es lujo sino otro instrumento de trabajo. Tal vez estas cosas han cambiado o, tal vez, esto ha cambiado (señala su vestimenta). Yo antes en mi vida nunca conocí traje y, a veces, cuando me pongo mi jean, mi camisa, mi chamarra digo: “Ahora me siento Evo Morales”.
–¿Le gusta ser presidente?
(Risas) Nunca soñé ser presidente. Yo fui de Oruro, de Orinoca, al Trópico de Cochabamba para mejorar la economía de la familia, quería estudiar, pero murió mi padre y, finalmente, me nombraron como dirigente sindical. En el ’81 empecé como secretario de Deportes. Me integré fácilmente al sindicato mediante el deporte, el fútbol. Después fui dirigente principal de la Federación y de las Federaciones pero cuando ya pensamos en el instrumento político, yo no creía tanto que fuera un instrumento de la liberación social, cultural, financiera, económica. En 2002, cuando por primera vez he sido candidato, me ha sorprendido la votación. Después de los resultados del 2002 recién creí que podía ser presidente. Desde la década del ’50 el Movimiento al Socialismo (MAS) es el único partido que ha ganado cuatro elecciones con más del 50% de los votos y dos de ellas con más del 60 por ciento. Eso, que yo sepa, nunca ha pasado. Es el resultado de un trabajo permanente. Si en 2005 ganamos con el 54% y en 2009 con el 64% ¿qué presidente después de una gestión aumentaba su votación? Siempre bajaba. Estas cosas te comprometen mucho más en el trabajo permanente por el pueblo boliviano.
–¿Hasta cuándo se imagina o hasta cuando le gustaría ser presidente de Bolivia?
–Por ahora yo estoy preocupado, abocado a atender las demandas que tienen nuestros sectores sociales, como también nuestras regiones. Ese es mi gran interés, porque cuando hay resultados es una enorme satisfacción para la autoridad, pero también es una emoción y alegría para los beneficiarios. Evidentemente, por la nueva Constitución, tengo una reelección habilitada. Es verdad que hay algunos sectores, algunos compañeros, que dicen que hay que ir nuevamente. Hasta ahora no se lo dije a nadie, pero no he decidido. Yo nunca en mi vida me he ofrecido para ser candidato: ni para dirigente, ni para presidente, ni para diputado. Cuando me propusieron ser candidato a diputación, rechacé. Hubo muchos problemas en mi organización esa vez. Nunca me he ofrecido y no tengo ese carácter de decir: “yo o nada”. Nunca soñé ser presidente y llegué a ser presidente, después de eso ¿qué más? Irme a mi chaco, estar ahí. Yo tengo un gran deseo que es ir a mi chaco, tener una casita. Como ex presidente recibir a mis ex ministros, ex ministras; que vengan a visitarme, mis ex comandantes; ampliar los naranjos, mi cato de coca, mis platanadas; cosechar, trabajar, comer, comentar, recordar cómo hemos trabajado, cómo hemos luchado también. Porque en estos momentos es trabajar, trabajar por el pueblo y luchar, luchar contra el imperio y sus instrumentos que están internamente perjudicando el desarrollo del pueblo boliviano. Ese es mi gran deseo por ahora.
–¿Piensa que Estados Unidos todavía mantiene su interés desestabilizador en distintas partes del mundo?
–Golpes de Estado ha habido en toda América menos en Estados Unidos. ¿Por qué no ha habido golpes de Estado en EE UU? Por qué no hay un embajador de Estados Unidos en Estados Unidos. ¿Cuál me parece la estrategia ahora de Estados Unidos? Crear convulsión en un país y con eso justificar una intervención, sea con Naciones Unidas, sea con la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). En el tema del Territorio Indígena del Parque Nacional-Isibore Secure (TIPNIS), yo dije el año pasado que pasaba de la Media Luna política a la Media Luna indígena. Si esas marchas, esas demandas, fueran por la Pachamama yo daría mi vida, pero estas demandas son políticas, son por plata y no es por la Madre Tierra, la Madre Naturaleza. Estas ONG, la derecha y el imperio destrozan organizaciones y dirigentes. Por eso yo creo mucho en la conciencia del pueblo boliviano. Ser autoridad no es ahora un beneficio, no es un negocio, sino un sacrificio, esfuerzo, más compromiso con el pueblo boliviano. Eso lo aprendí como dirigente y por eso estoy contento de seguir trabajando por Bolivia.
–¿Qué es lo mejor que este proceso de cambio le ha dado al pueblo boliviano?
–La democratización de las economías, mediante rentas y bonos, las políticas sociales, pero también la nacionalización para avanzar en la atención de las demandas que tiene el pueblo.
–Hubo varios conflictos en los últimos tiempos que algunos analistas vincularon a un desgaste del gobierno, entre ellos el del TIPNIS. ¿Cree que hubo una falta de previsión política para enfrentar esos conflictos?
–En el caso del TIPNIS, se protesta porque quiero hacer un camino. Pero este camino se quiere hacer desde antes de la fundación de la República. Antes de 1825 cochabambinos y benianos hicieron expediciones para descubrir y hacer caminos. El que lo propuso también ha sido Antonio José de Sucre, el segundo presidente. Y lamentablemente alguna gente agarra el tema por el medio ambiente. Por supuesto que hay que cuidar el medio ambiente. Por eso digo si fueran movilizaciones o demandas por la naturaleza, excelente, pero es una política por plata.
–¿Cuál considera usted que es su principal virtud como dirigente político que lo ha llevado hasta estar sentado aquí en el Palacio Presidencial?
–Yo no sé si viene del sufrimiento de nuestra vivencia, pero yo sigo pensando en lo que viví en la adolescencia y el trópico de Cochabamba, una pobreza… No conocía la luz, teléfono, ducha, baño. Con mis diez años he conocido ducha. Cuando tenía una chompa o camisa o pantalón, mi madre me los sacaba por dos razones: para remendar o para buscar los agujeros del pantalón, de la chompa o de la camisa. Yo sigo pensando en esa clase de familias, cómo trabajar por ellas.
–A partir de los comentarios que hizo acerca de la intención de Estados Unidos de intervenir en la política interna de otros países para desestabilizar gobiernos, ¿Qué mensaje le daría a sus dirigentes?
–La pobreza ha crecido al 15% en Estados Unidos, un país capitalista, en crisis financiera, donde la pobreza va creciendo, el desempleo ni qué decir. Estados Unidos debería cambiar de política. En algún momento me sorprendió el presidente Barack Obama. Fue en la penúltima Cumbre de Jefes de Estado en la que dijo que quería que Latinoamérica sea socia y que haya respeto mutuo. Sólo quedó en palabras. Desde ese momento no he creído. Su presidente, que viene de una familia discriminada, yo de otra familia discriminada, y un discriminado discrimina a otro discriminado. Si no cambian de mentalidad sus autoridades políticas y de políticas económicas, Estados Unidos no tiene mucho futuro. «
“Antes de ser presidente me acusaron de terrorista, de Bin Laden andino, de narcotraficante, asesino, de todo me acusaron”, señaló Evo Morales al ser consultado acerca de la injerencia del Departamento de Estado de Estados Unidos en su país. Por eso, “cuando vimos de manera directa y de frente que estaba conspirando expulsamos al embajador. Eso no se lo van a perdonar a Evo, ni a Bolivia”, explica anticipando la respuesta de la siguiente pregunta.
–¿Piensa que Estados Unidos va a seguir conspirando?
–Sí. Por eso digo que aquí estamos trabajando por el pueblo y luchando contra el imperio y eso va a ser permanente. Mientras haya una mentalidad en el mundo de homogeneizar o acaparar el capital en pocas manos siempre habrá una lucha permanente contra el capitalismo, contra el imperialismo. ¿Pero cómo enfrentar eso? Es trabajando por el pueblo. Qué acusaciones, qué calumnias vendrán todavía. ¿Cómo pueden perdonar a Evo? Está bien que Brasil podría expulsar a su embajador, Argentina podría expulsar al embajador, son países desarrollados y les pueden perdonar, pero de un llamado “indio” nunca van a perdonar. Lo que estamos haciendo acá es trabajar, trabajar por el pueblo. Aprendí a pensar y pensar en Bolivia e, incluso, dormido, soñar y soñar por la nueva Bolivia.
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