El triunfo “por goleada” de la oposición —no de la Concertación— sobre la Alianza por Chile resultó del todo inesperado. Para estos últimos perder municipios emblemáticos, como Santiago o Providencia, no estuvo nunca en sus cálculos más pesimistas.
Sin embargo, dos cosas se confabularon para que ello ocurriera: que una parte de la ciudadanía concurriera a las urnas a votar en contra de la derecha —que no es lo mismo que a favor de la Concertación—, y que el oficialismo no logró representar las necesidades expresadas por los movimientos ciudadanos. Tampoco responder a las expectativas generadas por la administración de Sebastián Piñera, lo que a dos años y medio de su gobierno ha provocado una fuerte sensación de descontento. Aunque la inusitada abstención da cuenta de que el pacto opositor no está mejor posicionado, sí logró revertir la mala performance de los comicios del año 2008, provocándole a la derecha una debacle difícil de revertir.
La derrota de la derecha comenzó a tejerse con la salida de los estudiantes a la calle el año pasado. El movimiento ciudadano que lideraron puso a todos los partidos a prueba. Con mayor razón al gobierno y a sus municipios, pues son estos los que más directamente implementan en terreno las medidas de la administración central. De allí que el ex Presidente Ricardo Lagos atribuyera la derrota del oficialismo, justamente a “que no escucharon la voz profunda de la ciudadanía, de los movimientos sociales”. Consciente de que sus demandas no tuvieron acogida ni en la profundidad ni con la rapidez que esperaba, el electorado se volcó en contra del oficialismo propinándole un duro golpe y una fuerte advertencia con miras a las presidenciales y parlamentarias del próximo año. Así la Alianza por Chile perdió algunas de sus comunas más emblemáticas, en una “elección democrática, limpia, transparente y ejemplar”, como expresó Piñera en su discurso desde La Moneda.
A la Alianza le costó asumir una derrota tan inesperada como aplastante, que les arrebató comunas tales como Providencia, Santiago, Concepción, Recoleta, Conchalí, Independencia, Los Ángeles, Huechuraba y Ñuñoa, entre otras, la mayoría en manos de la UDI. El triunfo de la oposición también da cuenta del error que significó presidencializar estos comicios y dejó de manifiesto que el gobierno traspasó su debilidad a los partidos que lo sostienen.
“DEBACLE DE PROPORCIONES”
Tanto es así, que para el cientista político Francisco Javier Díaz el resultado de estas municipales para la derecha “es una debacle de proporciones épicas e históricas. Históricas, porque yo no recuerdo un retroceso tan importante de un gobierno en su primera elección. Si se analiza la historia hasta muy entrados los gobiernos radicales de los ’30, siempre el gobierno ganaba la primera elección que le correspondía. Y épicas, porque perdieron bastiones fundamentales (…), una serie de figuras muy históricas que le dan una connotación épica. Ellos tienen que hacerse una reflexión muy profunda. No escucharon lo que pasó el año pasado, no escucharon a la gente. No entendieron que el país no quería mantener, sino que la gente quería cambiar cosas. Hacerlo bien, evidentemente, con mejores prácticas, pero cambiar las cosas. Y este gobierno lo único que ofreció fue mantener las cosas. Yo creo que ese es el principal mensaje”.
A su juicio, lo que pasó con la gente en esta elección, en desmedro de la derecha “es que votaron por Piñera (en las presidenciales del 2009) con cierta esperanza de que podía cambiar un poco las cosas y lo que se les enrostró el año pasado fue una gran decepción. Y lo que enrostra este año es que de la decepción pasaron al arrepentimiento”.
Sin embargo, por sobre todo, para Díaz, la gran lección del triunfo para la oposición debe ser que “donde fuimos unidos ganamos, donde presentamos buenos candidatos ganamos, donde presentamos buen programa ganamos”. Aún cuando reconoce que el triunfo municipal no asegura las presidenciales, sí estima que lo sucedido anoche constituye “un muy buen antecedente”. Señal de que la oposición está tomando con cautela el triunfo. Pues en la misma línea los presidentes de los partidos opositores prefirieron no adelantarse a proyectar este resultado respecto del 2013.
Uno de los más escépticos en este sentido fue el timonel del Partido Radical y también presidenciable de la Concertación, senador José Antonio Gómez. Al igual que sus pares aclara en todo momento que el triunfo en los comicios municipales no es de la Concertación, sino de la oposición y como tal esta es una señal clara de que la unidad es lo que permitió el desenlace ya conocido: “Unidos somos más que la derecha”, dice. Pero pone el acento en el inmenso porcentaje de chilenos que no votó. A su juicio, la alta abstención se debe a que la gente mira el actual sistema político a distancia y para revertir eso es necesario abordar reformas de fondo como la asamblea constituyente para redactar una nueva Constitución. Y atribuye la derrota del oficialismo a que “básicamente hay un cansancio de dos años y medio de un gobierno de derecha que no lo ha hecho bien. Y eso afectó a los alcaldes. Hay una necesidad de la gente de lo que está pasando ahora en el país tiene que cambiar. Pero también hay una mirada de un segmento muy amplio del país que no votó y miró esto con distancia. Así es que no saquemos cuentas alegres. Es cierto, la gente que votó nos dio la mayoría, pero no sabemos qué está opinando la que no votó”.
Para el analista de la Universidad Central, Marco Moreno, el mal resultado de esta elección para la Alianza “en parte” se le puede atribuir al gobierno, “especialmente en los municipios con más población o en los más emblemáticos por la disputa política entre los candidatos es posible identificar un voto de castigo al gobierno ya que la elección resultó más politizada por las coaliciones y el propio gobierno”. En cuanto a la posición en que queda la Concertación, Moreno estima que, “además de implementar la decisión de elegir al abanderado a través de primarias, se debe avanzar en la institucionalización de una coalición que ya se insinúa en los dos subpactos que compitieron en la municipal. Lo que no que nos parece posible es cerrarse en la actual configuración ya que debe necesariamente ampliar su base electoral a sectores de izquierda e independientes para superar el 50 por ciento en la próxima elección presidencial”.
UN NUEVO ESCENARIO
Para el sociólogo Alberto Mayol “la era de la impugnación tiene como protagonista a la derecha porque Piñera permitió juntar en un mismo personaje a los dos objetos que generaban malestar: el mundo de la empresa y la política. Por eso trasladó a la derecha esta impugnación”, enfatiza, subrayando este fenómeno tiene como ejemplo a la abstención histórica que, según él, no se debe solamente a la voluntariedad del voto.
“Evidentemente, acá hay un traspaso de los fenómenos que veíamos a nivel de la calle a nivel electoral y ahora hay resistencia de la elite política a reconocer esta situación”, explica Mayol, quien anuncia que esto tampoco puede ser leído como un triunfo de la oposición. “El pie del libro escrito hoy dice que ganó la Concertación, pero el cuerpo, lo más importante, dice que la elite política debe irse para la casa y que gana la impugnación”.
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