En la calle Mirghani, que conduce al palacio presidencial, los manifestantes arrollaron la barricada y lograron aproximarse a la sede presidencial, donde se encuentran bien avanzada la noche. El presidente egipcio debió abandonar el lugar de emergencia.
Fuente: PL
Una alambrada de espino y un contingente antimotines fueron insuficientes para mantener hoy lejos de la Mansión Ejecutiva aquí a los manifestantes que se dieron cita para expresar su oposición al presidente Mohamed Morsi.
Desde la caída de la tarde grupos de opositores se dirigieron a la residencia oficial del mandatario, convocados por los partidos laicos y de la izquierda, pero encontraron una barricada de caballos de acero y una alambrada que les impedían el paso.
En principio, los manifestantes se contentaron con corear consignas contra la Declaración Constitucional que le otorga poderes excepcionales al mandatario, y contra la Constitución, aprobada a toda prisa el pasado viernes y refrendada de inmediato por el jefe de Estado, que convocó a un referendo para el próximo 15 de diciembre.
Las decisiones ejecutivas provocaron una ola de protestas que ha ido creciendo hasta incluir la huelga de un grupo de jueces, la suspensión de las labores en la Alta Corte Constitucional y, hoy, una huelga de medios informativos, acatada de forma parcial e ignorada por las publicaciones oficiales.
En la calle Mirghani, que conduce al palacio presidencial, los manifestantes arrollaron la barricada y lograron aproximarse a la sede presidencial, donde se encuentran bien avanzada la noche.
El acto de los opositores provocó choques momentáneos entre manifestantes y policías, que emplearon gases lacrimógenos para detener la ola humana que se les venía encima.
Un contingente de fuerzas antimotines con cascos y escudos protectores custodia la muralla que separa la sede ejecutiva de la calle en el suburbio de clase alta de Heliopolis; versiones afirman que Morsi abandonó el lugar por una salida trasera.
Sin embargo, ello no implica que haya signos de que el presidente piense retirar la Declaración Constitucional que le concede las facultades omnímodas, ni aceptar la revisión del proyecto constitucional, las dos demandas principales de la oposición que, con todo y su empuje de hoy, es minoritaria respecto a los partidarios de Morsi.
Mientras, en la Plaza Tahrir, cientos de opositores permanecen en una vigilia que va camino a su segunda semana, sin que el Gobierno parezca tomar nota de su intransigencia.
Reportes sin confirmar afirman que el presidente está dispuesto a suspender algunos de los artículos más polémicos de proyecto de Constitución, pero sin que medio oficial alguno los haya confirmado.
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