Madrid, España. Casualidades de la vida, el mismo día que Riot Propaganda realiza la entrevista con GARA, aparece un artefacto casero en uno de los confesionarios de la catedral de la Almudena. «Tenemos coartada», bromean los miembros del proyecto conjunto entre Los Chikos del Maíz y Habeas Corpus. El disco constituye un arsenal de temas potentes y sangrantes. O, como ellos los definen, «hijos de su tiempo». Ya lo avisan en ‘Guerras púnicas’: «Madrid, Valencia gritan lo mismo, cavando juntas la tumba del fascismo».
Combinan dos tradiciones musicales distintas, aunque comparten textos combativos. ¿Es más difícil unirse en la música o escindirse en la izquierda?
Mr. Chifly: No sé cómo será de complicado lo segundo, pero lo primero no lo ha sido, en el sentido técnico de la palabra. Es entenderse.
Nega: Ha salido todo muy consensuado y no en plan asambleario. Estamos muy contentos. Haciendo el paralelismo con las escisiones de la izquierda, si nos juntamos nosotros, que somos unos perdidos de la noche, no sé por qué no lo puede hacer gente seria y respetable (risas). Si hay ganas de trabajar y de echar para adelante, ocurre.
Definen el disco como «hijo de su tiempo». ¿La banda sonora para un régimen que se cae?
N: Hablamos de los desahucios, de la represión, de las cargas en la puerta del Congreso… El tema ‘El miedo va a cambiar de bando’ se ha convertido en un himno. Fue muy interesante el proceso, porque salió la maqueta y, al día siguiente, Alfon (joven madrileño encarcelado tras la huelga del 14-N), dijo esa misma frase cuando dejaba la prisión. ‘Público’ lo tituló así, una gente hizo un vídeo… y se fue un poco de las manos. Las letras son reflejo, pero como decía Bertold Bretch, la misión del artista no es sólo reflejar. También hay que darle forma.
C: Lo venimos contando durante años. Las letras son hijas de su tiempo pero, nosotros, como grupo, llevamos desde el 93 haciendonos eco de muchas injusticias. Ahora puede llamarse Cifuentes (delegada del Gobierno español en Madrid) o Rajoy y en su momento era Corcuera, el GAL (Grupos Antiterroristas de Liberación) o González. Las cosas, en realidad no han cambiado. Ni los perros. Sólo los collares.
¿La música es un arma de transformación social?
C: Me parece demasiado pretencioso pensarlo. Pensar que si digo algo las masas se levantan y cogen el fusil… No. Siempre he sido muy autocrítico con lo que hacemos. Dotamos de ese contenido porque somos hijos del tiempo que nos ha rodeado. ¿Lo hacemos para agitar conciencias? Creo que lo dice muy bien Toni en una de las letras de Riot Propaganda, «no soy maestro de nada, escupo realidad». No intentas dogmatizar. Habeas Corpus nunca lo ha pretendido.
N: Tampoco obviemos el poder de la superestructura y de los medios. Nosotros intentamos contrarrestar todo ese sistema. Y eso, de alguna manera, crea hegemonía. No vas a cambiar el mundo con una canción. Pero, a través de la música, de la literatura, vas creando imaginarios.
T: Es más fácil que un chaval de 14 años se escuche el disco de Riot Propaganda que se lea ‘El Capital’. No haces música pensando en cambiar el mundo, pero sí crear ideología.
También hay letras que critican a determinados «nuevos izquierdistas» o a quien limita su activismo a incendiarios tuits.
N: Igual sí que hay alguna pullita, alguna provocación, denunciando a la gente que se ha subido al carro. Denunciamos la hipocresía de quien no se ha mojado nunca y ahora ve oportunidad de negocio. La cosa no es blanco o negro. ¿Cuántos están pensando en volver a tener pasta en el bolsillo? Las cosas son complicadas. Ojalá todos tuviésemos un kalashnikov afgano bajo el colchón. Pero tenemos lo que tenemos.
¿Tienen miedo a la reacción judicial? No sería la primera vez que sean citados.
N: Que todo el mundo haga esa pregunta evidencia el déficit democrático del Estado español. Es terrible, pero se ha normalizado.
T: Que Soziedad Alkohólika no toque en Madrid se considera normal. De todos modos, las barreras que las ponga la Policía. Si no, no estaríamos cómodos.
Publicado el 08 de abril de 2013
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