viernes, 21 de junio de 2013

Evo encabeza festejos por año nuevo aimara en sitio sagrado de Kalasasaya

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PL – El presidente boliviano, Evo Morales, participó hoy aquí en los festejos por la llegada del año 5521, como parte del Willkakuti o año nuevo aimara, la festividad religiosa más importante de su país.
Morales, junto a varias personalidades del gobierno y diplomáticos extranjeros invitados para la ocasión, aguardó la salida del sol y encabezó la ceremonia, que comenzó con una ofrenda a la Pachamama o Madre Tierra.
Las ofrendas se colocaron en el sitio sagrado de Kalasasaya, o Templo de la Piedra Sagrada, en Tiwanaco, un lugar donde las civilizaciones antiguas comprobaban con exactitud los cambios de estaciones y el año solar de 365 días.
Los festejos se iniciaron al llegar la noche pasada, con la despedida del sol en las colinas del cerro Tunupa, en el salar de Uyuni, el desierto de sal más grande del mundo.
Después de las actividades en Tunupa, considerado un lugar sagrado para los creyentes, los amautas o sabios de la religión andina realizaron un ritual en la plaza de Tahua, municipio colindante al salar, para pedir permiso a la Madre Tierra y las fuerzas del universo para la gran celebración de hoy, la llegada del año 5521.
Alrededor de una fogata prepararon la llamada mesa, una ofrenda consistente en sebo y fetos de llama, hierbas aromáticas y hojas de coca que luego lanzaron al fuego mientras entonaban cantos rituales.
En Tiwanaco se encontraba, entre otros, el embajador ecuatoriano, Ricardo Ulcuango, quien comentó que hoy se celebra una festividad muy especial para los pueblos indígenas, porque se recibe al Padre Sol y la energía de la Pachamama.
“Es una fecha muy importante para mi país, para Perú, Argentina, Bolivia y también para el resto de la sociedad”, comentó Ulcuango, quien vestía los atuendos típicos de los indígenas de la región.
En los festejos del Willkakuti se festejó la llegada del Padre Sol y se abogó por la conservación de la Madre Tierra, en medio de vivas a la llegada de un nuevo día, del triunfo de la luz sobre las tinieblas.
Tiwanaco, a 15 kilómetros del lago Titicaca y a 72 de la sede del Gobierno, fue el centro de la civilización del mismo nombre.
Esa fue una cultura preincaica que basaba su economía en la agricultura y la ganadería, y que abarcó los territorios de la meseta del Collao, entre el occidente de Bolivia, el sur del Perú, el noroeste de Argentina y el norte de Chile.
Desde todas esas regiones irradió su influencia tecnológica y religiosa hacia otras civilizaciones contemporáneas a ella.

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