Llegó la hora de las grandes mariposas de colores elevándose levemente entre el campo de las flores, llegó el momento de tumbar tanta miseria humana vestida de Armani, señoronas teñidas de rubio, caballeretes podridos en coches oficiales, enfrascados en sus vicios caros pagados siempre con el dinero de nuestros impuestos, de nuestra sanidad, de nuestra educación pública, de la santa dignidad de los pueblos.
Siempre me gustaron los 26 de julio, huelen a veranos inundados de luz, a batallas heroicas, a guerrilleros barbudos tomando la Habana y expulsando del poder a otros ladrones del sobre, dirigidos por el derechista y asesino dictador Batista. Los mismos perros con distinto collar cabalgan ahora en la Europa de los mercaderes corruptos, los mismos miserables, los mismos bastardos que conducen a nuestro pueblo a un punto sin retorno, a la barbarie, a la esclavitud, a la muerte por hambre, mientras esta escoria se llena los bolsillos y las putrefactas cuentas corrientes de millones de billetes robados, saqueando hasta el último recurso que le queda al pueblo trabajador, arruinándonos el futuro, arrastrando al abismo a toda una generación perdida gracias a estos delincuentes de guante blanco.
Por eso este enrabietado y despierto 26 de julio debemos salir a las calles de todo el estado, a las plazas, a los caminos polvorientos, exigiendo la dimisión de los que pervierten la democracia y la libertad.
Hay miles de motivos porque en el reino de nunca jamás del todo vale ya se puede robar sin problema, siempre y cuando el ladrón robe millones de euros y si son de dinero público mucho mejor.
Un saqueo a la medida de los de siempre, aquellos que se lucran de un estado de burdel barato, bananero como su puta madre, fraguado en una transición al servicio de torturadores y criminales de guerra, que pisoteó los derechos y la dignidad de cientos de miles de víctimas del genocidio franquista.
Inundar las calles este viernes insurgente en contra de un sistema putrefacto, que propicia que esta casta siga robando millones sin que nadie los encarcele, sin castigo, impunes, con carta blanca para seguir quebrantando leyes, mientras algunos entran unos meses, como quien va de vacaciones a cualquier prisión para ricos, haciendo el perfecto paripé ante la asombrada ciudadanía, para luego ser liberados o condenados a irrisorias penas de cárcel de 6 meses que no tendrán que cumplir.
El caso es seguir abriendo la veda para el latrocinio, al mejor estilo del corrupto campanero de la “Banca Popular o Bankiosa”, para seguir chupando del bote impunemente, hundiendo en la pobreza extrema y el desamparo las vidas de millones de ciudadanos y ciudadanas, robando a personas mayores con las mafiosas Preferentes, induciendo al suicidio a quienes no aguantan más tanta basura de estado, generando hambre infantil, muertes en hospitales en vías de privatizaciones mafiosas, recortando hasta la extenuación lo poco que nos queda de lo que estos delincuentes de tabique fácil siguen llamando estado del bienestar.
El mayor problema que tiene esta gentuza es que temen a quienes no tenemos miedo, aquellos que aunque seamos presionados, perseguidos, represaliados en nuestros trabajos, en nuestras vidas, en nuestros derechos legítimos, seguimos luchando hasta la victoria, alzando la voz sin temor, riéndonos en sus petulantes caras de sus irracionales y facciosas políticas.
Si nos alzáramos todos y todas de verdad no vivirían tranquilos, se cagarían de miedo ante el pueblo levantado, sublevado contra la miseria moral de estos salva patrias del sobre y la prebenda.
Cuando sientan la detonación de un petardo cerca de sus verijas, darán tal salto que mancharán de mierda su ropa interior de marca ceñida a sus apestosos culos. El síndrome del estallido social será inaguantable para esta casta maligna de sinvergüenzas, los que mueven los hilos de este robo generalizado de derechos históricos, los que se encargan cada día que pasa de desmantelar unos servicios públicos que tantos años de sangre y luchas nos han costado conseguir.
Algunos estamos dispuestos a llegar hasta el final ¿Entienden la magnitud de estas palabras? ¿O lo entienden con el tercer ojo? ¿Quizá con las manos agarradas a los rosarios podridos y sucios de tantos pecados y crímenes sociales?
No tenemos miedo cabrones.
¡Si se puede!
#QueSeVayaLaMafia
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