Para este sábado la plataforma Taksim Solidarity ha convocado una nueva manifestación en el parque Gezi para pronunciarse contra la violencia policial y honrar las víctimas mortales de las protestas.
Las protestas, que empezaron como una acampada pacífica contra la tala del parque Gezi en Estambul y luego se transformaron en masivas manifestaciones antigubernamentales, han revelado al mundo la nueva cara de Turquía, encarnada por la llamada Generación Y o Generación de Internet, jóvenes nacidos en los años 80-90, la mayoría de los cuales estudian en las universidades o son profesionales jovenes bien educados.
“El cambio de mentalidad creada por los manifestantes es el efecto más importante de las protestas. La Generación Y fomentó el surgimiento de una cultura de empatía, que era uno de los elementos que faltan en la Turquía contemporánea”, escribe el analista político Demir Murat Seyrek en un artículo reciente.
“La mayoría de ellos son apolíticos, pero fuertes defensores de la democracia, del pluralismo, del pacifismo y de los derechos y libertades fundamentales. Ellos creen que la opinión pública debe ser preguntada cada vez que se toma una decisión sobre asuntos que pueden afectar a la vida de la gente”, escribe el analista, subrayando que las principales ‘armas’ de los manifestantes son las redes sociales y el humor.
100.000 cazuelas ‘on line’ contra Erdogan
La actividad de los manifestantes en el espacio virtual se ha desbordado, hasta el punto de que la cantidad de tuits con palabras clave superó a las publicadas durante el derrocamiento de Hosni Mubarak en 2011.
Un grupo de turcos jóvenes que reside en EE.UU. ha creado la aplicación Capulcu Tencere (Vajilla para ‘merodeadores’) que imita el ruido de la manifestación en la plaza, donde todos los días a las 21:00 los manifestantes empiezan puntualmente a hacer tronar utensilios de cocina. Más de 100.000 usuarios se descargaron la aplicación y los autores del programa planean crear la versión en portugués para los manifestantes en Brasil. “Merodeadores” fue la expresión despectiva que usó el primer ministro, Recep Tayyip Erdogan, en dirección a los jóvenes manifestantes, que la asimilaron ironicamente como su apodo.
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