HERNAN MENA CIFUENTES / AVN -Un nuevo infierno fue descubierto en medio de un paradisíaco bosque de pinos situado en California, puerta de entrada por la que a diario pasan centenares de ingenuos latinoamericanos en busca de la quimera del American Dream o Sueño Americano.
El hallazgo lo hicieron el lunes más de 29.000 presos de 22 de las 33 cárceles del Estado donde se también se encuentra Hollywood, fábrica de sueños en la que se elaboran miles de películas que presentan la mentira que exhibe el establishment como paladín mundial de la libertad, democracia y DDHH.
Se declararon en huelga de hambre para denunciar una vez más lo que ocurre en la Pelican Bay, infernal lugar en el que agonizan lentamente más de 1.000 de los 3.300 reos allí recluidos, muchos de ellos desde hace décadas, en celdas de 2 metros cuadrados, donde no penetra la luz, pues carecen de ventanas.
Los huelguistas hicieron lo mismo hace dos años, y tres meses mas tarde lo hicieron de nuevo, pero fueron engañados por las autoridades que les prometieron realizar las reformas llamadas a poner fin a la inhumana situación que allí impera desde hace 24 años cuando abrió la cárcel.
Pero su protesta justa es silenciada por la mayoría de los medios y solo algunos, junto con varias organizaciones defensoras de los DDHH, están dando a conocer al mundo las aberrantes condiciones en que viven esos seres olvidados e ignorados por un gobierno que se niega obstinadamente a devolverles de condición de humanos.
Y es que Pelican Bay es vergüenza de la Humanidad por las torturas, humillaciones y demás vejámenes de que son víctimas los presos por parte de sus carceleros, además del infame aislamiento en que transcurren sus vidas en ese antro de infamia, que como muy pocos existen en el mundo.
Son los habitantes de la Unidad de Viviendas de Seguridad, Safety Home Unit, ( SHU, por sus siglas en inglés) sórdida y siniestra sección de edificios blancos, en forma de X de la Prisión Estatal Pelican Bay, instalación gubernamental de máxima seguridad, donde los reclusos son sometidos a la privación sensorial, el aislamiento y la brutalidad.
Si el mundo se estremeció de horror e indignación al conocer los horrores cometidos en las cárceles de Abu Ghrai en Irak; de Bagram en Afganistán y de Guantánamo en Cuba, donde se siguen perpetrando torturas y otras actos de sadismo, hoy parece haber agotado su capacidad de horror al conocer lo que sucede en Pelican Bay.
Ni el filme y la novela de terror que la ficción en su máxima expresión pueda crear, pueden llegar a superan la monstruosa realidad que viven esos despojos humanos en que sus carceleros han convertido a los reclusos de Pelican Bay, muchos llevados a la locura, tras perder su lucidez y voluntad de resistencia, rotas por los abusos a que allí son sometidos.
Sin embargo, y por encima de los muros de concreto coronados con alambradas electrificadas, por los que ningún preso hasta ahora ha logrado escapar, pudo hacerlo una carta escrita por uno de ellos, que narra la espantosa realidad que allí viven esos seres humanos, considerados como “lo peor de lo peor” por las autoridades.
La misiva llegó a manos de una organización defensora de DDHH que al publicarla permitió que el mundo se enterara de la existencia de ese submundo paralelo de opresión física y mental que son las cárceles estadounidenses, diametralmente opuesto a la imagen de libertades y derechos ciudadanos que como engañosa oferta de inescrupuloso comerciante el gobierno ofrece al país y al mundo.
“Hoy ya no es ningún secreto, -comienza diciendo la misiva- que en EEUU se practica la tortura…La abrumadora mayoría de la población estadounidense viene dándose cuenta de que la tortura es tan estadounidense como las tradiciones más antiguas de este país.”
El anónimo autor, dice que “la tortura es un método bárbaro, practicado por los individuos mas inmorales y depravados, un crimen atroz contra el pueblo, evidencia de que una sociedad ya no es válida y se tiene que reemplazar, en esencia, una línea roja que el gobierno atraviesa cuando recurre a ella,” tomando inicialmente como ejemplo el caso de Guantánamo.
“Los 166 hombres que son objeto de tortura en la Bahía de Guantánamo están haciendo un sólido favor al mundo: sacrificando sus cuerpos en la huelga de hambre contribuyen a su reeducación. Estos valientes hombres, nos dan a conocer lo depravado que es el imperialismo estadounidense y qué métodos aplica contra los pueblos del Tercer Mundo.”
“Sabemos que más de la mitad de esos hombres, si se aplica la ley, deberían salir en libertad, por no tener relación con ningún crimen, pero los siguen torturando con una vida en cadenas, encapuchados y privado de todo lo que hace que una persona sea un ser humano.”
“Durante esos 100 días, sus actos han sido tan efectivos, que muchos de nosotros, presos en este centro de torturas llamado la SHU, hemos conocido más acerca de la tortura que se practica en Guantánamo, a pesar de que se nos mantiene aislados en unas celdas sin ventanas, porque nos hemos dado cuenta de que lo que vincula a la SHU de Pelican Bay con Guantánamo, es que compartimos el mismo torturador.”
…”En nuestros estudios, descubrimos que lo que anteriormente se enseñaba en la Escuela de las Américas del Ejercito estadounidense para que los dictadores lacayos de EEUU pudieran volver a sus propios países y aplicar esta tortura, ahora se practica en las prisiones de EEUU, estén en su propio territorio o en el resto del mundo.”
“Utilizan métodos para quebrarle el espíritu a cualquiera, para obligar al prisionero a hacer lo que sea con tal de que detengan la tortura, lo que incluye mentir y delatar a otros por actividades que no realizaron.”
“Algunos no aguantan la tortura y aceptan esa salida fácil, mientras que otros, como los valerosos prisioneros de Guantánamo, eligen quitarle el velo al imperialismo yanqui para demostrarle al mundo su depravación y arrojar luz sobre todos sus asquerosos elementos. Les elogiamos por esta posición y manifestamos su solidaridad con ellos.”
Para finalizar, el anónimo autor de la misiva, se refiere a la espantosa situación que vive junto con el resto de sus compañeros de desgracia en la sórdida Unidad de Viviendas de Seguridad, la SHU de la Cárcel Estatal de Pelican Bay, que quien no conoce lo que allí sucede, lo imagina como un Paraíso, y no el Infierno que en realidad es.
“Nosotros también nos declaramos en resistencia contra la tortura, el 8 de julio de este año, a fin de cumplir con nuestra parte en el desenmascaramiento de nuestros torturadores: ¡Únicamente el desenmascaramiento logrará detener la tortura!”
“Igual que nuestros compañeros de Guantánamo, muchos de los que estamos aquí, llevamos años en este centro de tortura, pero seguimos siempre aldelante en nuestra lucha contra la injusticia y seguimos aprendiendo de la experiencia de la tortura.”
“Estamos encontrando puntos en común con los otros sobrevivientes de la tortura y conociendo formas de poner una resistencia colectiva contra nuestro torturador común.”
“Resistir es vivir, rendirse ante la injustita es morir. De la Bahìa de Guantánamo a Pelican Bay, fin a los crímenes de lesa Humanidad. ¡A parar la tortura!”
Hermosa y reveladora carta la de ese hombre solitario y aislado del resto del mundo junto con mas de mil de otros presos en ese infierno que es la SHU de la Cárcel de Pelican Bay.
Un centro carcelario que curiosamente, como la de Guantánamo, fue construida en la costa de esas románticas entradas de mar que son las bahías, pero que el Imperio hizo de dos de ellas, verdaderos infiernos, convirtiéndolas en centros de infamantes acciones.
Como lo hizo durante 72 horas hace medio siglo con la Bahía de Cochinos, que escogíó como lugar del fracasado desembarco de la horda de mercenarios que envió en vana pretensión por destruir la Revolución cubana, cuyas tropas, al mando de Fidel, infligieron la primera gran derrota del Imperialismo en América Latina y El Caribe.
Y como sucedió en Bahía de Cochinos, en Guantánamo y Pelícano pronto habrá de brillar el sol de la justicia para esos seres que hoy viven sumidos en tinieblas, victimas de torturas y demás abusos físicos y mentales a que son sometidos por un sistema implacable y cruel, que como todos los imperios de la historia está inexorablemente condenado a desaparecer.
El hallazgo lo hicieron el lunes más de 29.000 presos de 22 de las 33 cárceles del Estado donde se también se encuentra Hollywood, fábrica de sueños en la que se elaboran miles de películas que presentan la mentira que exhibe el establishment como paladín mundial de la libertad, democracia y DDHH.
Se declararon en huelga de hambre para denunciar una vez más lo que ocurre en la Pelican Bay, infernal lugar en el que agonizan lentamente más de 1.000 de los 3.300 reos allí recluidos, muchos de ellos desde hace décadas, en celdas de 2 metros cuadrados, donde no penetra la luz, pues carecen de ventanas.
Los huelguistas hicieron lo mismo hace dos años, y tres meses mas tarde lo hicieron de nuevo, pero fueron engañados por las autoridades que les prometieron realizar las reformas llamadas a poner fin a la inhumana situación que allí impera desde hace 24 años cuando abrió la cárcel.
Pero su protesta justa es silenciada por la mayoría de los medios y solo algunos, junto con varias organizaciones defensoras de los DDHH, están dando a conocer al mundo las aberrantes condiciones en que viven esos seres olvidados e ignorados por un gobierno que se niega obstinadamente a devolverles de condición de humanos.
Y es que Pelican Bay es vergüenza de la Humanidad por las torturas, humillaciones y demás vejámenes de que son víctimas los presos por parte de sus carceleros, además del infame aislamiento en que transcurren sus vidas en ese antro de infamia, que como muy pocos existen en el mundo.
Son los habitantes de la Unidad de Viviendas de Seguridad, Safety Home Unit, ( SHU, por sus siglas en inglés) sórdida y siniestra sección de edificios blancos, en forma de X de la Prisión Estatal Pelican Bay, instalación gubernamental de máxima seguridad, donde los reclusos son sometidos a la privación sensorial, el aislamiento y la brutalidad.
Si el mundo se estremeció de horror e indignación al conocer los horrores cometidos en las cárceles de Abu Ghrai en Irak; de Bagram en Afganistán y de Guantánamo en Cuba, donde se siguen perpetrando torturas y otras actos de sadismo, hoy parece haber agotado su capacidad de horror al conocer lo que sucede en Pelican Bay.
Ni el filme y la novela de terror que la ficción en su máxima expresión pueda crear, pueden llegar a superan la monstruosa realidad que viven esos despojos humanos en que sus carceleros han convertido a los reclusos de Pelican Bay, muchos llevados a la locura, tras perder su lucidez y voluntad de resistencia, rotas por los abusos a que allí son sometidos.
Sin embargo, y por encima de los muros de concreto coronados con alambradas electrificadas, por los que ningún preso hasta ahora ha logrado escapar, pudo hacerlo una carta escrita por uno de ellos, que narra la espantosa realidad que allí viven esos seres humanos, considerados como “lo peor de lo peor” por las autoridades.
La misiva llegó a manos de una organización defensora de DDHH que al publicarla permitió que el mundo se enterara de la existencia de ese submundo paralelo de opresión física y mental que son las cárceles estadounidenses, diametralmente opuesto a la imagen de libertades y derechos ciudadanos que como engañosa oferta de inescrupuloso comerciante el gobierno ofrece al país y al mundo.
“Hoy ya no es ningún secreto, -comienza diciendo la misiva- que en EEUU se practica la tortura…La abrumadora mayoría de la población estadounidense viene dándose cuenta de que la tortura es tan estadounidense como las tradiciones más antiguas de este país.”
El anónimo autor, dice que “la tortura es un método bárbaro, practicado por los individuos mas inmorales y depravados, un crimen atroz contra el pueblo, evidencia de que una sociedad ya no es válida y se tiene que reemplazar, en esencia, una línea roja que el gobierno atraviesa cuando recurre a ella,” tomando inicialmente como ejemplo el caso de Guantánamo.
“Los 166 hombres que son objeto de tortura en la Bahía de Guantánamo están haciendo un sólido favor al mundo: sacrificando sus cuerpos en la huelga de hambre contribuyen a su reeducación. Estos valientes hombres, nos dan a conocer lo depravado que es el imperialismo estadounidense y qué métodos aplica contra los pueblos del Tercer Mundo.”
“Sabemos que más de la mitad de esos hombres, si se aplica la ley, deberían salir en libertad, por no tener relación con ningún crimen, pero los siguen torturando con una vida en cadenas, encapuchados y privado de todo lo que hace que una persona sea un ser humano.”
“Durante esos 100 días, sus actos han sido tan efectivos, que muchos de nosotros, presos en este centro de torturas llamado la SHU, hemos conocido más acerca de la tortura que se practica en Guantánamo, a pesar de que se nos mantiene aislados en unas celdas sin ventanas, porque nos hemos dado cuenta de que lo que vincula a la SHU de Pelican Bay con Guantánamo, es que compartimos el mismo torturador.”
…”En nuestros estudios, descubrimos que lo que anteriormente se enseñaba en la Escuela de las Américas del Ejercito estadounidense para que los dictadores lacayos de EEUU pudieran volver a sus propios países y aplicar esta tortura, ahora se practica en las prisiones de EEUU, estén en su propio territorio o en el resto del mundo.”
“Utilizan métodos para quebrarle el espíritu a cualquiera, para obligar al prisionero a hacer lo que sea con tal de que detengan la tortura, lo que incluye mentir y delatar a otros por actividades que no realizaron.”
“Algunos no aguantan la tortura y aceptan esa salida fácil, mientras que otros, como los valerosos prisioneros de Guantánamo, eligen quitarle el velo al imperialismo yanqui para demostrarle al mundo su depravación y arrojar luz sobre todos sus asquerosos elementos. Les elogiamos por esta posición y manifestamos su solidaridad con ellos.”
Para finalizar, el anónimo autor de la misiva, se refiere a la espantosa situación que vive junto con el resto de sus compañeros de desgracia en la sórdida Unidad de Viviendas de Seguridad, la SHU de la Cárcel Estatal de Pelican Bay, que quien no conoce lo que allí sucede, lo imagina como un Paraíso, y no el Infierno que en realidad es.
“Nosotros también nos declaramos en resistencia contra la tortura, el 8 de julio de este año, a fin de cumplir con nuestra parte en el desenmascaramiento de nuestros torturadores: ¡Únicamente el desenmascaramiento logrará detener la tortura!”
“Igual que nuestros compañeros de Guantánamo, muchos de los que estamos aquí, llevamos años en este centro de tortura, pero seguimos siempre aldelante en nuestra lucha contra la injusticia y seguimos aprendiendo de la experiencia de la tortura.”
“Estamos encontrando puntos en común con los otros sobrevivientes de la tortura y conociendo formas de poner una resistencia colectiva contra nuestro torturador común.”
“Resistir es vivir, rendirse ante la injustita es morir. De la Bahìa de Guantánamo a Pelican Bay, fin a los crímenes de lesa Humanidad. ¡A parar la tortura!”
Hermosa y reveladora carta la de ese hombre solitario y aislado del resto del mundo junto con mas de mil de otros presos en ese infierno que es la SHU de la Cárcel de Pelican Bay.
Un centro carcelario que curiosamente, como la de Guantánamo, fue construida en la costa de esas románticas entradas de mar que son las bahías, pero que el Imperio hizo de dos de ellas, verdaderos infiernos, convirtiéndolas en centros de infamantes acciones.
Como lo hizo durante 72 horas hace medio siglo con la Bahía de Cochinos, que escogíó como lugar del fracasado desembarco de la horda de mercenarios que envió en vana pretensión por destruir la Revolución cubana, cuyas tropas, al mando de Fidel, infligieron la primera gran derrota del Imperialismo en América Latina y El Caribe.
Y como sucedió en Bahía de Cochinos, en Guantánamo y Pelícano pronto habrá de brillar el sol de la justicia para esos seres que hoy viven sumidos en tinieblas, victimas de torturas y demás abusos físicos y mentales a que son sometidos por un sistema implacable y cruel, que como todos los imperios de la historia está inexorablemente condenado a desaparecer.
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