sábado, 24 de agosto de 2013

España - ¡Algo hay que hacer!




También los españoles hablamos mucho de política últimamente. Y qué remedio nos queda. Para algunos era una afición excéntrica. Pero para muchos otros se trata ahora de un ejercicio que han debido realizar a la fuerza. Hartos de los recortes en prestaciones básicas como la sanidad o la educación. Hartos de ver cómo políticos y sus empresarios amiguetes han saqueado las cajas de ahorro y se han quedado con el dinero de la gente, saliendo, de momento, impunes. Hartos de un sistema político amañado vendido a los intereses de grandes empresas. Hartos de la falta de oportunidades laborales (es decir, de oportunidades vitales). Hartos de tantas cosas y tantos mangantes, y sin embargo...


Y sin embargo. En cada conversación cada uno busca sus soluciones o su desahogo de acuerdo con su nivel de información, temperamento, ideología y fundamentalmente su nivel de cabreo. Pero me atrevo a decir que casi el cien por cien de las conversaciones, que no tendrán el nivel de seminarios de ciencias políticas ni de máster de finanzas internacionales, pero que son la expresión de la gente, acaba con la coletilla y conclusión final de que algo hay que hacer.


Algo hay que hacer. Algo hay que hacer. ¿Por qué la gente no hace nada? ¿Por qué la gente "no sale" a protestar? Los españoles piensan que sus compatriotas (conocidos también como compañeros de pasaporte del estado español) están más preocupados por Mourinho/Guardiola que por el desempleo y la pobreza.


Es paradójico que esa percepción que los españoles tienen de sí mismos contraste con la que se tiene fuera de nuestras fronteras, pues los medios internacionales a menudo describen la situación española como socialmente convulsa, un país con manifestaciones violentas y a punto del estallido social. En unos pocos años han aparecido plataformas y movimientos de protesta. La gente espontáneamente se junta para defender servicios básicos o pedir justicia. La nómina la podría encabezar la Plataforma de Afectados por la Hipoteca y los "indignados" del movimiento 15-M, pero hay muchas más.



Fotografía de Joseba Sainz de Murieta
Estallido social. Revolución. A juzgar por lo que escucho a diario, eso es lo que muchos añoran. Unas cuantas guillotinas en la Puerta del Sol o en la Avenida Diagonal. Una horca en la Plaza de los Luceros. Daría la impresión que muchos están esperando la señal para echarse a las barricadas y tomar el Palacio de Invierno. Sin embargo, estas personas que añoran el cambio revolucionario, son por lo general gente pacífica y de orden, que duermen mal cuando reciben una multa de tráfico.


El "Poder" lo sabe y aún así responde con aprehensión a la mínima protesta. Maria Dolores de Cospedal (no es una humorista local, es la vicepresidenta del partido del gobierno) llamó "nazismo puro" (siempre más pernicioso que el nazismo impuro o subnazismo) a los escraches. Los escraches cuyo balance en víctimas mortales y heridos es cero (menos que en la "tomatina" de Buñol). Tienen miedo. ¿Por qué?



"Algo hay que hacer, algo hay que hacer, algo hay que hacer, es que hay que hacer algo... " Seguramente no es necesario solamente salir a "tomar la calle" ni mostrar el pecho desnudo en las barricadas. Seguramente ya estamos haciendo algo. Seguramente no vivimos en la charca estancada sino en el lago del cráter de un volcán. Seguramente.


El Señor Gordo
El humor está aquí, en algún sitio
Estamos en Facebook y Twitter

0 comentarios:

Publicar un comentario