CARMEN PORTEIRO – En cualquier dictadura, la fotografía puede ser un gran instrumento propagandístico, pero hay que tener cuidado con y controlar absolutamente todas las imágenes capturadas. Adolf Hitler fue uno de esos controladores de fotos. Y estas que os muestro son ejemplos de fotos que Hitler quiso destruir.
Fueron tomadas en 1925, por petición del propio Hitler por Heinrich Hoffmann, fotógrafo oficial y amigo personal del Führer. Muestran a Hitler mientras escuchaba la grabación de uno de sus propios discursos. Son fotografías en las que gesticula y ensaya cómo debe dirigirse a su audiencia.
Están incluidas en las memorias de Hoffman, Hitler Was My Friend, publicadas en 1955. Después de ver las imágenes el retratado ordenó destruirlas (no sin razón) pero el fotógrafo no lo hizo y las publicó en sus memorias posteriormente.
La primera vez que las vi, no daba crédito, me parecían sacadas de “El gran dictador” o de una obra de teatro, con esos gestos exagerados. Pero volví y mirarlas y, después del impacto inicial, reconozco la intencionalidad con que están hechas (o eso creo). Son gestos exagerados, seguramente intencionados para estudiarse y analizarse, para ver si el lenguaje no verbal es el correcto (bajo su punto de vista, claro) para llegar a esa audiencia y generar esas respuestas que podemos ver en los documentales de Leni Rienfenstahl.
Y menos mal que no han sido destruidas, porque son importantes documentos históricos que, de no ser por la intuición del fotógrafo, no hubiesen llegado a nuestros días. Ved y juzgad por vosotros mismos.
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