domingo, 12 de enero de 2014

Protestas en Hamburgo: “¿Quién es el siguiente?”

Hamburgo
Cuando se  cumple la tercera semana desde los primeros enfrentamientos entre policía y manifestantes en Hamburgo-la frase de Richard Perle con la que abrimos este post resulta más que oportuna en tanto que inserta a los alemanes en el ciclo de protesta que abrieron las primaveras árabes. Desde entonces, 2011, y de forma metódica, la movilización ha ido saltando a distintos países, gracias al eco potenciado por el uso de las redes sociales como canales y altavoz de las demandas. Ahí están los ejemplos de España, Irán, Grecia, Portugal, Reino Unido, Turquía, Ucrania, Brasil, México o Italia.
El jefe de prensa de la Casa Blanca usaba esta expresión para resumir las líneas maestras de la política exterior defendida por George W. Bush tras el 11-S. Hoy, usamos esta frase para referirnos al sustrato que comparten las distintas movilizaciones en tanto que configuran un movimiento de protesta ante el poder establecido y que se vehiculan en la respuesta a asuntos como la falta de representatividad, carencias democráticas y especulación + corrupción como consecuencia de la ejecución del capitalismo.
Después de tres semanas, la movilización de Hamburgo ya es un tema de política nacional debido a dos aspectos: por un lado, porque la protesta saltó a otras ciudades, como Dresde, Frankfurt y Berlín; y por otro, porque la movilización viene protagonizada por jóvenes residentes en algunos de los Lander más ricos del país.
Aun así, conviene tener clara la secuencia de los hechos: en Hamburgo, la movilización tuvo tres ejes claros: la defensa del centro de autogestión Rote Flora, el futuro de los refugiados procedentes de Lampedusa y el futuro de los edificios Esso en riesgo de derrumbe y objeto de una operación de especulación urbanística. En cambio, la protesta en otros sitios, con el reflejo en los artículos de opinión en la prensa, tiene más que ver  con la manera de reprimir las protestas, sobre todo con el establecimiento de la Gefahrengebiet.
De esta forma, podemos definir la zona de peligro como una suerte de suspensión de derechos de ciudadanía en virtud de la salvaguarda de la sacrosanta seguridad que está en vigor en la ciudad desde el pasado sábado, y es precisamente este punto el que ha suscitado el debate a propósito de la convivencia entre el ejercicio de derechos de ciudadanía y la protección en términos de seguridad:
A través de las redes sociales llevan días circulando fotografías de agentes de policía registrando bolsas y comprobando la identidad de pasajeros en medios de transporte y en la calle, sin ninguna razón aparente. Y es precisamente el establecimiento de la zona de control de forma indeterminada lo que ha hecho que algunos juristas alemanes se planteen la constitucionalidad de una norma que restringe el derecho a la manifestación pero que deja claro el objetivo de la medida: La policía puede detener a una persona en la zona determinada sin más motivo que la sospecha, y allí puede interrogarla, comprobar su identidad y registrar sus pertenencias.
En los últimos días, la policía redujo la zona de peligro a una suerte de islas en las que podrían registrarse conflictos, sin que, de momento, se haya apuntado a una fecha para levantar las restricciones:
Neuordnung Gefahrengebiet Hamburg 09.01.2014
Si bien buena parte de la ciudadanía mostró su respaldo a la policía y a las autoridades tras los primeros incidentes [sobre todo tras el ataque a agentes de policía, también en sus domicilios], en los últimos días cobra fuerza la oposición a la extensión de la suspensión de derechos sociales en las áreas acotadas. Así, algunos manifestantes ignoraron el toque de queda sugerido por la policía (a las 20 horas) y comenzaron a manifestarse con nocturnidad y alevosía contra esta suerte de estado de excepción localizado:

Este sábado, la convocatoria se centró en uno de los símbolos de la protesta: portar escobillas para limpiar el WC. A primera hora de la tarde, los convocantes reunieron a 450 personas, que, con escobillas en la mano, continuaban así la batalla con almohadas con la que mostraron su rechazo al mantenimiento de la zona de peligro el viernes por la noche.
Estas formas de protesta, alejadas de las imágenes que vimos durante los primeros días, se insertan en la corriente de los nuevos movimientos sociales [y en el uso de las flashmobscomo cauces de reivindicaciones políticas]. Puesto que sigue el control policial sobre la zona, se pudieron grabar y difundir vídeos en los que se vio a agentes de la policía registrando a sospechosos y encontrándose entre sus pertenencias este peligro objeto propio de antisistema

Ante esta situación, el SPD defendió la necesidad de que el monopolio de la violencia siga estando en manos del Estado. El líder de los socialdemócratas advirtió de que habrá tolerancia cero contra los manifestantes y aseguró: “el monopolio de la fuerza debe permanecer con la policía y la protección de la salud de los agentes es esencial”. Desde sus filas se defendió la actuación policial como respuesta necesaria y justa a la violencia ejercida contra agentes de policía y edificios.
Por su parte, Los Verdes, que acusaron al gobierno regional de ir demasiado lejos con la instauración de la medida, que tacharon de “desproporcionada”, llevarán al parlamento del Lander una propuesta para revocar la instauración de la llamada zona de peligro, una iniciativa que será rechazada en virtud de la mayoría de la que gozan en la cámara SPD y CDU.
El establecimiento de la zona de peligro se aplica en virtud de una ley aprobada en 2005. Desde entonces, se ha aplicado en 40 ocasiones, en general como medida de seguridad en torno a partidos de fútbol u operaciones antidroga. Nunca, hasta el momento, se había aplicado de forma tan amplia en espacio y tiempo.

0 comentarios:

Publicar un comentario