La negativa a ingerir alimentos tiene lugar en el Centro de Detención del Noroeste en Tacoma, estado de Washington, donde están recluidos cerca de 1.300 indocumentados, según datos de la Oficina de Control de Aduanas e Inmigración (ICE).
Las normas de ICE establecen que cuando un preso se niega a comer durante un período de 72 horas se considera en huelga de hambre y es enviado al personal médico para su evaluación.
Ellos quieren que paren las deportaciones, y que los reúnan con sus familias e hijos, declaró a medios de prensa Angélica Chazaro, una activista local de Tacoma. Están pidiendo un trato justo porque sienten que todo el sistema está en su contra, apuntó.
Varios grupos pro inmigrantes están apoyando a los detenidos con manifestaciones fuera del centro desde el viernes pasado y continuarán, indicó Chazaro.
Según la abogada Sandy Restrepo algunos de los huelguistas enfrentan amenazas de las autoridades de ser alimentados por la fuerza si prosiguen con la protesta.
Mientras en el país crece el movimiento contra la deportación, que afecta a millones de familias, incluidos cinco millones de niños que pudieran verse separados de sus padres, en Arizona, la gobernadora Jan Brewer solicitó a la Corte Suprema el examen de una ley antiemigrante aprobada en ese estado.
La funcionaria solicitó al alto tribunal que examine un fallo que impidió a la policía detener a quienes alojen a inmigrantes que viven en Estados Unidos de manera ilegal, luego que en octubre, el Tribunal de Apelaciones del Noveno Circuito determinó que la prohibición del alojamiento era vaga y superada por la ley federal.
PL
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