"Mucho se ha escrito sobre Nirvana y sobre Kurt Cobain (...) Pero de lo que se habla poco es de las fuertes ideas feministas, anti-sexistas y anti-homofobia que siempre defendió Cobain, y por extensión Nirvana (...) Era consciente del extremo sexismo que sufrían las mujeres y nunca se había sentido muy confortable con la idea de cómo supuestamente tenía que ser un hombre y cómo debía actuar." Por Manel Ros. | |
En algún momento entre el 5 y el 6 de abril de 1994 el cantante y guitarra del grupo de música Nirvana, Kurt Cobain, se quitaba la vida de un disparo. Nirvana había sido una de las bandas más influyentes de los años 90 desde la publicación de su segundo disco Nevermind en 1991 y el estallido de uno de sus singles “Smell like teen spirit”, que llegó a número 1 de las listas en EEUU superando a Michael Jackson. El grupo, con Kurt Cobain al frente, fue proclamado por los medios y por la propia industria musical como el máximo representante de lo que se conoció como grunge y el sonido de Seattle, ciudad del noreste de EEUU, de donde eran originarias Nirvana y otras bandas como Pearl Jam o Soundgarden –época que recoge muy bien la película de Cameron Crowe Singles. El movimiento, más allá de las etiquetas, nacía en una época de derrotas tras una década de consolidación del neoliberalismo con Ronald Reagan y Margaret Thatcher al frente. Eran años, a principio de los 90, donde la juventud americana, y entre ellos Kurt Cobain, habían despertado del sueño americano. Se conoció como la Generación X, mostrada en películas como Reality Bites. Una generación sin futuro, perdida. Una generación, sin embargo, que ese mismo año vería en nacimiento de la rebelión zapatista y cinco años más tarde el nacimiento del movimiento antiglobalización con las protestas contra la Organización Mundial del Comercio. Precisamente en la ciudad que vio nacer el grunge. Desafiando los roles masculinos Pero Cobain no pudo ver todo esto. A medida que Nirvana se fue haciendo más y más famosa, a Cobain le costaba cada vez más aceptar esta repentina popularidad. La presión de la industria musical y la prensa sensacionalista fue demasiado alta. Como todo en el capitalismo, la música de Cobain se volvió una mercancía más y su grupo una máquina de hacer dinero. En la nota que dejó al morir decía: “a veces me siento como si antes de subir al escenario tuviera que fichar”. Mucho se ha escrito sobre Nirvana y sobre Kurt Cobain desde entonces. Pero de lo que se habla poco es de las fuertes ideas feministas, anti-sexistas y anti-homofobia que siempre defendió Cobain, y por extensión Nirvana. De hecho, en los últimos años Cobain fue un miembro muy activo del movimiento feminista de la época. Tanto a través de sus canciones como a través de sus declaraciones siempre trataba de dejarlo bien claro. Era consciente del extremo sexismo que sufrían las mujeres y nunca se había sentido muy confortable con la idea de cómo supuestamente tenía que ser un hombre y cómo debía actuar: “siempre he tenido un problema con lo que se entiende generalmente como macho, siempre han sido una amenaza para mí”, decía. Muy a menudo solía desafiar los roles masculinos, buscando un aspecto andrógeno, como por ejemplo en el videoclip de “In Bloom”, donde todo el grupo se viste de mujer. Algo poco habitual en aquella época. Kurt Cobain iba a menudo a las entrevistas vestido de mujer: “poniéndome un vestido demuestro que puedo ser tan femenino como yo quiera”. Una de las canciones de Nevermind, “Territorial Pissing” –”Nunca he conocido a un hombre inteligente, y si lo era, era una mujer”– es una muestra de su decepción con el comportamiento masculino, muy marcado por la su época adolescente en el instituto, donde si eras un chico tenías que ser muy macho y jugar en el equipo de fútbol americano de turno por no ser considerado gay. Fue en esa época que fue detenido por hacer unas pintadas que decían: “El sexo gay es lo mejor” y “Dios es gay”. “Ojalá fuera gay”, solía decir, “sólo para joder a los homófobos”. En el disco Incesticide, una recopilación de rarezas y temas inéditos se puede leer: “Si eres racista, sexista o homófobo, no queremos que compres nuestro disco”. Bikini Kill y Hole Una persona muy cercana a Cobain fue la cantante de Bikini Kill, Kathleen Hanna. Tanto el grupo como ella misma eran conocidas por su feminismo radical y por ser una de las impulsoras del que se conoció como la tercera ola del feminismo en EEUU, a través del movimiento Riot Girrrl. La historia dice que “Smell like teen spirit” sale de una pintada de Kathleen Hanna en la pared que decía “Kurt smells like teen spirit” (Kurt huele a espíritu adolescente). Kurt era también muy cercano al grupo femenino Hole, donde su mujer Courtney Love, cantaba y tocaba la guitarra. Love, al final de los conciertos, solía regalar la guitarra a chicas del público para animarlas a formar sus propios grupos. Hole, en aquellos momentos, era considerado un grupo feminista. Anti-violación Una de los temas que más perturbaba a Cobain eran las violaciones. No entendía cómo un hombre podía llegar a hacer algo parecido. Solía ironizar diciendo que vivíamos en una sociedad que enseñaba a las mujeres a defenderse pero que no educaba a los hombres ha no ser sexistas ni machistas. “Poly”, una de las canciones más famosas de Nevermind es una canción anti-violación. En su último disco In Utero, cuando ya eran uno de los grupos más famosos del mundo, compuso otra canción anti-violación que de forma provocadora tituló “Rape me” (Viólame). El título de la canción hizo que en muchas entrevistas tuviera que dejar claro una vez tras otra que “Rape Me” era “una canción anti-violación, déjame repetirlo, anti-violación”. Meses antes de suicidarse Nirvana tocaba en el Rock Against Rape en Los Ángeles. No se trata de poner su figura en un pedestal y mitificarla. A él no le hubiera gustado nada. Ni por su música, ni por su activismo feminista y anti-homofobia. Pero vale la pena destacar una parte de su vida de la que nunca se habla y que seguro influyó de manera positiva en muchos chicos y chicas que escuchaban su música. Que el cantante del grupo más importante del momento en EEUU explicitara su feminismo y su anti-homofobia no era poca cosa. A veinte años de su muerte, hay que recordar que se perdió un gran músico, pero también un convencido feminista que trató de romper con los roles que nos impone el sistema.
Por Manel Ros
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