Desde el 14 de octubre han empezado las protestas contra un proyecto de exploración de la compañía norteamericana Chevron en la localidad de Pungesti, un municipio del condado de Vaslui, Rumanía.
El gobierno rumano ha decidido (en contra de la mayoría de la población rumana) fracturar a la fuerza 70% del territorio de Rumanía.
Los campesinos rumanos no son ricos (si la unidad de medida de la riqueza es solamente el dinero), pero sus despensas son símbolo de riqueza – llenas de alimentos sanos – queso, miel, leche, verduras frescas y conservadas). Lo único que les queda es su vida sana en el campo, esta vida por la cual otros más ricos pagan y pagarían muchísimo.
En Pungesti, la situación sigue siendo crítica desde que el gobierno ha declarado la localidad “zona de seguridad especial”. A día de hoy la localidad permanece bajo el control de los gendarmes. Chevron continúa con sus planes de instalar la primera sonda de fracturación hidráulica, apoyada por el gobierno rumano, aunque las autoridades locales han votado el 17 de octubre, en unanimidad, la prohibición de la exploración y explotación del gas de esquisto y quieren organizar un referéndum para consultar a la población sobre el problema del gas de esquisto en su zona.
Chevron asegura que solo pretende explorar el subsuelo y que para ello posee todas las licencias necesarias. Los habitantes de Pungesti “no quieren la prosperidad de los norteamericanos, porque viven de la agricultura, y [con las exploraciones] sus aguas serán contaminadas”, explica Romania Libera.
La fracturación hidráulica levanta serios problemas en Europa (en Estados Unidos, el gas se encuentra a unos 2.000 metros de profundidad, en cambio en Europa, debido a algunas formaciones geológicas, a más profundidad, lo que plantea preguntas sobre la rentabilidad de tal acción industrial).
Otro problema que hay que tener en cuenta es de donde hay que tomar las cantidades enormes de agua requeridas (la industria habla de 10.000 m3 – 20.000m3, respectivamente 60 millones litros de agua por una sola fracturación). Todos estos problemas en las condiciones en las cuales el agua se convierte en un valioso recurso. En Rumanía en algunas zonas, debido a las sequias, la reservas de agua (en verano) están en peligro. Por no hablar de las sustancias químicas utilizadas (se habla de 600 o 700, la mayoría con efectos dramáticos sobre la salud de la gente, sobre las condiciones de vida o todo lo que significa organismo vivo, potencialmente cancerígenos y con otros efectos secundarios).
La empresa de exploración “Prospectiuni SA” ha continuado su actividad en búsqueda de gas de esquisto, aunque oficialmente se habla de hidrocarburos convencionales y no de combustibles no convencionales. Los empleados de la empresa mencionada han puesto dinamita en los terrenos propiedad privada de los habitantes de otra localidad, Razboieni, sin previo aviso y sin pedir ningún tipo de permiso por parte de los propietarios. Un domingo por la mañana, aprovechando el hecho de que la mayoría de los habitantes asistían a la misa en la iglesia del pueblo, se han presentado ahí y han empezado la actividad de exploración en búsqueda de tal combustible. Se vieron afectados sobre todo los propietarios de terrenos cuya actividad es la piscicultura. Uno de los propietarios viendo las maquinas en su terreno trabajando, dio la voz de alarma y consiguió, con la ayuda de otros propietarios y de las autoridades locales, parar temporalmente la actividad ilegal de esta empresa.
Los habitantes están descontentos con los procedimientos de la empresa de entrar de una manera abusiva en los terrenos de la gente.
Las llamas de las revueltas se extienden en todo el territorio de Moldavia. La lucha empezada por los campesinos de Pungesti ha llegado a Radeni, condado de Neamt. Ahí, las autoridades de la diputación han permitido a la empresa Prospectiuni SA explorar los terrenos de los campesinos con el mismo propósito, la búsqueda de gases de esquisto. La gente de esta localidad se ha levantado y ha protestado en contra de la actividad de dicha empresa, convencidos que tendrán el destino de los habitantes de Pungesti. Aproximadamente 50 habitantes de Radeni han bloqueado la entrada principal en el pueblo para no permitir a los representantes de la empresa entrar en la localidad. Han sido, como paso en Pungesti, dispersados y pegados por los gendarmes, pero los días siguientes han vuelto a manifestarse.
Los habitantes de Radeni conocen la historia de la empresa y no desean dejar a sus empleados explorar sus terrenos por miedo a las consecuencias de la fracturación hidráulica. Los campesinos están muy bien informados: han leído y han visto por televisión los dramas de los habitantes de Pungesti.
Según comentaba antes, el primer intento de la empresa de entrar en el pueblo fue parado por los habitantes. 50 personas del pueblo han bloqueado la calle principal, impidiendo el acceso de la empresa. Con algunas fotocopias de un papel firmado por el Presidente de la Diputación, los empleados de la empresa Prospectiuni SA han vuelto a la localidad, esta vez acompañados por decenas de gendarmes y policías, por el alcalde, para convencerlos de los beneficios del gas de esquisto. La gente no ha aguantado más mentiras y ha salido a la calle, niños, padres, abuelos, bloqueando la entrada y mandando de vuelta al alcalde y a los empleados de Prospectiuni SA. Ni las amenazas por parte de los gendarmes, ni las por parte de las autoridades no los han asustado. Algunos coches de los gendarmes y de la empresa han llegado a pocos kilómetros distancia de Radeni, en Urecheni. El alcalde de Urecheni, siendo consciente del peligro de la fracturación hidráulica, ha prohibido a la empresa entrar en su pueblo.
Por solidaridad, muchos activistas rumanos han ido a Radeni. Muy interesante es que, siguiendo las órdenes de las autoridades del condado, el jefe de la policía local ha pedido a algunos monjes del monasterio situado en el pueblo (que encabezan con valentía y en contra del silencio que se respira por parte de la iglesia ortodoxa rumana, la revuelta de los campesinos) presentar su documentación y ha informado a los campesinos que el bloqueo de una vía pública es infracción. A pesar de todo, los habitantes se han resistido y no tienen la intención de ceder.
“Han venido con gendarmes. ¡Nos oponemos! [...] La vía es pública, es nuestra, es del pueblo Radeni. [...] Ha venido el alcalde, con policías, y nos han dicho que nos demandarán. Somos 50-100 personas. ¡Que nos demanden a todos! ¿Nos quieren encarcelar a todos? No hay sitio en las cárceles para nosotros. No queremos nada de ellos. Nos han dicho que nos dan 50, 100, 200 millones lei (equivalente a 1.250 €, 2.500 €, 5.000 €) si aceptamos que entren aquí. ¡No queremos!”, han dicho los habitantes de Radeni.
Los mismos no han cedido a la presión de las autoridades y no se han dejado impresionados al ver los papeles firmados por el presidente de la diputación y repartidos por los empleados de la empresa Prospectiuni SA.
Como en Pungesti, donde ha llovido con multas y demandas judiciales como consecuencia del bloqueo de la vía principal del pueblo, en Radeni también ha empezado el acoso de la gente.
Los habitantes están seguros que eso es solamente el principio de la guerra con las autoridades: “Les hemos pedido que nos enseñen los documentos que tienen y nos han enseñado un papel firmado por el presidente de la diputación, Culita Tarata. Eso nos han enseñado ellos”, gritan los habitantes. “¿Cómo nos pueden obligar, cuando han visto que el agua y la tierra es todo lo que nos queda? [...] No los han recibido en Francia, no los han recibido en Bélgica, no los han recibido en ningún sitio (la compañía norteamericana Chevron) y han pensado así: tal vez los rumanos serán estúpidos. ¿Nos recibirán? Y siguen intentando ahora, pero los rechazan en todos los sitios. ¡Es la tierra de los rumanos! Han intentado venir, intimidarnos, pero nos hemos juntado para decirles que es la tierra de Radeni, ¡no queremos darles la tierra a cambio de veneno! ¡Nos negamos a perder nuestros derechos!”
La escena es una conocida ya en el condado de Vaslui. Nadie de las autoridades competentes ha venido a dialogar con la gente de Radeni.
¿Se repetirá la historia de Pungesti en Radeni?
Casi 40 habitantes han sido investigados como consecuencia de los altercados del mes de diciembre del 2013 en la localidad de Pungesti: 30 personas han sido multadas, el valor total de estas multas llegando a 10.000 lei (2.400 €), importante cuantía en Rumanía, sobre todo para unos campesinos que viven de trabajar la tierra y no son precisamente ricos (en dinero), pero si ricos en valores y valentía.
Parece ser que las noticias tristes no acaban aquí: el día 27 de febrero un niño de 9 años, Marian Furcelea, fue encontrado muerto al lado de un pozo de petróleo, en Prahova. Había desaparecido al mediodía, después de haber salido del colegio, pero aquella vez ya no llego a casa. Desde un primer momento los investigadores dijeron que se trataba de una intoxicación con gas. Después llego la confirmación de los forenses.
La compañía petrolera había restringido el acceso al pozo solamente en una parte, exactamente la zona de motor que mueve la sonda. No había vallas protectoras en el área donde se encuentra el hoyo de extracción y en la zona por donde sale el gas. Cualquier persona podría haber entrado ahí, como paso con Marian.
Las historias parecen no tener final: el pueblo Izvoarele se encuentra a 30 km de la ciudad de Galati en una bella zona de colinas. En septiembre del año pasado, este pueblo olvidado del mundo, que vivía su tranquilidad, se convierte en noticia como consecuencia de los innumerables terremotos (aproximadamente 220 en 2 semanas – desde el 23 de septiembre hasta el 7 de octubre). Hasta el día de hoy, todavía no hay una explicación clara sobre aquellos fenómenos. Emil Dragomir, un consejero local, recuerda: “Hace dos años vino aquí una empresa de exploración, midieron algo, pero nosotros no hemos recibido ninguna información. Quiero decirles que estos fenómenos nunca pasaron en la historia de nuestro país, ni en el mundo. Algunos fenómenos insólitos que nos han asustado porque no han sido terremotos normales. Parecía que la tierra se levantaba.”
Consecuencias: casas destrozadas, agua envenenada, animales enfermos y algunos muertos, habitantes que empezaron a tener problemas de salud. Los habitantes están convencidos que todo eso tiene que ver con las sondas de petróleo instaladas ahí, sobre todo porque ni el alcalde, ni la compañía Petrom no se han apresurado a dar alguna explicación.
La explicación del presidente de la Diputación fue la siguiente: “Esta es una explotación de petróleo, cierto, que utiliza la inyección de agua con sal, y a veces las inyecciones producen micro terremotos por fracturación, cierto, pero la casualidad es muy difícil de probar. Se puede suponer, pero demonstrar es algo más. [...] Pueden responder los especialistas…”
El primer ministro rumano, Victor Ponta, pidió a los representantes de los ministerios de Asuntos Interiores y Administración convencer a los habitantes (cuyas casas son localizadas en el área afectada por fenómenos sísmicos) cambiarse de lugar. Hasta el día de hoy no se hizo nada al respecto.
La gente ya no puede utilizar agua del pueblo. Sin tener ningún tipo de análisis, se puede deducir que ya no es potable porque se le cambio el color y el gusto, los animales siguen muriendo, la gente sigue enfermándose (simplemente porque no son tan ricos para permitirse el lujo de comprar agua) y la ayuda de las autoridades sigue sin aparecer.
Esto es lo que pasa cuando los gobiernos no representan los intereses de su gente…
Ionela Olteanu/ No Fracking en Valles Pasiegos
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