viernes, 2 de mayo de 2014

Finaciados por Estados Unidos rebeldes siembran terror en Siria con crucifixiones publicas

Los yihadistas implantan este tormento en su plaza fuerte de Raqqa



Desde que los yihadistas del Estado Islámico de Irak y el Levante (ISIL, rama de Al Qaida) se hicieron con el control de la ciudad siria de Raqqa hace ya más de un año, la lista de brutalidades y violaciones de derechos humanos atribuida a este grupo no ha dejado de aumentar. Su última salvajada es la crucifixión pública como forma de castigo, en una serie de ejecuciones ejemplarizantes.

De acuerdo con la información disponible, al menos tres personas han sido víctimas de este tormento. El primero, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, fue un presunto ladrón ejecutado de esta manera el pasado 16 de abril. Pocos días después, apareció en internet un breve vídeo en el que puede verse a un joven con los ojos vendados agonizando en una cruz, frente a un panel negro en el que se lee el nombre de este grupo radical.

Esta semana les ha tocado el turno a otros dos hombres a los que el ISIL acusó de atacar a sus militantes. «Hace diez días, unos agresores en una moto lanzaron una granada contra un militante del ISIL en la rotonda de Naim. Un civil musulmán perdió su pierna y un niño murió. De inmediato, nuestros combatientes establecieron un control de carretera y lograron capturarlos. Pudieron también detener a otros miembros de la célula», afirmó la organización en su página de Twitter, acompañando las imágenes de ambos hombres crucificados en una de las plazas de Raqqa.

Estas dos personas forman parte de un grupo de siete a los que el ISIL acusó de plantar explosivos contra militantes yihadistas, aunque, aparentemente, son los dos únicos a los que se ha sometido a la crucifixión. Un activista de la localidad, identificado como Ibrahim Alraqaui, ha difundido también fotos de esta misma ejecución en diferentes momentos, en su página de Facebook «Raqqa está siendo masacrada en silencio».
Matar para seguir al mando

«Quieren seguir al mando. Todo lo que hacen es asustar a la gente. Por eso matan a la gente en público», afirma Alraqaui en una entrevista con la cadena estadounidense «Fox News». El grupo, de hecho, ha mostrado en el pasado su querencia por las ejecuciones públicas con grandes dosis de crueldad, como forma de imponer la disciplina en las zonas bajo su control. El pasado 17 de enero, tras tomar la localidad de Jarabulus, decapitaron a diez personas y clavaron sus cabezas en picas, provocando el terror entre sus habitantes, la mayoría de los cuales optaron por huir a Turquía.

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