lunes, 7 de julio de 2014

La guerrilla de Donetsk

Vedomosti
La retirada de las milicias de Slaviansk y Kramatorsk, dos ciudades emblemáticas de la resistencia independentista, crea una nueva situación en el Este de Ucrania, donde el futuro de los separatistas dependerá en gran medida de si cuentan o no con el apoyo de la población local, comenta hoy Vedomosti.
En caso de existir ese apoyo, se podría dar un fenómeno similar al “Estado Libre y Soberano de Chiapas” en México, con su “mitológico y posmodernista defensor, el subcomandante Marcos, recientemente jubilado tras reinar durante muchos años en internet”, señala el editorial del periódico.
En cambio, sin el apoyo popular el resultado sería una banda sanguinaria al estilo de Boko Haram. Sin embargo, tanto la guerrilla antisistema mexicana como la organización extremista nigeriana son grupos armados ilegales y las diferencias entre ambas pertenecen al ámbito de la psicología y las relaciones públicas y no al del derecho.
Probablemente, las milicias del Este ucraniano esperan engrosar sus filas con numerosos voluntarios de entre los habitantes de Donetsk, ciudad a la que se replegaron tras abandonar Slaviansk y Kramatorsk. Circunstancia que les permitiría mantener la imagen de una insurgencia romántica durante un tiempo indefinido.
No obstante, confiar en el apoyo ciudadano entraña importantes riesgos, advierteVedomosti, ya que la gente se cansa termina por cansarse de las dificultades cotidianas causadas por acciones de guerra y en una ciudad grande como Donetsk, con un millón de habitantes, ese descontento podría manifestarse aún más rápido que en localidades pequeñas o áreas rurales.
La retirada a Donetsk podría significar que los milicianos han optado por las tácticas de guerrilla urbana, empleadas por organizaciones de extrema izquierda en América Latina en las décadas de 1950 a 1980.
Los guerrilleros urbanos atentaban contra el Estado asaltando edificios oficiales, comisaría de policía y cuarteles militares y tomando rehenes.
El político y guerrillero brasileño Carlos Marighella decía que la guerrilla urbana no solo debe paralizar el Estado, sino también financiarse con estas actividades. Sin embargo, de esta forma la insurgencia acaba degradándose en delincuencia callejera, algo que siempre ocurrió en el pasado con los guerrilleros urbanos, advierte el diario.

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