miércoles, 17 de septiembre de 2014

Gotas de historia contra la rusofobia.


Finlandia, Letonia, Lituania ,Estonia y gran parte de Polonia, fueron declarados países independientes y soberanos por la Revolución Socialista de Octubre inmediatamente con el triunfo del Poder de los Consejos obreros, campesinos, soldados, y los Soviets.
Ucrania jamás tuvo territorio y entidad administrativa propia antes de la Revolución, fue una insistencia directa de Lenin, el reconocimiento de su soberanía, al igual que las colonias zaristas en Asia central.
En el transcurso de la Guerra Civil, el teatro de operaciones en Ucrania, fue de los más caóticos y sangrientos. En los territorios de la Novorossia histórica, que en aquel momento no formaba parte de Malorossia (nombre que se le daba a Ucrania central en la época zarista con Kiev como capital), al ser una región industrial, los consejos obreros formaron la Republica Socialista Soviética de Krivoy Rog y Donetsk, que no llego a caer en manos ni del general blanco Denikin, ni de los nacionalistas burgueses apoyados por Alemania y el Imperio Austro-Húngaro de Petliura. Lo mismo sucedió con la Republica de Odessa y el litoral del mar Negro que llega hasta Moldavia. Dinikin y Petliura, combatían también entre ellos, pero el enemigo común, eran los rojos.
En el territorio de Malorossia, en el sur, la región de Guliay Pole, el ejército guerrillero del anarquista libertario Majno, llegaron a formar parte del Ejército Rojo de Ucrania hasta el año 20-21, siendo muy exitoso en la derrota rotunda de las fuerzas de Petliura y las de ocupación austro-alemana, así mismo infringiendo graves reveses al ejercito voluntario del general Denikin.
Los nazis rusofobos, envalentonados por la UE y los EEUU, al tirar los monumentos a Lenin, en realidad están destruyendo al fundador de su país real, no el de las leyendas nacionalistas. Por eso, las primeras reacciones contra el triunfo del Maidan, se dieron en Jarkov, y luego en otras ciudades, entorno a la defensa a los monumentos de Lenin el 3 de marzo, y no por la mítica intervención rusa, que va camino de superar las "Armas de destrucción masiva en Irak ", tanto por el tamaño de la mentira e intoxicación bélico-democratera, como por sus inevitables consecuencias.

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