miércoles, 29 de octubre de 2014

De Al Qaeda al Estado Islámico, de las Revoluciones de Colores a los movimientos de desestabilización y del H1N1 al Ébola

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Víctor Puente /  Lo que no quieren que sepas
Si hace unos días hablábamos del ébola y su posible relación con una nueva guerra psicológica íntimamente relacionada con pasadas epidemias, como la gripe aviar y posteriormente la porcina, hoy vamos a hablar de otros hechos pasados que se vuelven a proyectar en el tiempo presente y que parecen cortados sospechosamente por el mismo patrón.
Después de la mañana del 11 de septiembre de 2001, entró en nuestras vidas un poderoso temor hacia el mundo islámico de la mano de una fuerza terrorista llamada Al Qaeda y liderada por Osama Bin laden. Así, un contacto de la CIA entrenado y formado por los servicios secretos, paso a ser el enemigo público número uno de EEUU y casi del mundo. Y por si no fuera suficiente con esto, unos pocos videos caseros trucados y publicados con destreza, y manejando perfectamente los tiempos, mantuvieron la paranoia durante unos casi diez años más, alargando el fantasma del terrorismo y probablemente la vida de un, parece, hace años fallecido Osama.

Tras uno o dos años de sosiego y sometidos casi exclusivamente por el yugo económico de un crisis prefabricada, casi nada es fruto ya de la casualidad, vuelve a imperar la necesidad de alimentar el temor y surge el por tantos nombres llamado Estado Islámico (ex EIIL y ex ISIS). Una baza muy similar a la jugada por Al Qaeda, pero esta vez mucho más sólida y menos comprometida. Al fin y al cabo, no podía haberse hecho peor en anteriores ocasiones y es que después de un autoatentado perpetrado por unos supuestos saudíes se acaba invadiendo Irak en busca de las famosa armas de destrucción masiva y toda esa retahíla por todos conocida, destinada al viejo plan del ‘’Oriente Medio Ampliado’’ en donde Irak era la antesala por la necesidad de una limpieza étnica (ver artículo -1-, enlace al pie.)
Ahora unos EEUU más conscientes y más maduros, en lo militar y geopolítico claro está, se ha dado cuenta de que no es necesario formar tanta parafernalia y demoler controladamente 3 rascacielos (la dos torres gemelas más el no tan famoso edificio 7) ni hacer uso de la termita, ni cambiar las leyes de seguridad aérea, ni de tolerar que en el espacio más seguro del mundo vuele un avión secuestrado hasta impactar contra el Pentágono para justificar así un impacto del que no tenemos imágenes y en que difícilmente hubiera cabido el fuselaje. No hablemos ya de las alas del avión 77 de American Airlines, ni tantas otras molestias tan notoriamente sospechosas… Porque ahora es mucho más sencillo arrogarse como el defensor universal de los Derechos Humanos, tantas veces pisoteados y tanta veces mero papel mojado en todos estos países que se erigen como países democráticos de primer orden. Aunque, tras toda esa fachada se esconden los intereses de siempre, más perversos si cabe, encaminados a someter, controlar y oprimir y que en nada se parecen al cumplimiento de los derechos fundamentales del ser humano.
Tanto la historia pasada como la historia reciente están marcadas por estos hechos, por estas falsas buenas intenciones, por el engaño y el artificio. En el tiempo presente, son ejemplos de todo esto, los movimientos de desestabilización iniciados en Irak (un país saqueado y destruido por la ingerencia yanki), Ucrania, donde un gobierno democráticamente elegido es derrocado a través de “fundaciones filantrópicas” y departamentos de estado aparentemente pro-democráticos, pero dirigidos desde la zona por George Soros y su fundación Open Society (quien jugaría un papel primordial en la Revolución de la Rosas en Georgia) y ,por último, la recientemente iniciada revuelta en Hong kong, liderada por movimientos estudiantiles cuyos líderes han sido formados con becas en EEUU, concedidas por las anteriormente citadas organizaciones.
Estas organizaciones filantrópicas de las que hablamos, que no son dependientes oficialmente de los gobiernos y están dirigidas en muchos casos por grandes fortunas (Soros, Gates, Rockefeller,Rothschild…) o por organismos dependientes extraoficialmente de la agencia exterior americana e incluso fundaciones de los partidos como la IIR dirigida por el senador McCain, se han encargado durante años de comandar y dirigir los procesos de desestabilización conocidos como revoluciones de colores encaminados a aislar a Rusia de sus viejas colonias durante la URSS y que ahora se trasladan a China, su principal aliado, en un movimiento similar al llevado en Kirguistan en 2005 con la Revolución de los Tulipanes.
Los planes de desestabilización de los países ex URSS han sido una operación prioritaria en la agenda exterior norteamericana, la última de ellas iniciada en Ucrania, siguiendo los pasos de la Revolución Naranja de 2004, y encaminada a controlar el mar negro, punto de enorme interés geopolítico. De ahí el interés de Rusia, una vez perdido el resto de Ucrania, de promover el nombramiento de la República independiente de Crimea, para poder así salvar un poco los muebles y a la espera de ver como se resuelven los conflictos en Donetsk.
No conseguida la salida al Mar Negro desde Crimea con la inclusión de Ucrania en la OTAN y a la espera de ver qué ocurre en la guerra civil librada en Ucrania, la cual y solo una vez que todo acabe, nos permitirá ver el alcance que tiene. Aunque algunos paralelismos nos invitan a pensar en Irak y el estado desolador en que quedaría tras las pasadas incursiones yankis.
No satisfechos con todo esto, ahora se centran en China, principal aliado ruso e impulsor de la unión euroasiática, concretamente en Hong Kong vieja colonia sustraída a China por la Corona Británica y región con mayor renta per capita de toda China. De la mano de la llamada revolución de los paraguas, que se corresponde punto por punto con la actuación llevada a cabo anteriormente en Georgia, Serbia, Kirguistán y el resto de revoluciones de colores (ver EEUU a la conquista del este, documental imprescindible para entender todo este proceso -2-)
Paralelamente a estos movimientos, se esta llevando a cabo una guerra psicológica en la línea de las anteriores gripes, aviar y porcina, aunque de una mayor magnitud, por ser de mayor virulencia y causar a priori una mayor mortandad, de la mano del virus del ébola (se está hablando del papel de la fundación filantrópica de Bill Gates y su esposa en torno a la proliferación del ébola en Sierra Leona y el resto de África, hecho que nos pone una vez más bajo sospecha sobre el papel filantrópico de todas estas organizaciones, y que parecen no solo encaminadas a lavar dinero sino a algo más). Como vemos, la agenda es la de siempre, nuevos grupos terroristas, nuevos movimientos de desestabilización y nuevas guerras bacteriológicas para sembrar el temor en la población, que se corresponde con una agenda bien trazada con una serie de mecanismos habituales y que una vez finalicen, a buen seguro se encuentren con una nueva crisis prefabricada que termine por sumir a la población en un profundo estado de shock e indefensión… Una nueva forma más de reconducir a una población más que descontenta hacia los brazos del sistema, o quién sabe si a algo peor.
Víctor Puente /  Lo que no quieren que sepas

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