Escrito por Félix Román Negrín Rodríguez para Periodísmo Alternativo
Los pueblos del mundo cada día están tomando conciencia sobre los acontecimientos que diariamente se nos presenta, y cada día hay más y más gentes que luchan a favor de su superviviencia y el rechazo a las políticas de dominación por parte de una élite que se empeña en dominarnos, y destruirnos.
En términos generales, los cambios que están aconteciendo en la llamada cuestión nacional alcanzan hoy una dimensión que debemos de calificar como histórica. Si lo valoramos desde el punto de vista del balance entre los objetivos inicialmente planteados por los movimientos de liberación nacional, y los resultados catastróficos que hoy constatamos.
De las estrategias orientadas hacia la conquista de la liberación nacional de los pueblos oprimidos del mundo, por el imperialismo y el colonialismo, en particular después de la II Guerra Mundial, hoy no queda más que verificar el más rotundo de los fracasos, con nuevo modelo de opresión, donde el triunfo del neocolonialismo es absoluto, mediante renovadas fórmulas de dominación política, explotación económica, capitalista-imperialista en todos aquellos países que en su día “vislumbraron” un futuro de “independencia, libertad, democracia y bienestar”. No tenemos más que efectuar un pequeño repaso de la situación presente de todos aquellos Estados, que en su día protagonizaron procesos de liberación nacional, para convencernos de que esto no es una afirmación sin más.
Este hecho no puede ser desconocido en unos momentos en el que se hace imprescindible una nueva formulación para alcanzar la auténtica liberación de los pueblos oprimidos orquestado por las ideologías políticas del pasado, el liberalismo, y el marxismo.
Es el momento ahora, en este siglo XXI de esbozar nuevos planteamientos basados en la experiencia histórica, y no en filosofías políticas y doctrinas del pasado, que implique la definición de una estrategia verdaderamente revolucionaria y por tanto, que sea capaz de alcanzar la libre determinación de los pueblos oprimidos por el imperialismo mundial, cualquiera que sea su color o su naturaleza, en el marco de una revolución omnímoda o integral.
Hoy en este siglo XXI tenemos el planteamiento, así como el convencimiento de que el rumbo de los Estados Unidos es construir un imperio para maximizar las ganancias de la clase capitalista burguesa, a costa del sudor, de la ignorancia, y de la sangre de las masas de todo el mundo. Para lograr una máxima explotación, el capital debe aumentar y maximizar su control sobre las vidas de los
trabajadores. La lucha consiste en la supervivencia de una clase, o de la otra.
trabajadores. La lucha consiste en la supervivencia de una clase, o de la otra.
Pero… ¿cómo detendremos el alud de ataques a nuestras vidas cotidianas -a nuestro nivel de vida o a nuestros derechos civiles?. ¿De qué forma garantizaremos el futuro de la humanidad, libre de guerras, sin hambre ni persecución, y libres del terror?-.
Para responder a estas preguntas, según los intereses de nuestra clase, se requieren estrategias. Una estrategia es un plan de acción ideado cuidadosamente para lograr un objetivo dentro de una etapa específica del proceso revolucionario.
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