Investigadores han desarrollado una pila de combustible en miniatura que cuesta menos de 2 euros y puede generar electricidad a partir de la orina.
El dispositivo, una pila de combustible microbiana, podría ser utilizada para generar energía renovable en zonas remotas a muy bajo costo.
Cada una de las pilas de combustible, desarrollada por investigadores de la Universidad de Bath, la Universidad Queen Mary de Londres y el Centro de Bioenergía de Bristol, cuesta entre 1 y 2 libras esterlinas (entre 1,25 y 2,5 euros).
Las células de combustible microbianas utilizan procesos biológicos naturales de bacterias “eléctricas” para convertir la materia orgánica, tal como la orina, en electricidad.
La orina pasa a través de la célula de combustible microbiana provocando una reacción gracias a la cual, la bacteria genera electricidad. Esta se puede almacenar o utilizar para alimentar directamente los dispositivos eléctricos.
Los investigadores dicen que este nuevo tipo de célula de combustible microbiana es más pequeña, más potente y más barata que otros dispositivos similares.
Las medidas de estas pilas de combustible sólo tienen unos 2,6 centímetros cuadrados de tamaño y utilizan un catalizador de carbono en el cátodo que deriva de la glucosa y la ovoalbúmina, una proteína que se encuentra en la clara de huevo.
Este catalizador es una alternativa renovable y mucho más barata que el platino, que se utiliza comúnmente en otras células de combustible microbianas.
La Dra. Mirella Di Lorenzo, profesora del Departamente de Ingeniería Química de la Universidad de Bath, afirma: “Si podemos aprovechar el poder potencial de este desechos humanos, esto podría revolucionar la forma en que se genera la electricidad”
“Las células de combustible microbianas pueden desempeñar un papel importante en el tratamiento del triple desafío de encontrar soluciones que apoyen una energía segura, asequible y sensible con el medio ambiente, conocido como el” trilema energético'”.
Actualmente, una sola célula de combustible microbiana puede generar dos vatios por metro cúbico, suficiente para alimentar un teléfono móvil.
Se estima que el futuro desarrollo de esta tecnología podría potencialmente transformar la vida de las personas pobres que no tienen acceso o no pueden pagar la electricidad.
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