Según sostiene el politólogo Vladímir Kolotov, el líder filipino Rodrigo Duterte está arriesgando su puesto e incluso su vida en sus contantes arrebatos contra EEUU, la UE y la ONU, a causa de su lucha salvaje contra el narcotráfico en Filipinas.
“Creo que el presidente Duterte se arriesga mucho al lanzar una lucha feroz contra los narcotraficantes. Son adversarios muy peligrosos e influyentes”, afirma el experto.
De hecho la narco-mafia y sus cómplices en los círculos de funcionarios públicos ya sufrieron daños enormes en sus ingresos. Sin duda ellos pueden participar en un golpe de Estado contra el presidente actual y posiblemente lo estén planeando.
El profesor está seguro de que el mandatario filipino conoce bien la amenaza.
“Cuando miles de personas murieron a manos de la narco-mafia, Occidente y EEUU permanecieron callados. Pero tan pronto la población se levantó para protegerse, los llamados ‘activistas de derechos humanos’ se pusieron a escandalizar”, manifestó.
Además, añadió, obviamente a un “líder ambicioso y fuerte como Duterte” no le gusta que otro país interfiera en los asuntos internos de Filipinas. También cabe recordar que la presencia de las bases militares en suelo filipino tiene sus implicaciones: Estados Unidos cuentan con posibilidades extraordinarias para poder influir sobre su política interna y externa.
Las acciones del presidente filipino no caben en los conceptos practicados por Occidente, planteó el experto en seguridad, Yevgueni Mijáilov. Y acotó que, Duterte de hecho está fuera del control y es independiente en sus acciones.
Son exactamente este tipo de líderes los que se convierten en el blanco principal para Estados Unidos que se ha acostumbrado a dominar e imponer su orden.
“Seguro que para Occidente es mucho más fácil controlar los países cuando están sumergidos en anarquía y delincuencia. El caos controlado es la táctica favorita de Estados Unidos. No me sorprenderé si EEUU trata de sacudir a Filipinas y de derrocar a Duterte, para incrementar su dominio en la región Asia-Pacífico”, subrayó Mijáilov.
Por consiguiente, si Filipinas se deshace de las bases militares norteamericanas, será un golpe significativo contra las posiciones de Washington y un gran paso en el camino de la restauración de la independencia completa de la nación, recalcó.
Después de todo, un país donde hay presencia militar estadounidense no puede ser considerado un Estado soberano e independiente, sostuvo.
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