viernes, 21 de abril de 2017

Argentina: colectivo Ni Una Menos se opone a medidas represivas del gobierno de Macri

Desde el Ministerio de Seguridad en Argentina se propone endurecer las penas y disminuir las excarcelaciones, pero el colectivo Ni Una Menos señaló que eso no es una solución al problema y se opone a que se utilicen recientes femicidios para avalar la represión estatal. Una de las oradoras se autodefinió como "feminista y anticarcerlaria, aunque pueda sonar una contradicción".

“Como ustedes bien saben, el derecho penal llega tarde: se activa cuando estamos muertas”. El mensaje es directo y tiene un claro interlocutor: el gobierno de Mauricio Macri en Argentina y sus medidas represivas. Ayer, en el Senado, el colectivo Ni Una Menos (NUM) presentó su documento para tomar parte, por primera vez convocada al Congreso, en un debate público sobre políticas que atañen a las mujeres.
Precisamente, el documento de NUM salió a responder “No en nuestro nombre” en torno a la polémica intención del gobierno macrista de modificar la ley de ejecución penal, la 24.660, que rige la progresividad en las excarcelaciones, después de la reciente violación y asesinato de Micaela García. Dicha modificación propone obstaculizar o impedir las salidas transitorias y libertades condicionales hasta que se cumpla la condena en forma efectiva,” como si la prisión (el sufrimiento, porque en estas cárceles se trata de eso) extendida fuera la solución mágica”.
En ese sentido, tal como señala el periódico argentino Página 12 el mensaje de NUM fue concreto y comenzó sin medias tintas: “Las enormes movilizaciones que atraviesan el país desde el 3 de junio de 2015 cuando salimos a las calles con la consigna de Ni una menos no piden más penas, no piden menos libertades. Piden más prevención y más cuidado, más igualdad y más justicia.” Sin embargo, unas horas antes, pletórica, la ministra de Seguridad Patricia Bullrich lanzaba ante el mismo público, preocupantes cifras sobre reincidencia de condenados por violación, aunque sin citar ninguna fuente que avale esos números.
En esa misma dirección, la antropóloga Rita Segato fijó posición, como especialista en estudios sobre la violencia machista, contra la idea que promueve el proyecto.  Con un pin en su solapa en el que se leía “Vivas nos queremos”, Segato se declaró “feminista y anti carcelaria aunque parezca una contradicción”. ¿Cómo puede ser eso?

Foto: Gustavo Yuste
Segato sostuvo su argumento, el cual sorprende por su lucidez y coherencia, que se proyecta sobre el pensamiento del colectivo Ni Una Menos: “El violador es un síntoma social. La ley que consigue tipificar el delito de abuso sexual solo captura la punta del iceberg. Y no se puede castigar todos los episodios de violencia machista porque sería imposible para una sociedad. Ni alcanzarían las cárceles”, sostuvo Segato y agregó que “la única certeza es que la solución no es ni más pena ni más cárceles”. El concepto atacó al riñón de la propuesta de endurecimiento como solución: “Las cárceles son una escuela para generar nuevos violadores”.
Luego, cuando las representantes de NUM, Vanina Escales y Mariana Carbajal, tomaron la apalabra, se hizo referencia a una realidad tan cruel como esclarecedora: el 3 de junio de 2015, cuando se realizó la primer marcha de NUM, cada 30 horas se cometía un femicidio (a cifras de 2014). Los reclamos en ese entonces fueron precisamente sobre prevención, políticas públicas, más cuidado, más igualdad, más justicia. “Dos años después, seguimos pidiendo lo mismo”, sostiene el documento. Que no se atendió ni se atiende el reclamo lo trae a cuenta la cifra que actualizó NUM y que como señala el texto, “es escalofriante”: “Cada 18 horas, una mujer es asesinada por el hecho de ser mujer en Argentina”.
“El endurecimiento de la penalización –sostuvieron las integrantes del colectivo– y la ampliación de condenas no disuade los crímenes contra la vida. Es demagogia punitiva ante la indignación social”. También señalaron que ante los operadores de la justicia, las voces de las mujeres víctimas de violencia machista están “bajo sospecha” y “es parte de las complicidades que fundan un garantismo misógino que trivializa y minimiza las violencias que nos afectan”, y “el punitivismo” que “no es menos machista: al grito de más cárcel evita el análisis oportuno y preciso que permitiría estrategias de prevención y cuidado que efectivamente salven vidas”.

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