El Gobierno de Evo Morales no descarta que la CIA y la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA) trabajen en la clandestinidad en territorio boliviano, lo cual constituirá en una violación a la soberanía de esa nación que mantiene rotas sus relaciones con la Casa Blanca.
“Ni la Central de Inteligencia, ni la Oficina Antidrogas de Estados Unidos operan oficialmente en Bolivia, pero tal vez sí lo hagan en forma encubierta”, ha afirmado este viernes el vicepresidente boliviano, Álvaro García Linera, citado por la agencia oficial ABI.
“Sabemos que algunos organismos de inteligencia y espionaje de Estados Unidos actúan en la clandestinidad”, ha dicho Lineras al ser consultado por la prensa si agentes norteamericanos de la CIA y la DEA trabajan encubiertos en planes de cooperación al desarrollo que desarrolla la Casa Blanca en ese país.
“Esperamos que no sea así, pero es probable y sería lamentable, mucho más si en la actualidad Bolivia y Estados Unidos tratan de construir relaciones de respeto a la soberanía de los pueblos”, ha expresado.
El Gobierno de Morales expulsó en noviembre de 2008 al embajador estadounidense y a los agentes de la DEA acusándolos de apoyar supuestas acciones conspirativas organizadas por la oposición conservadora en Bolivia.
La Casa Blanca contestó a esta medida expulsando al embajador boliviano en Washington, aunque esto no afectó a algunos programas de cooperación conjunta entre ambas naciones, entre ellos los proyectos de colaboración judicial. Sin embargo, desde entonces ambos países mantienen rotas sus relaciones.
Morales ha reiterado recientemente que mientras sea presidente la DEA no regresará a Bolivia y que la lucha contra el narcotráfico será asumida por su Gobierno, sin injerencia extranjera.
“Esperamos que no sea así, pero es probable y sería lamentable, mucho más si en la actualidad Bolivia y Estados Unidos tratan de construir relaciones de respeto a la soberanía de los pueblos”, ha expresado.
El Gobierno de Morales expulsó en noviembre de 2008 al embajador estadounidense y a los agentes de la DEA acusándolos de apoyar supuestas acciones conspirativas organizadas por la oposición conservadora en Bolivia.
La Casa Blanca contestó a esta medida expulsando al embajador boliviano en Washington, aunque esto no afectó a algunos programas de cooperación conjunta entre ambas naciones, entre ellos los proyectos de colaboración judicial. Sin embargo, desde entonces ambos países mantienen rotas sus relaciones.
Morales ha reiterado recientemente que mientras sea presidente la DEA no regresará a Bolivia y que la lucha contra el narcotráfico será asumida por su Gobierno, sin injerencia extranjera.
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