“Si yo fuera español sería un indignado”
Frase pronunciada en España por Leonel Fernández, como dominicana, quiero decirle Señor Presidente, que no solo los españoles pueden indignarse.
Los dominicanos tenemos razones que superan en mucho, los motivos de los indignados españoles.
La ética me impide irme a las Setas a proclamar junto a los sevillanos, una indignación ajena, tengo en cambio, el derecho de gritar aquí mi indignación con usted y su gobierno.
¿Porqué mi indignación? Nos han vendido la idea de que vivir bajo supuesta democracia, nos hace libres, errónea creencia y usted lo sabe Presidente, puede alguien decirme donde está nuestra libertad?
Aparentemente somos libres, tenemos potestad para escribir y decir todo lo que nos venga en gana, pero ¿Es eso suficiente?
Usted presume en sus viajes, en charlas y reuniones con personajes y mandatarios internacionales, de una falsa prosperidad en nuestra economía, cena en Navidad con familias pobres, se lamenta de que el mundo, no ha estado a la altura con Haití, yo le pregunto Presidente, ¿Ha estado usted a altura de nuestras expectativas?
¿Cree que eligiendo a una familia pobre para cenar en Navidad, compensa a los cientos de dominicanos que esa misma y otras muchas noches, no tienen nada para comer?
Usted sabe que no podremos resistir el proyecto de ley aprobado, que más de un 70 por ciento de esos impuestos, los pagaremos nosotros, ¿Donde estuvo su defensa a su pueblo?
Parte de mi indignación, compartida con millones de paisanos, radica en la indiferencia, el irrespeto a la ínfima condición humana, la falsedad y desigualdad.
Declaró un imaginario plan de austeridad, sin embargo, no bajaron los sueldos ostentosos, ni se interrumpieron viajes fastuosos con gastos de cientos de millones en dólares, ni comisiones que “nos representan” internacionalmente, funcionarios, familiares, amistades, que salen del país a darse la gran vida, gastando el dinero que puede quitar el hambre, suplir programas educativos, salvar vidas a dominicanos que pasan hambre, no pueden estudiar o mueren en hospitales sin servicios.
Irónicamente, días después, nombró viceministros, vicecónsules, diplomáticos, en la Cancillería y países extranjeros, políticos y amigos beneficiados con su decreto.
No digo nada de los muertos por Cólera, que aumentan por días, de atracos y muertes violentas en nuestras ciudades que se han convertido en sitios de terror por la inseguridad.
Esta justificada indignación, alcanza a mucha gente que le rodea, caciques cuya jerarquía los endiosa, son dueños de un poder absoluto que usan en propio favor y de los suyos.
Usted aprovecha días especiales para erogar pensiones a granel, ¿Sabe si todos los pensionados caben dentro de esa gracia, mientras a muchos que realmente necesitan esos recursos, le son negados?
Dígame Presidente, donde está su conciencia?
La donación de cabañas vacacionales, debe tomarse como un intercambio? Yo te doy esto, pero tácitamente te conviertes en aliado de mi gobierno, sobre todo en este año declarado de “transparencia y fortalecimiento de la institucionalidad”, lo que digas, debe favorecerme.
Mi indignación nace por el desamparo en que vivimos, no vale honestidad ni estudios, hay que ser “enllave” de políticos de turno, involucrarse en negociaciones ilícitas a gran nivel, para merecer un sitial en la sociedad, “negociar por lo alto”, montarse en yipeta del año y hacerse socio de alguien importante por aquello de “lavar” la honra ¿O los millones?
A usted Presidente, le comparan con Balaguer, es posible, pero creo recordar que Balaguer, además de su política odiosa para muchos, tenía la cualidad, de permitir al pueblo que llegara a él, ¿Argucia o espontaneidad? Lo mismo da, lo relevante es la atención que en determinado momento precisamos de nuestros gobernantes. A usted apreciado Presidente, para hablarle, hay que ser de su misma “estirpe”, el dominicano común no tiene acceso al presidente que con su voto, elevó al “trono”.
Como puede ver Presidente, para indignarse, basta con ser dominicanos, claro, usted no tiene motivos para estarlo, pero a los miles de dominicanos excluidos de los beneficios de su régimen, nos sobran razones para sentirnos indignados.
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