En Estados Unidos, nación a la que muchos aún consideran como ejemplo democrático y libertario,los cuerpos policiales acuden con frecuencia a instituciones educativas a someter a niños y adolescentes como si fueran delincuentes comunes, so pretexto de contribuir con la formación de los estudiantes.
En Estados Unidos ni los niños escapan a la brutal represión
Un hecho nefasto, triste y patético ha estado en boca de muchos durante los últimos días: se trata del arresto reciente de una “infractora” de apenas 6 añitos en una escuela, nada más y nada menos que en Estados Unidos, el país que se autocalifica como el paladín de la libertad y la democracia en nuestro planeta, como ejemplo a seguir en materia de Derechos Humanos. Aunque usted no lo crea, amigo lector, en la nación norteamericana los cuerpos policiales acuden con frecuencia a instituciones educativas a someter a niños y adolescentes como si fueran delincuentes comunes, so pretexto de contribuir con la disciplina y la formación de las nuevas generaciones. Para ello cuentan con el aval de la comunidad profesoral, evidentemente incapaz de solventar situaciones de “mala conducta” en los estudiantes. A continuación un extracto de la noticia que reseña el arresto de Salecia Johnson, la niña “infractora” de 6 años:
“Una niña estadounidense fue esposada y llevada a una comisaría de Policía después de protagonizar un “berrinche” en su escuela en el estado de Georgia.
La chiquita, identificada como Salecia Johnson, comenzó a quitar el empapelado de las paredes y romper algunos inmuebles de la clase, hecho que causó daños leves al director del centro educativo, tras caer sobre él una estantería del aula.
En vista de la situación y sin poder calmarla, el personal de la escuela avisó a la Policía, que acudió al lugar y procedió a la detención de la infractora, a pesar de su corta edad. Asimismo, los agentes la esposaron y la llevaron a una comisaría.
Los padres de la niña quedaron estupefactos cuando la vieron con esposas en las manos y tratada como si fuera una adulta” (“En Estados Unidos arrestaron a una niña de 6 años por disturbios en clase”, http://uol.elargentino.com/nota-178747-Arrestaron-a-una-nena-de-6-anos-por-disturbios-en-clase.html).
La chiquita, identificada como Salecia Johnson, comenzó a quitar el empapelado de las paredes y romper algunos inmuebles de la clase, hecho que causó daños leves al director del centro educativo, tras caer sobre él una estantería del aula.
En vista de la situación y sin poder calmarla, el personal de la escuela avisó a la Policía, que acudió al lugar y procedió a la detención de la infractora, a pesar de su corta edad. Asimismo, los agentes la esposaron y la llevaron a una comisaría.
Los padres de la niña quedaron estupefactos cuando la vieron con esposas en las manos y tratada como si fuera una adulta” (“En Estados Unidos arrestaron a una niña de 6 años por disturbios en clase”, http://uol.elargentino.com/nota-178747-Arrestaron-a-una-nena-de-6-anos-por-disturbios-en-clase.html).
Para colmo la policía de Georgia asegura que sus efectivos procedieron adecuadamente contra la niña, y que para aplicar la ley no debe haber distinciones ni excepciones; en otras palabras, el cuerpo armado en cuestión considera que para llevar a cabo un arresto no hay diferencia entre un adulto violento, por ejemplo, y un jovencito que haga algunas travesuras dentro de un salón de clase. ¡Increíble, pero cierto¡. Ahora bien, si tan nefasto hecho sucediera en algún país “hostil” a Estados Unidos, de inmediato reaccionarían con horror los hipócritas dirigentes de las organizaciones defensoras de los Derechos Humanos en el territorio norteño y en otras naciones del Mundo Occidental. Dirigentes que callan ante las constantes agresiones que las fuerzas armadas imperiales y las de sus aliados globales efectúan contra mujeres, ancianos y niños en el orbe entero, incluyendo la jurisdicción estadounidense.
Claro que el arresto de Salecia Johnson no es un hecho aislado en Estados Unidos. Forma parte de la pérdida progresiva de las libertades civiles en el contexto de un totalitarismo en ciernes, cuyo objetivo es mantener el control férreo de un pueblo que podría llegar a rebelarse contra el Statu Quo limitadamente democrático. Lo sucedido con Johnson, es sólo un pequeño ejemplo de la actuación abierta e impune del aparato represivo al servicio del Estado burgués más poderoso de la Tierra, de cuyas garras ni los niños se salvan.
Ante tal deterioro libertario en Estados Unidos sólo ha habido una tibia reacción popular, limitada a algunas críticas morales y jurídicas por parte de ciertos sectores, y a una que otra protesta callejera desarticulada. Irónicamente muchos estadounidenses se indignan ante lo que consideran situaciones irregulares en muchos países del mundo, como el supuesto trato denigrante que en las naciones islámicas se da a la mujer, al menos en las que no son aliadas del águila imperial.
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