Escribir sobre lo sucedido el viernes en la noche en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) no es fácil, pues lo vivido puede escapar a cualquier objetividad posible. No obstante, y dado que los medios de comunicación, en plena emisión en directo, vertieron muchos datos errados pese a que miles de televidentes pudieron observar con sus propios ojos lo que se estaba viviendo en la UASD, considero de suma importancia hacer un poco de luz en este claro-oscuro de incertidumbres, pero eso sí, abogando en todo caso por la verdad y honestidad de los estudiantes, quienes son a fin de cuentas los que no tienen voz en esta encrucijada.
Parece mentira que a estas alturas del juego, los que nos gobiernan no recuerden de dónde vinieron, ni dónde estudiaron, ni lo que lucharon para que la universidad pública del país siguiera siéndolo y conservara su autonomía. Parece mentira que en estos tiempos en los que luchamos de forma pacífica, dejando atrás los años de inmadurez, que tanto nos exigían, dando pasos firmes en positivo, escuchando a nuestros adultos, organizándonos de manera distinta, de estar 17 días acampados pacíficamente en el recinto universitario en pos de los derechos estudiantiles (el aumento de tarifas en 52 servicios básicos, el aumento del 20% en los créditos o la subida de 200 pesos en el reingreso de estudiantes), en la noche del viernes 20 de julio, en plena misa junto al padre Rogelio Cruz, entraran de forma indiscriminada las fuerzas de seguridad de la UASD a golpe de pistola y que, de repente, los medios que han guardado silencio sobre todo esto convirtieran el problema en noticia.
Sí señores, ahora somos noticia y nuevamente acusados de actos violentos. ¡Qué injustas son a veces las cosas! Pero paradójicamente, gracias a esos medios que manipulan se puede ver claramente quiénes fueron los violentos: los violentos fueron ellos, “ideas vs balas”. ¡Admitan que no nos quieren en su universidad, que solo la necesitan para crear un nuevo mercado y que los estudiantes dentro de este mercado no representamos nada!
Yo, que viví en primera persona lo acontecido la noche del viernes, les puedo decir de primera mano qué fue lo que pasó. Lo que pasó fue que empleados de la UASD violaron los derechos cívicos y morales de los estudiantes universitarios, siendo cuatro los heridos y más de 40 detenidos en contra de su voluntad. Lo que pasó fue que el rector Mateo Aquino Febrillet violó la Carta Magna de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), dejando el fuero universitario a la altura de un Balaguer cualquiera, mintió sobre la situación real de las protestas estudiantiles y permitió la entrada de la Policía y el Ejército, siendo más de 100 los militares armados y preparados para atacar a un grupo de estudiantes desarmados, asemejados a terroristas.
El retor Mateo Aquino Febrillet ya ha violado demasiadas normas recogidas en los Estatutos de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, los cuales parece haber olvidado, pero podemos refrescarle la memoria sobre los artículos violados y recordarle que toda acción tiene una consecuencia.
Entre la lista de sus artículos destacamos el Art. 63 de la Constitución sobre el Derecho a la Educación y la Autonomía de la Universidad recogido en el punto 7. Siendo este el más importante, no queremos dejar de mencionar algunos artículos vulnerados de los Estatutos Orgánicos de la UASD entre los cuales están Cap. I Art. 3, 4, 6, 9 y 11; Cap. XIII, Art. 100; Cap. XVII, Art. 116 y 117 y Cap. XXI, Art. 145 el cual establece que el Consejo Universitario y quien ocupe la rectoría estarán en la obligación de hacer cuanto esté a su alcance para que la autonomía universitaria, garantizada en el artículo 63 de la Constitución de la República del 2010, sea respetada y que, de igual modo, la inviolabilidad de los espacios universitarios sea reconocida en la Constitución y en las leyes.
Tal como recogieron las cámaras de televisión, la policía nos subió en dos camiones y una camioneta y nos trasladaron a la Dirección Central de Inteligencia Delictiva (DINTEL), donde nos realizaron las pruebas de balística. De los cuarenta trasladados ninguno dio positivo al el manejo de armas de fuego. No obstante estamos a la espera del informe final de las autoridades competentes, quienes desmentirán finalmente la tenencia de armas por parte de los estudiantes.
Desde aquí quiero aprovechar para aclarar que la violencia siempre vino por parte de la Universidad y que las fuerzas de seguridad del Estado velaron por nuestra seguridad en todo momento, explicándonos el proceso a seguir y el por qué de nuestra situación. Por lo que agradecemos su conducta, a pesar del susto inicial recibido dentro del recinto universitario.
Es triste ver lo que sucedió, pero más triste es saber que, a pesar de los años, nuestra sociedad no avanza y repite su historia. Sagrario Ercira Díaz Santiago, en medio de movilizaciones en la Universidad Primada de América, recibió un balazo en la cabeza el 4 de abril de 1972 por reclamar los derechos de los estudiantes y la ampliación del presupuesto de la universidad, tal como acontece hoy, cuarenta años después.
Por todo ello y para que la historia no se repita, apelamos al art. 144 del Cap. XXI de los Estatutos Orgánicos de la UASD, en el que se especifica el procedimiento para la revocación de los funcionarios designados o elegidos que no cumplan con sus funciones. Desde luego que el rector Aquino Febrillet no ha cumplido con lo establecido, y ha abusado de su poder para mentir y manipular los medios a su antojo, por lo que exigimos su renuncia.
Sabemos que los días que se avecinan no son fáciles, que nos siguen amedrentando a base de violencia, y que quieren silenciar nuestras voces, pero hoy más que nunca debemos tener en cuenta de que en esta lucha no estamos solos, nuestros amigos chilenos, puertorriqueños y demás compañeros latinoamericanos, que viven esta misma situación, deben ser un espejo en el que mirarnos y seguir velando por la paz y la unidad universitaria: “palos y lanzas podrán herirme, pero jamás podrán acallar mi alma”.
Rubén Rodríguez
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