agencias / estambul
Por tercer día consecutivo, la plaza de Taksim, en el centro de Estambul, se llenó ayer de manifestantes que reclamaban la dimisión del primer ministro del país, el conservador Recep Tayyip Erdogan. Unas protestas que se extendieron por todo la nación, con más de 90 ciudades que salieron a la calle, y que culminaron con 730 personas detenidas y más de un centenar de heridos.
En la principal marcha, miles de ciudadanos se concentraron en la calle Istikal portando banderas y exigiendo la dimisión del Gobierno. Eso sí, a diferencia de otras jornadas, en la que la represión policial fue la protagonista, la de ayer fue mucho más tranquila, debido a que el pasado sábado, el Ejecutivo dio la orden a las Fuerzas de Seguridad de retirarse del lugar. De hecho, el propio Erdogan reconoció «errores» en la actuación de los agentes y ordenó al Ministerio del Interior investigar esos presuntos abusos.
En la capital, Ankara, se produjeron, sin embargo, enfrentamientos entre manifestantes y la Policía, que respondió con gas lacrimógeno y cañones de agua a las violentas reacciones de algunos congregados, que les tiraron piedras y quemaron diverso mobiliario urbano.
Si bien la protesta inicial se dirigía contra un proyecto inmobiliario en el parque Gazi, cercano a la plaza de Taksim, ahora los manifestantes piden también la dimisión del primer ministro, al que acusan de gobernar de forma autoritaria.
El jefe del Ejecutivo rechazó esas críticas y aseguró que no se doblegará ante las protestas opositoras.
«No tengo nada más que decir si llaman dictador a alguien que es un servidor del pueblo», afirmó el mandatario.
Asimismo, arremetió con dureza contra los manifestantes y aseguró que no tiene que pedir permiso a «algunos merodeadores» para sacar adelante sus proyectos. Además, acusó a los integrantes de las marchas en el país de saquear e incendiar las diferentes ciudades.
Pero no solo el Gobierno fue objeto de críticas. También la población lamentó la falta de información sobre las actuaciones por parte de los medios de comunicación turcos, un hecho que calificaron de «censura».
DOS MUERTOS. Mientras tanto, Amnistía Internacional informó de que al menos dos personas han muerto y más de 1.000 resultaron heridas en las manifestaciones del viernes y el sábado, unos datos que no fueron confirmados por el Gobierno de Ankara, que sí constató que 10 personas se encuentran hospitalizadas en estado grave a raíz de las protestas en Estambul.
Los disturbios comenzaron después de que la semana pasada la Policía se empleara con dureza para desalojar a los concentrados en la plaza Taksim, que habían acudido al lugar tras conocerse la intención de las autoridades de construir en el parque de la plaza viviendas y un centro comercial.
Ante la oposición de los congregados, los agentes emplearon cañones de agua, gas pimienta y cargaron con sus porras para proceder al desalojo del lugar, lo que provocó la indignación de la oponión pública turca y animó a más ciudadanos, incluso de otras localidades, a salir a las calles a protestar contra la represión del Ejecutivo central.
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