De David Salomón Jodidovich Bronsteinberger
La mujer que ven en la primera fotografía es una madre de familia kurda de la ciudad siria de Kobani que se enlistó valientemente en las milicias de defensa sirias para combatir al grupo terrorista Estado Islámico que actualmente asedia dicha ciudad. Hace unos días ella fue capturada, ultrajada y decapitada por esos transtornados terroristas, dejando a sus dos pequeños hijos en la horfandad pero muriendo en el honor y la gloria de su guerra antiterrorista.
Lo que resulta inaudito es que mientras estas mujeres luchan valientemente sacrificando sus vidas por sus hijos, por sus familias y por su patria; los miserables regímenes de EEUU, Francia, Inglaterra, Alemania, Canadá, España, Italia, Israel y otros sigan enviando toneladas de armas a estos mal paridos, sigan entrenando a miles de ellos en campos de entrenamiento clandestinos en Turquía, Arabia y Jordania para seguirlos infiltrando en Siria e Irak; sigan destinando miles de millones de dólares y euros para financiar el terrorismo más brutal que ha visto la historia moderna.
Esa gente de mierda de los países mencionados que controla todo esto no merece la más mínima miserocordia; la tortura y la muerte serían mucha indulgencia.
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