sábado, 6 de agosto de 2016

Están de regreso, el FMI vuelve a Buenos Aires

Nuevos vientos soplan en Argentina y de eso se ufana el gobierno del presidente Mauricio Macri, que tras la visita del secretario de Estado estadounidense John Kerry, recibirá a una misión del Fondo Monetario Internacional (FMI) después de diez años de ausencia.
Una suerte de “deshielo” a la argentina, un virulento contraste de los años en los que gobernaron Néstor Kirchner y Cristina Fernández (2003-2007 y 2007-2015), aunque también Latinoamérica era distinta, con gobiernos como los de Lula da Silva o Dilma Rousseff, en Brasil, o el fallecido Hugo Chávez, en Venezuela.
Por primera vez desde 2006, el FMI realizará entre agosto y septiembre un intercambio de información con Argentina para cumplimentar el Artículo IV, que obliga a todos los países miembros a permitir auditorias de su programa económico, se supo de fuentes oficiales.
“Estamos dando un vuelco fuerte en las relaciones internacionales, no sirve estar aislados del mundo”, dijo un asesor del Gobierno argentino en materia económica.
“Las revisiones del FMI fueron frenadas por el kirchnerismo en la última década”, informó.
Los representantes del Fondo que llegarán a Buenos Aires estarán encabezados por el encargado del organismo para la Argentina, el italiano Roberto Caldarelli. Pasarán doce días en Buenos Aires y dialogarán con funcionarios del ministerio de Hacienda y Finanzas, del Banco Central, y también con miembros del sector privado.
“Medirán la sensación térmica del país y evaluarán el estado de las cuentas fiscales. Obviamente, pueden darnos sugerencias y hasta objetar algunas decisiones”, dijo un cuadro técnico del gobierno de Macri.
Tras la visita elaborarán un informe que será elevado al directorio del FMI a mediados de octubre, y que sería tratado en noviembre. Es clave el reporte para que Argentina pueda acceder a créditos, dicen desde los despachos oficiales.
El fallecido expresidente Néstor Kirchner frenó las auditorias del FMI en 2006, aunque para lograrlo debió cancelar al contado la deuda con el organismo por casi 10.000 millones de dólares.
Esa decisión se justificó como un gesto de independencia contra un FMI que tuvo un rol feroz contra Argentina tanto en la década del ’90, cuando el liberal Carlos Menem gobernaba al país, como en el estallido de la crisis económica de 2001, que derivó en la caída del gobierno del radical Fernando De la Rúa y el default.
“La maniobra de traer de nuevo al FMI puede ser ventajosa para Macri, pero corre un alto riesgo y puede volverse muy en su contra”, advirtió un economista, exministro de Economía, hoy en las filas de opositores al gobierno conservador.
“La ciudadanía tiene una pésima imagen del FMI, puede ser irritante un regreso de sus expertos a analizar las finanzas. Y encima, en medio de un tarifazo (aumento de las tarifas de servicios públicos) que fue frenado por la Justicia, con una inflación en alza y salarios depreciados”, acotó.
“Además, los funcionarios del FMI no tienen rubores a la hora de plantear exigencias, me pregunto qué pasaría si discrepan con ciertas medidas económicas del macrismo, y, más aún, si piden más recortes, más impuestos, más ajustes. Un clásico. Puede ser complicado para este gobierno, que ahora parece desviarse de su estrategia económica y hasta vacilar”, disparó el exministro.
El diario Clarín informó que la intención del Gobierno es además, desanudar los acuerdos que la administración Kirchner tejió con el Club de París, en otro giro de diferenciación con sus antecesores.
Mientras, algunos sindicatos se aprestan a iniciar protestas y a endurecer posiciones contra el Gobierno. De hecho las tres confederaciones generales de trabajadores más fuertes van camino a unirse en una sola y fuerte central obrera.
Los referentes de las tres CGT se reunieron en un plenario en el que lanzaron fuertes críticas contra el gobierno por las medidas económicas, en especial por el tarifazo en los servicios públicos. Participaron Hugo Moyano, Luis Barrionuevo y Antonio Caló, entro otros, históricos líderes gremiales.
“Tenemos que actuar con inteligencia, estamos ante un gobierno que es débil, que pensaba que porque ponía a los CEO iba a resolver los problemas. Toman una medida y luego la retrotraen, dicen que están aprendiendo, espero que aprendan rápido porque si no estamos todos jodidos. Y que tengan la humildad de reconocer que se equivocaron y que consulten”, disparó durísimo Barrionuevo.
Así, la primavera austral se avecina con un horizonte tenso y complicado para el Gobierno argentino, que sigue recibiendo guiños de aprobación desde el exterior.
De hecho, ayer en Buenos Aires, el secretario de estado Kerry aseveró que el gobierno de Macri “va por el camino correcto”, lo que puso exultantes a los funcionarios.
“Estamos volviendo al mundo”, repiten desde la Casa Rosada, sede del gobierno argentino. Aunque, en el frente interno ya se ven nubes de tormenta.
Ansa

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