Más inconsistentes aun resultan candidaturas como las de Max Puig-APD y Eduardo Estrella-DxC
Narciso Isa Conde
La alternativa a lo imperante es inseparable del cambio del modelo neoliberal de dominación y del remplazo de las instituciones y entidades que le sirven de instrumento.
El neoliberalismo es privatización de lo público y lo social, mercado como Dios de la economía, desprotección nacional (“libre comercio” y “libre flujo de capitales”), desregulación financiera, flexibilización para exprimir la fuerza laboral, egoísmo filosófico, comercialización de la política y contrarreforma institucional en pos de la “democracia neoliberal”.
El Estado delincuente y la narco-corrupción son consustanciales al neoliberalismo y se potencian mutuamente. El patriarcado, el racismo anti-haitiano, el adulto-centrismo, la homofobia -cada vez más endurecidos- son muy funcionales a él.
Quienes no enfrentan esos pilares del neoliberalismo, no actúan como fuerzas alternativas a él; como no son alternativos a la partidocracia, quienes no asumen el reemplazo de las instituciones y las bases jurídico-políticas ajustadas a la reproducción del poder omnímodo del mercado, la gran propiedad privada y la corruptela política reinantes.
En ese sentido discursos como los que hasta ahora exhiben candidaturas como las de Guillermo Moreno-AP y Julián Serrulle-Frente Amplio, autodefinidas como de “centro” o “centro-progresista”, carecen de contenido impugnador del modelo y el orden institucional imperantes; limitándose a atenuaciones de sus ejes ríspidos, promesas de limpieza ética, institucionalización, redistribución de ingresos, reformas fiscales e incentivos a la producción. La desprivatización, el desmonte del modelo neoliberal en su conjunto y la construcción de una nueva institucionalidad, no brillan en sus expresiones reformistas.
Más inconsistentes aun resultan candidaturas como las de Max Puig-APD y Eduardo Estrella-DxC, una recién salida del gobierno neoliberal y corrupto de Leonel Fernández-PLD (después de acompañarlo durante 11 años) y otra de las peleas internas del PRSC, sin ruptura con el pensamiento de Balaguer. Ambas más limitadas programáticamente, la APD proclive a negociar con el PLD, como sectores del Frente Amplio a entenderse con el PRD y…
Ser alternativo, en fin, no es solo crear un partido o un frente al margen del PLD, PRD o PRSC, o separarse temporal o definitivamente de ellos.
Es mucho más. Es confrontar el modelo neoliberal y sus fuerzas de sustentación oligárquicas, partidocráticas e imperialistas. Es optar por la transición a una sociedad post-neoliberal, desde la auto-determinación, la soberanía popular, la justicia y la democracia real.
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