I
Primero Justicia: organización fascista dirigida por H. Capriles R.
Por Narciso Isa Conde
Desde finales del siglo XX, América Latina y el Caribe han sido escenarios de una cuarta oleada de cambios políticos en dirección al rescate de la independencia, la modificación de las instituciones estatales (en el sentido de más democracia y participación popular) y las transformaciones sociales progresivas; expresándose ésta con diferentes grados de radicalidad por países.
Es la cuarta, si situamos la primera a finales de los años 50 y principio de los 60 (a raíz de la victoria de la revolución cubana y su formidable onda expansiva), la segunda en ocasión de la victoria de Salvador Allende y la Unidad Popular y en el espacio del Cono Sur, y la tercera en el contexto de la revolución sandinista y el auge de las insurgencias centroamericanas.
Esta cuarta ola, todavía inconclusa, fue desatada por el zapatismo insurgente en Chiapas-México y, sobre todo, por la insumisión cívico-militar bolivariana en Venezuela; rápidamente convertida en la primera gran victoria popular, en medio de la hegemonía y los estragos sociales del neoliberalismo.
Su epicentro se ubica en el Norte de Suramérica, con flujos expansivos en dirección al Sur profundo y a Centroamérica, produciendo, en comparación con el pasado, un cambio espectacular en la correlación de fuerzas a favor de la independencia continental, de las reformas con vocación revolucionaria y de otras más limitadas, pero de corte antineoliberal.
La contraofensiva imperialista frente a esa ola latino-caribeña -después de derrotados sucesivamente el intento de golpe de estado y el paro petrolero en Venezuela- tomó cuerpo a raíz del criminal golpe de estado en Honduras, del reforzamiento de la ocupación militar en Haití, de la imposición del el fraude electoral a favor de la derecha mexicana, de los triunfos de las fuerzas conservadoras en Chile, Costa Rica, Panamá, y del golpe institucional en Paraguay, ahora vertido hacia las urnas amañadas.
Sin embargo, en sus principales componentes y sus dinámicas fundamentales el proceso hacia la nueva independencia no pudo ser revertido con esos contra-ataques. El curso progresista de los procesos en Nicaragua, Brasil, Uruguay, Argentina Venezuela… fue nueva vez confirmado en las urnas; mientras avanzaron los procesos integradores a través del ALBA, UNASUR Y CELAC, cada uno con propio impronta.
Y ahora, en ese contexto, EEUU y la extrema derecha venezolana, envalentonados por la muerte inducida del comandante Chávez y por su crecimiento en votos, ha optado por desplegar un intenso plan desestabilizador que precisa ser enfrentado con determinación dentro y fuera de Venezuela.
II
EEUU ataca Venezuela
El proceso hacia la Revolución en Venezuela ha sido el principal factor catalizador de la cuarta oleada transformadora por la segunda independencia continental, confabulándose reiteradamente sus enemigos para generar fascismo, planes de desestabilización, agresión y, en última instancia, intervención y guerra, como ha acontecido en otras latitudes.
Porque Venezuela bolivariana ha sobrevivido con gallardía al delicado impacto de la dolorosa muerte del comandante Chávez y porque desde el nuevo gobierno presidido por Nicolás Maduro, se promete lealtad al valioso legado del comandante eterno y a las luchas libradas por ese heroico pueblo, ese proceso ha sido sometido a un nuevo, agresivo y peligroso plan desestabilizador de factura imperialista.
“La invasión – afirma el intelectual venezolano Julio Escalona- es un hecho. Bandas de narco-paramilitares han ocupado zonas fronterizas, barrios, campos, cárceles; controlan el contrabando de gasolina, bienes de Mercal, tráfico de armas, sicariato, tráfico de drogas… Con redes "populares" lanzan invasiones de terrenos que negocian con gente pobre fortaleciendo su base social; secuestros exprés, motines carcelarios, guerras de pandillas, atracos, desorden urbano… La vida cotidiana convertida en un infierno. Con guerra mediática y psicológica, fomentan desestabilización, inseguridad y miedo, bases del fascismo. Con participación de fuerzas de derecha y funcionarios públicos corruptos van constituyendo un poder paralelo.”
En su versión actualizada ese plan desestabilizador ha arrancado con el desconocimiento de los resultados electorales, con la negación de parte de Obama y Capriles de la legitimidad mundialmente reconocida del nuevo gobierno chavista y con la puesta en marcha de una especie de “golpe judicial” desde tribunales internacionales bajo tutela estadounidense, exhibiendo un fuerte tono fascista.
Incluye también persistentes programas de desabastecimientos, trajines paramilitares y conspirativos, activación del para-militarismo colombiano al interior de Venezuela, movilizaciones sediciosas, y otras iniciativas del naciente neo-fascismo alimentado por la lumpen-burguesía; apuntando todo esto a subvertir las instituciones vigentes, imponer un gobierno de derecha y extender el contra-ataque a los procesos no subordinados a los designios imperiales.
Venezuela es el blanco principal inmediato de ese plan imperial, precisamente por su condición de pionera y de factor impulsor de la cuarta oleada destinada a desplazar a EEUU de su proclamado “patio trasero”. Pero en verdad la teoría del dominó vuelve a acariciar la cabeza tozuda del Tío San: después vendrían Ecuador, Bolivia, Cuba, Nicaragua…
Y esto amerita un persistente concierto de movilización interna en Venezuela y una ascendente solidaridad mundial hasta derrotar políticamente esos funestos designios de EEUU y sus socios.
P/D: Versión resumida de Ponencia “La Cuarta Oleada Continental y el Contra-ataque de EEUU y la Derecha Venezolana”, presentada en Jornada Antiimperialista del 23 y 24 de marzo en Maracay Venezuela, previamente publicada en dos artículos en diario El Nacional de Ahora (domingo 26 de mayo y domingo 2 de junio).
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