Por Bienvenido Scharboy
La conducta homofóbica y antidemocrática de los y las “representantes” de la sociedad civil que organizaron la actividad, fue disfrazada bajo el cantinflesco, ridículo e insostenible argumento de que la representación de la comunidad GLBTT portaba la bandera que identifica a este grupo; pero nunca le informaron al prohibirle hablar, esta supuesta razón, lo que se hubiera resuelto subiendo a la tarima sin el estandarte que tiene un arcoíris que simboliza la diversidad.
Esa fue la insubstancial justificación que tuvieron personas que se autoproclaman como luchadores y luchadoras por la democracia para negarle un turno a la representación de una población discriminada, que sufre todos los días la pesada carga de los estigmas en su contra, además de las vejaciones y agresiones a que es sometida constantemente.
¿Con qué moral los organizadores y organizadoras de la protesta contra el retroceso en el CPP, pueden exigir respeto a los derechos humanos, si discriminaron a la comunidad GLBTT?
¿Demostraron con su actitud que en su interior subyace una cultura homofóbica?
¿Con ropaje democrático practicaron una cultura autoritaria, discriminatoria de las personas por su orientación sexual?
¿Tendrán moral para levantar un discurso por la igualdad y el respeto a la diversidad?
No creo que de ahora en adelante, quienes subieron a la tarima a demandar más democracia en el sistema político dominicano, tengan autoridad moral para exigir que se cumpla el Artículo 2 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos que dice “Toda persona tiene los derechos y libertades proclamados en esta Declaración, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición”.
Mucho menos para demandar el cumplimiento del Artículo 39 de la Constitución dominicana que sobre el derecho a la igualdad establece que “todas las personas nacen libres e iguales ante la ley, reciben la misma protección y trato de las instituciones, autoridades y demás personas y gozan de los mismos derechos, libertades y oportunidades, sin ninguna discriminación por razones de género, color, edad, discapacidad, nacionalidad, vínculos familiares, lengua, religión, opinión política o filosófica, condición social o personal”.
Con simples excusas no se borra una cultura intolerante y antidemocrática, como las que dieron convocantes de la referida protesta. No se puede tolerar que entre supuestos aliados y aliadas se margine a un colectivo o población discriminada y más si provienen de personas autoproclamadas como defensoras de los intereses del pueblo dominicano y de las comunidades excluidas.
En futuras convocatorias de protestas, para apoyarlas primero hay que ver quiénes las promueven, pues, en muchos casos sólo utilizan a las organizaciones y personas independientes como carne de cañón, a fin de llenar el espacio y demostrar una capacidad de movilización que no tienen. Sin embargo, discriminan a grupos que si aportan con su presencia militante, sea de la comunidad GLBTT, organizaciones políticas, sindicales, barriales o populares.
Mucho ojo y que sirva de experiencia, porque recordemos “no todo lo que brilla es oro”.
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