viernes, 29 de agosto de 2014

Inicia en Argentina huelga nacional convocada por Trabajadores y partidos de izquierda; reclaman mejor salario

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Buenos Aires.- Las tres centrales obreras opositoras a la presidenta Cristina Kirchner intentarán hoy paralizar el país con una huelga nacional, la segunda del año, por mejores salarios, en un país con síntomas de recesión, inflación sin tregua e incertidumbre financiera.
Los partidos de izquierda se anticiparon un día y organizaron ayer piquetes en puentes claves que enlazan con la periferia, e incluso marcharon al Congreso con consignas contra el gobierno de la presidenta Cristina de Kirchner.
Grupos sindicales y partidos de izquierda radicalizada realizaron desde la madrugada cortes y piquetes en los principales accesos a Buenos Aires para impedir el paso de algunos transportes públicos, como taxis y autobuses que no se plegaron al paro, hacia la Capital, que a diario recibe a más de un millón de personas desde la periferia, que suma a su población de tres millones de habitantes.
Maquinistas de trenes, bancarios, portuarios y camioneros son algunos de los poderosos gremios convocantes, pero no lograron sumar a los choferes de autobuses, transporte crucial que en el primer paro, el 10 de abril, vació de gente las calles.
El gobierno dijo que el paro es un derecho constitucional, pero Kirchner exhortó a través de Facebook el martes a que los argentinos cuiden “lo que se ha logrado” desde 2004 con una política de consumo y empleo.
La economía muestra caídas desde abril, aún moderadas como para considerar al país en crisis, pero son duras las secuelas de suspensiones y despidos en industrias estratégicas como la automotriz.
Según los sindicatos, la inflación anual mayor a 30% castiga sin piedad a los asalariados y el desempleo pasó de 7.1 a 7.5 por ciento. Las demandas formales de la huelga son derogar el Impuesto a las Ganancias, que cada día pesa más sobre los salarios y aumentar subsidios familiares.
Pero el telón de fondo de la movilización es la implacable puja interna dentro del gubernamental peronismo, cuya ala de centroizquierda está en retirada ante la imposibilidad constitucional de Kirchner de competir en 2015 para una segunda reelección.

Los sondeos marcan que dos peronistas estarán de nuevo en la lucha por el poder, uno de ellos aliado circunstancial de Kirchner, Daniel Scioli, gobernador de la provincia de Buenos Aires (la más poblada), y el otro enemigo feroz de la mandataria, el diputado Sergio Massa.
“No hay ninguna duda de que éste es un paro de naturaleza política. Gran parte de estos sindicalistas integran el alineamiento del arco opositor”, dijo el jefe de gabinete, Jorge Capitanich.
Bajo la consigna “Patria o buitres”, Kirchner recuperó parte de su debilitada imagen al demonizar a los fondos especulativos que ganaron un juicio en Nueva York para cobrar 100% de bonos en mora, lo que derivó en un supuesto “default selectivo” (cese parcial de pagos) de la deuda argentina.
Pero la tensión rebotó en el mercado cambiario, donde el precio del dólar informal logró una brecha de 70% con la cotización oficial, si bien analistas afirman que grandes empresas presionan por una devaluación para mejorar las alicaídas exportaciones.
Los manifestantes entregaron un petitorio en el Parlamento para reclamar que se prohiban los despidos y suspensiones por un año, la derogación del impuesto sobre los salarios medios y altos.
También piden la reapertura de las negociaciones paritarias, debido a la inflación, que acumula 16,7% entre enero y julio, según datos oficiales y casi 40% de acuerdo a la medición de consultoras privadas que difunde la oposición en el Congreso.
Además de la Central de Trabajadores de Argentina (CTA), participan de la marcha agrupaciones políticas de izquierda como el Partido Obrero (PO), el Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS), el Movimiento Socialista de los Trabajadores (MST), y los maoístas de la Corriente Clasista Combativa (CCC), entre otras.

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