Una jornada con tres marchas de estudiantes, profesores y familias, con cerca de 200 mil asistentes, repudió en la capital de Chile la represión policial. La policía respondió abandonando las calles a la violencia.
Esta evidencia obligó a la policía a reconocer lo que había negado: una agresión que tiene al estudiante Rodrigo Avilés en peligro de muerte. Uno más de una larga lista.
La jornada empezó temprano, con miles de estudiantes secundarios en dos marchas simultáneas, que se encontraron.
El gran acontecimiento político vendría por la noche.
Y al final de la jornada una inmensa manifestación de solidaridad y lucha por la educación, que el Gobierno y el país no pueden ignorar.
Cerca de 200 mil personas coparon la principal avenida de Santiago.
Por cerca de una hora la policía desapareció de las calles, que fueron ocupadas por pequeños grupos organizados y sin control. Un claro mensaje: es la represión o el caos.
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