Más de cuatro décadas después de la legalización del aborto en Estados Unidos, el aspirante a la candidatura presidencial por el partido Republicano Donald Trump levantó una polémica al decir que debe haber “algún tipo de castigo” para las mujeres que aborten, en el caso de que esta práctica vuelva a ser criminalizada.
La afirmación le valió a Trump numerosas críticas, incluidas las de grupos de activistas que se oponen al aborto pero que consideraron la posición de Trump como extrema.
Posteriormente, el magnate corrigió su afirmación en una declaración en la que señaló que el castigo debe ser aplicado solo al médico o a la persona que realice el aborto.
“La mujer es una víctima en este caso al igual que es la vida que lleva en su vientre. Mi posición no ha cambiado”, señaló en un comunicado divulgado por su equipo de campaña.
Pese a que fue legalizado hace más de 40 años, el aborto sigue siendo un tema políticamente muy sensible en Estados Unidos.
Una sentencia de la Corte Suprema legalizó el aborto en Estados Unidos en 1973, por lo que esta práctica sólo puede volver a ser penalizada por otro fallo de ese alto tribunal o por una reforma de la Constitución.
La posición oficial del partido Republicano sobre este tema es que el aborto debería ser ilegal.
No es la primera vez que Trump es criticado por su postura ante el aborto. Él se declara contrario a esta práctica “con excepciones”.
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