Entre 2011 y 2014, Coca-Cola gastó de media más de seis millones de dólares (unos cinco millones de euros) al año en este tipo de acciones. PepsiCo gastó tres millones y la Asociación de Bebidas de EE UU, un millón, según el estudio.
Coca-Cola y Pepsi destinan millones a evitar que sus nombres queden vinculados a los cada vez más crecientes índices de obesidad. Así, un estudio acaba de publicar la lista de asociaciones científicas, médicas, universidades y agencias del Gobierno a los que pagan los gigantes de los refrescos en EEUU para tapar su vínculo con lo que ya se empieza a considerar como una epidemia en dicho país.
El consumo de bebidas azucaradas ha quedado constatado como una de las grandes causas de obesidad. Cada lata de refresco contiene 40 gramos de azúcar, densidad bastante más alta que la de los 25 diarios que la Organización Mundial de Salud (OMS) considera adecuada.
Un nuevo estudio publicado por el American Journal of Preventive Medicine detalla que dos de los principales fabricantes de bebidas azucaradas a nivel mundial, Coca-Cola y PepsiCo, financiaron en EE.UU. a 96 organizaciones clave en la promoción de hábitos saludables y la lucha contra la obesidad o la diabetes. Y ello con el fin de limitar las críticas científicas a los refrescos y restar apoyos a las leyes que limitan su consumo.
La Asociación de Diabetes de EE UU, la Fundación de Investigación de la Diabetes Juvenil o la Sociedad Americana de Cáncer figuran en la relación de entidades receptoras de fondos. En ella también aparecen la mayor asociación de médicos del país, la AMA, la Cruz Roja, o incluso el Centro de Control de Enfermedades, órgano dependiente del gobierno estadounidense que vela por la promoción de hábitos sanos.
Práctica extendida nivel mundial
“Nos hemos centrado en EEUU, pero el número de entidades que reciben fondos de estas dos empresas en todo el mundo debe ser mucho más alto”, explica Daniel Aaron, investigador de la Facultad de Salud Pública de la Universidad de Boston y coautor del estudio.
La investigación resalta el caso de la ONG Save the Children, que apoyaba los impuestos a los refrescos, pero que dejó de hacerlo en 2010 después de recibir más de cinco millones de dólares de Coca-Cola y PepsiCo en 2009.
Entre 2011 y 2014, Coca-Cola gastó de media más de seis millones de dólares (unos cinco millones de euros) al año en este tipo de acciones. PepsiCo gastó tres millones y la Asociación de Bebidas de EE UU, un millón, según el estudio.
Sin embargo, otras como la Academia de Dietética y Nutrición o la Academia de Pediatría de EEUU rechazaron cualquier tipo de inyección económica procedente de ambas multinacionales de bebidas.
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