Donald Trump aprobó este fin de semana una de las medidas más coercitivas que se recuerdan de los últimos años: vetar la entrada a Estados Unidos a refugiados e inmigrantes de siete países de mayoría musulmana. Irak, Irán, Sudán, Somalia, Siria, Libia y Yemen. La medida no solo atañe a las personas oriundas de esos lugares, sino también a aquellos ciudadanos que ostenten la doble nacionalidad y una de ellas esté incluida en la lista.
La medida, supuestamente, se ha llevado a cabo como parte de una estrategia antiterrorista del nuevo Gobierno de Estados Unidos. Sin embargo, el mundo no la ha recibido así, y los principales líderes europeos y de otras zonas del globo terráqueo la han criticado duramente. Todos, menos Mariano Rajoy.
La canciller alemana, Angela Merkel, ha sido una de las más contundentes. A través de su portavoz, la germana ha asegurado que la lucha contra el terrorismo “no justifica poner bajo sospecha generalizada a personas de una confesión”, y recuerda al presidente estadounidense que la Convención de Ginebra obliga a los firmantes – entre los que está EEUU – a acoger a refugiados de guerra.
En esa línea se ha posicionado Françoise Hollande, presidente de la República de Francia. El galo afirma que “la defensa de nuestras democracias no es eficaz si no nos enmarcamos en el respeto de los principios que las sustentan, en particular la acogida de refugiados”. En ese sentido ha pedido al presidente Trump que se retracte y cancele la posición.
Como Merkel y Hollande, Theresa May, primera ministra de Reino Unido. Incluso ella, primera líder mundial que mantuvo una reunión con Trump, se ha posicionado en contra antes que Mariano Rajoy. May ha adelantado que intentará convencer a la Administración Trump para que medite el asunto.
Incluso Boris Johnson, ministro de Exteriores británico y favorable al Brexit, ha criticado severamente la medida.
Los gobiernos de Italia, Bélgica, Austria, Holanda, Canadá, Ecuador o Portugal, entre muchos otros, también han mostrado su repulsa por la medida. Sin embargo, hay tres figuras políticas que hasta este momento, mediodía del lunes 30 de enero, no se han posicionado.
Mariano Rajoy, Antonio Tajani (presidente del Europarlamento) y Jean Claude Juncker(presidente de la Comisión Europea).
De hecho, hasta hace poco ningún representante de Bruselas había mostrado repulsa pública alguna. La alta representante de Relaciones Exteriores y de Política de Seguridad de la UE, Federica Mogherini, ha compartido su disconformidad y preocupación.
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